Lluvia
Las gotas de lluvia
son lágrimas de las nubes
que quieren volver al mar,
porque los rayos del sol
las llevaron para el cielo
y solo quedó la sal.
Lluvia
Las gotas de lluvia
son lágrimas de las nubes
que quieren volver al mar,
porque los rayos del sol
las llevaron para el cielo
y solo quedó la sal.
Reynaldo Pérez Só
1
Un poema lleva a Dios, pues un poema es una
forma de Dios. No es el hombre quien habla, es Dios, solamente Dios por medio
del poeta. Salomón no nos canta en El Cantar de los Cantares, es Dios,
de aquí el misterio del verdadero poema.
2
El demonio hace poesía a la inversa.
3
La primera línea del poema es el
poema. La última, reitera con otras palabras la primera. Las líneas centrales
son meramente puentes para que la cabeza y la cola se confundan, en
circunferencia.
4
Unos preguntan por el valor de sus poemas. ¿En qué sentido? Si el valor se refiere a los ajustes formales posiblemente estén bien o mal. Existen normas que se aprenden por medio de manuales o simplemente estudiando a los poetas, sus mejores poemas, libros. Si un texto se imita bien, el poema estará, formalmente logrado. Es truco, mero truco. Engañabobos.
Adrián Ferrero
Es cierto que determinadas
competencias o prácticas sociales vinculadas al orden de la escritura creativa
(y la lectura), suman a ella conocimientos o bien productos de la imaginación
creativa. La escritura creativa también se alimenta de la captura de las
ciencias, las ciencias sociales u otras humanidades. Sin embargo, no caería con
ello en un simplismo errado. Tal reduccionismo no favorece el abordaje de la
lectura desde muchas perspectivas. La lectura, la traducción y la escritura,
para el caso, pueden ser analizadas como las distintas fases de un mismo proyecto creativo. En efecto, escribir
nos conduce rumbo a todo un conjunto de hallazgos, formas expresivas, el
impacto sobre la emoción en ocasiones inesperadas, imprevisibles o no previstos
en el mapa de un texto. Acoge emociones, fantasías, descubrimientos, imágenes
plásticas o sensoriales, así como todo el resultado sobre nuestro cuerpo en el
acto mismo de leer. Cuerpo y lectura, cuerpo y escritura, entre otros factores
que rodean al uso de la palabra o su decodificación.
Lo cierto es que para saber escribir o aprender el modo de leer al shock que produce la incorporación al universo del texto (primero al orden del pensamiento, luego a una génesis y un resultado), al universo del cuerpo. Al igual que al producirla, hay algunas operaciones complejas pero claras pertenecientes al campo de los sentidos o bien de una sensibilidad corporal y mental dispuesta a desandar el camino de la producción textual para potenciar al máximo su capacidad eficaz. Incluso los provenientes de otras disciplinas, en las cuales se presenta el relato del enfoque en otro orden de esa forma. Sabemos que el psicoanálisis, es una de ellas. La psiquiatría otro tanto, entre otras.
Corpulencia
Con semejante físico, es lógico, se da el gustazo de trompear, de vez en cuando, a escogidos cretinos en tren de patoteros. Ha noqueado, por ejemplo, a energúmenos choferes de colectivos. ¿Por qué limitarse a una discusión estéril, pudiendo escarmentarlos? ¡Ha corregido a tantos, elevándolos con naturalidad por sobre su cabeza, agitándolos, hasta hacerles deponer actitudes necias, presuntamente arraigadas! Impuso siempre su corpulencia, y permítaseme enunciarlo así: su preclaro vigor, como factor desmoralizante frente a comportamientos repetitivos de groseros y malintencionados. Ya desde la niñez el admirable Hércules implementó los mentados recursos. Con las mujeres se contiene: se limita a la —también mentada— estéril discusión.
Vicente Adelantado Soriano
Antonio Machado, Proverbios y cantares
.
No recuerdo la fisonomía de la maestra que me enseñó a leer. Pero ni un solo día he dejado de evocarla. Y de darle las gracias. Recuerdo perfectamente, sin embargo, la primera mañana que fui a su escuela, en mi pueblo. Tenía yo tres años. Mi madre me llevó en brazos. Yo iba llorando a moco tendido. No quería que me sacara de casa. No quería que me privara de la plaza donde me dedicaba a pegar balonazos contra una pared del ayuntamiento. No quería, en fin, ir a la escuela. Cuando entramos en ella, me aferré al cuello de mi madre con todas mis fuerzas redoblando, al mismo tiempo, mis llantos. En vano la maestra, doña Pepita, trató de apaciguarme. Lo hizo, por el contrario, el ver a un amigo, a uno de los tantos que jugaban conmigo por las calles y los bancales. Me sonrió. Tenía un lápiz en las manos y estaba haciendo palotes. Me sentaron a su lado. Dejé de llorar.
Gustavo
Roldan
Escribir
para chicos es un oficio muy gratificante y a la vez un oficio muy poco
gratificante.
Poco gratificante porque es una literatura que pertenece al orden de lo marginal, a la que a veces se siente que se le da permiso para existir porque bueno, también conviene que los chicos lean. Pero no pasemos mucho de ahí, no vaya a ser que estos autores se crean que hacen literatura en serio. Ejemplos sobran de lo que sucede diariamente con el lugar que ocupan los libros para chicos, generalmente faltos de la legitimación que merecen tanto en academias como en universidades.
David Figueroa Figueroa
“Gran misterio: el poema contiene poesía a
condición de guardarla”, con esta paradoja, el escritor, Octavio Paz, nos trata
de indicar que la palabra al gozar de la ubicuidad, es una verdadera figura
enigmática, porque es real y al mismo tiempo está llena de imaginación, de
misterio, es ver como se convierte el polen en colibrí, es mirar a una sardina
volverse sirena o un caracol ser tan rápido que la misma gacela se queda estupefacta.
Sirven las palabras anteriores
como introito para conversar sobre dos poemarios de la escritora caraqueña, Olga
Cortez Barbera: Unicornio de papelón (2011) y Canta la cascada (2011).