Gustavo
Roldan
Escribir
para chicos es un oficio muy gratificante y a la vez un oficio muy poco
gratificante.
Poco gratificante porque es una literatura que pertenece al orden de lo marginal, a la que a veces se siente que se le da permiso para existir porque bueno, también conviene que los chicos lean. Pero no pasemos mucho de ahí, no vaya a ser que estos autores se crean que hacen literatura en serio. Ejemplos sobran de lo que sucede diariamente con el lugar que ocupan los libros para chicos, generalmente faltos de la legitimación que merecen tanto en academias como en universidades.