Corpulencia
Con semejante físico, es lógico, se da el gustazo de trompear, de vez en cuando, a escogidos cretinos en tren de patoteros. Ha noqueado, por ejemplo, a energúmenos choferes de colectivos. ¿Por qué limitarse a una discusión estéril, pudiendo escarmentarlos? ¡Ha corregido a tantos, elevándolos con naturalidad por sobre su cabeza, agitándolos, hasta hacerles deponer actitudes necias, presuntamente arraigadas! Impuso siempre su corpulencia, y permítaseme enunciarlo así: su preclaro vigor, como factor desmoralizante frente a comportamientos repetitivos de groseros y malintencionados. Ya desde la niñez el admirable Hércules implementó los mentados recursos. Con las mujeres se contiene: se limita a la —también mentada— estéril discusión.