lunes, 12 de septiembre de 2016

Donceles y el tiempo

Leandro Arellano

¿Adónde se encaminarán nuestros pasos con el advenimiento del libro electrónico? ¿La lectura en la pantalla agotará el gusto de andar hacia los estantes y rebuscar entre títulos y autores? Para quien conoce el placer de dirigirse a una librería y relegar en ella el tiempo que se desliza en la calle, supone muy contadas equivalencias. 

El comercio del libro posee referencias en autores tan antiguos como Platón y Jenofonte en Grecia, y en Roma las librerías eran conocidas ya en los tiempos de Cicerón y Catulo. Horacio cita en su obra a sus editores -los hermanos Sosii- y Marcial menciona al menos a tres de los suyos. En sus Noches áticas Aulo Gelio escribió que el primero que en Atenas dispuso libros para la lectura pública fue Pisístrato, y que los libreros romanos acostumbraban permitir la consulta de ejemplares extraordinarios mediante una cuota.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Reflexiones sobre la lectura, la escritura y los maestros

   Lydda Franco Farías

“La escritura es la lectura perfecta” 
Alfredo Chacón 
Diario El Nacional


No sé si las experiencias, las vivencias de una, y, cuando digo una, no sólo me refiero a mí, sino a todo ser humano que, por muy pobre que sea su memoria o por muy estrecha o esmirriada, siempre tiene algo que contar de sí mismo, siempre existirá una reserva de emociones, sensaciones, curiosidad de todas las cosas que ha vivido, no sé, digo, si les ocurre vivirlas con la misma magnitud e intensidad, pero, lo seguro es que hasta el menos despierto o avisado, experimenta asombros, tiene momentos en que se pregunta los cómo y los por qué de las cosas, y vive situaciones en que el dolor o el placer les despiertan una cierta intuición de lo que experimenta en el acontecer de sus días y de sus noches. Claro que, no a todos les acontece darse cuenta de lo que eso significa, ni valorar su importancia con el mismo ritmo de tiempo. Existen personas que tienen cierta capacidad para advertir la vivencia y su esplendor, si no en el instante preciso en que la experimentan, al menos pueden hacerlo al cabo de meses o escasos años. Hay también quienes aprehenden o pueden captar el resplandor y la conciencia de su propia experiencia vital de manera simultánea, pero este don es algo raro o poco frecuente. Los que hemos tenido la suerte de desembocar en la poesía, hemos podido advertir –y esto mucho más tarde- que esta excepción, que esta tendencia a tener cuerpo, alma, memoria y sentidos para el portento, para el milagro que nos puede acontecer o manifestársenos, se potencia, cobra espesor y forma en la experiencia escrita, en la plenitud del poema. Entonces, la realidad

sábado, 6 de agosto de 2016

De tontos, curiosos e indecisos (Consideraciones sobre el ensayo en la época de su reproductibilidad web)


Lobsang Castañeda

En buena medida el ensayo es un arte combinatoria, una forma compleja de escritura que aglutina y ordena elementos de procedencia distinta, materiales que, de entrada, no parecen guardar relación entre sí pero que terminan volviéndose afines debido a la pericia con la que el ensayista, esa especie de prosista todoterreno, encara su tema u objeto de estudio. La posibilidad de fraguar combinaciones efectivas, capaces no sólo de reforzar lo dicho sino de abrir nuevas perspectivas de análisis e interpretación, depende esencialmente de dos cosas: primero, del nivel de curiosidad desplegado por el propio ensayista y, segundo, de la disponibilidad de los materiales susceptibles de ser combinados. La curiosidad es el deseo de averiguar lo que a uno no le concierne y, en ese sentido, una “cualidad” enteramente particular. Los límites y alcances de la curiosidad se corresponden siempre con los límites y alcances de la personalidad que la acoge, nutre y despliega. La disponibilidad de los materiales, en cambio, se relaciona de manera directa con las circunstancias que configuran la realidad, de límites variables, en la que con osadía se desenvuelven los curiosos. Montaigne, se ha dicho hasta el cansancio, trabajaba con los materiales que su propia subjetividad le concedía pero también con las

domingo, 17 de julio de 2016

¿Por qué mantienen vigencia de los cuentos de Andersen?


  Dra. Sylvia Puentes de Oyenard



En la pequeña ciudad de Odense, en Dinamarca, un modesto zapatero —enamorado de los libros y las fantasías —y su mujer— que no tenía más horizonte que el limitado mundo circundante— compartieron la alegría del nacimiento de un hijo. El 2 de abril de 1805 llegó al mundo el poeta de los niños, día en que se celebra desde 1956 el Día Internacional del Libro Infantil.
Aunque las traducciones y adaptaciones no han sido rigurosas en la mayoría de los casos, y permanece el debate acerca de si hay que actualizar el danés antiguo al contemporáneo, los cuentos de Hans Christian Andersen (1805-1875) multiplican ediciones y captan la atención de millones de niños y niñas. Analizaremos algunas razones:

viernes, 15 de julio de 2016

La casa llena de siglos, obra del Poeta José Ochoa Díaz

 
Yony G. Osorio G.

Mirarte
con estos ojos inundados
casa mía
casa vieja
es sentir en el tiempo
que cada canto tuyo
estremece con su silencio
(Ochoa, José, 2008, p. 12)


Poeta José Ochoa Díaz
Para leer La casa llena de siglos, la “de paredes grises” (Ibídem: 12), la evocada, habitada, vivida, extrañada y poblada por otras nostalgias, aquella refundada por la palabra de José Ochoa Díaz, la receptora que atesora toda una humanidad fundida de recuerdos; recurriremos a Gastón Bachelard (1975), quien ha realizado un fundamental estudio sobre el tema de la casa, mediante el que pretendemos efectuar un ejercicio de lectura que nos permita una aproximación a esta “casa incierta” (Ibídem: 10). En tal sentido, el autor de La poética del espacio nos la define del siguiente modo: 

domingo, 3 de julio de 2016

La infancia en la poesía


Beatriz Mendoza Sagarzazu


En la actualidad, ya nadie pretende definir qué es la poesía. El mundo de hoy controversial y cuestionador ha terminado con la aceptación de verdades absolutas y es poco dado a las definiciones: Las palabras cuando de definir se trata, se refieren más a sugerencias que a realidades, ya sean estas esenciales o vivenciales. Más aun, si de poesía se trata, materia incorpórea, tan inasible como la palabra misma, su elemento óseo, sostenedor de su ser y existir. Sin embargo, con o sin definiciones, la poesía es. Con detractores, en lucha desigual contra un materialismo imperante y creciente, a pesar de un sistema de vida que parece reducir su tiempo, y del facilismo que brindan los medios audio-visuales, nadie puede negar la existencia de la poesía, una de las pocas verdades que siguen siendo evidentes por sí mismas. Y aun cuando no pueda encerrarse en los estrechos límites de una definición, su materia, quizás como ninguna otra, porque de por sí es cambiante, persiste a través del tiempo y sus espacios: La poesía como la vida es un ser, y como la felicidad un estar; un estado de ánimo cautivo y comunicante, una gracia intemporal que escapa y permanece en una red frágil pero firme y duradera. Un poco así como el perfume guardado en un envase al que de pronto dejamos en libertad: Su aroma crece y se apodera del aire y mueve íntimas vivencias y memorias.

lunes, 20 de junio de 2016

Poemas de Beatriz Mendoza Sagarzazu (1926 - 2016)




 Poeta, narradora, investigadora venezolana. Dedicada a la literatura y en especial a la literatura infantil.   



Cerbatana

La cerbatana
es muy viva.
Se come
mis maticas
y no dice
ni pío
cuando le pregunto:
- ¡Cerbatana, cerbatana!
¿dónde está
tu conuquito?



El ciempiés

El ciempiés
tiene su casa
húmeda, verde
de hierba.
Y va de prisa
en su ferrocarril,
por no llegar tarde
a la merienda.
No lo mates,
no lo mates,
que lo esperan:
su mamá
lloraría
si no llega.