Adrián Ferrero

Habitualmente,
quienes tienen la afición o bien son lectores profesionales (investigadores,
docentes, escritores, estudiosos, traductores, periodistas, varones y mujeres),
suelen hablar de la literatura refiriéndose a un cierto tipo de discurso social
con algunos atributos que lo distinguen del resto. En su caso, la literatura se
constituye en dos dimensiones. Por un lado, es un objeto de estudio, de
difusión masiva su análisis, en fuente para los docentes para dictar sus clases
y se convierte en una forma clara, a través de alguna clase de mediación,
también una forma de ganarse la vida. En esta descripción somera de dicho
discurso social, la idea de su fin es ser leído y analizado, una suerte de
objeto de estudio que la literatura por su misma índole admite ser interpretada
precisamente porque es polisemántica. En otros casos para ser traducida, para
hacer de ella un nuevo texto a partir de una lengua fuente hasta una lengua
meta. En un objeto de producción simbólica que permite democratizar, en este
último caso la literatura, atravesando fronteras geográficas, semióticas,
fundamentalmente entre idiomas. En este último caso, se trata de un discurso
intervenido por un experto en una lengua que compromete un tipo de práctica
cultural que completa un circuito que va de la escritura del autor y sus
lecturas, de la lectura del traductor hasta finalmente quedar plasmada dicha
lectura en una determinada versión. Esta lectura del traductor devenida luego
texto introduce la posibilidad de un acceso a este texto que él ha descifrado
para otro idioma. Este discurso es portador de una ideología tanto literaria
como social. La traducción es una práctica social de un alto nivel de
complejidad que propone la posibilidad de lograr una suerte de recreación de un
idioma a otro. Se ven comprometidos en esta operación un sistema de referencias
socioculturales que son y no son el texto traducido. El libro además de lanzar
al mundo mensajes (o mensajes de un universo socio semiótico a otro) se
encuentra frente a un conjunto de desafíos a resolver. Distancia o cercanía que
un profesional deberá resolver. Esos mensajes bajo la forma de textos
traducidos, tienen en la gente repercusiones o bien resonancias. Su trabajo es
lento, tanto al momento de ser leído, descifrado, como al ser descifrar. Quiero
decir: las traducciones les abren las puertas a los textos y permiten la posibilidad
de también interpretar, una vez más, textos desde nuestro idioma luego de la manipulación
de esos papeles por parte de un traductor.