Fanuel Hanán Díaz
Fui
un lector precoz. Recuerdo que un día amanecí leyendo el periódico,
tendría como tres años. Mis padres no podían creer que realmente
yo sabía leer y probaron a ponerme el periódico al revés varias
veces, pero al final los convencí leyendo en voz alta varios
párrafos al azar.
En
realidad, aprendí a leer escuchando las clases improvisadas que mi
abuela le daba a mi hermana. Y también porque desde que tengo
memoria en mi casa siempre había libros y adultos lectores. Ese
mismo año, en Navidad, el Niño Jesús me trajo una pistola de luces
y un discreto paquete en papel kraft que tenía dos libros que
cambiaron mi vida para siempre. El primero de ellos era Peter Pan,
ilustrado, y el segundo una versión en cómic de La isla del tesoro
que me atrapó de una manera adictiva. Recuerdo que esos días