(A propósito de la exposición de los libros de artista en la UNEARTE)
"La
mejor forma de decir, es hacer"
José
Martí
Roger Herrera R
Quizás
en algún antiguo códice Maya exista la sospechosa creencia de que,
tras la escritura de estos textos, no estuvo un sacerdote o un
cronista oficial de la época trazando los signos de su cultura, sino
más bien un artista, alguien capaz de expresar la ilación semántica
del dibujo, el número y la letra.
Glifos,
códigos, números, signos apetecen el papel y la gula de ciertos
creadores, que sin más advierten en cada una de sus propuestas la
impronta de lo insólito, de lo inefable; la búsqueda secreta de un
lenguaje que se divorcie de los cánones establecidos o haga trizas
las ordenanzas y postulados estéticos, para abordar muy "a su
aire" su pertinente aleatoriedad.
Hoy
quisiera referir mi llana expresión, a uno de esos seres que median
entre el sueño y la vigilia al estilo de Alfred Jarry, para luego
apoderarse de esos irregulares territorios donde habita el lenguaje
escrito y las formas visivas de la grafía. Ser que auspicia desde
sus ordenamientos estéticos, la búsqueda infinita del hacer
artístico desde los mecanismos de la imaginación y donde juegan
papel relevante el juego y la seducción de la letra y el ícono
sobre el soporte.