David Figueroa Figueroa
“Para
hacer esta muralla, traíganme todas las manos:
los negros, sus manos negras, los blancos, sus
manos blancas”
Nicolás Guillén
La vida de este médico revolucionario, escritor y poeta, siempre
estuvo llena de un sinnúmero de vicisitudes, debido a su inquebrantable posición
de hombre entregado a la lucha en pro de
una Venezuela, donde la mayoría pueda disfrutar de iguales derechos.
Nos dejó libros de ensayos, monografías,
entrevistas, poéticamente, tenemos: Ancho
río, Alto fuego, (1975), Sol, solo
sol, (1987), poemas,1987, Pico,pico solorico,
poemas para nietos y el origami para una
mariposa, (1993).
En este trabajo solamente me referiré al
poemario, Ancho río, alto fuego, libro traducido al ruso en 1980, aquí encontramos
diez años de su producción. Al leer el poemario notamos que está pleno de
solidaridad, un respirar humano va de página en página, siendo la nota mayor el amor a carta cabal hacia todo aquello
llamado pueblo, el poeta con un lenguaje
sencillo-sublime, y a veces lírico nos presenta universos poblados de seres
arropados de clara ternura, poesía medularmente
sincera, anegada por los cuatro costados de fraternidad, leamos:
Reclamo a
Neruda
Con qué derecho
Se ha muerto usted.
Poeta,
Sin pedirle permiso a nadie.
No,
Usted no tiene
razón
En eso de dejarnos
huérfanos,
Desheredados de esos
versos tan suyos
Que producen
escalofrío.
Aún es tiempo, vuelva.
Ande, no sea soberbio.
Recítenos, sí, recítenos
Hasta su
nunca
próxima muerte.
En el prólogo de Ancho río, alto fuego, del notable escritor
venezolano, Miguel Otero Silva , encontramos: “Eduardo Gallegos Mancera
caligrafía sus versos como un iluminado, como si una fuerza exterior le llevara
la mano, para pasmo y envidia de aquellos escritores que consumimos largas
jornadas en el suplicio de la creación y nos coronamos de espinas en el
calvario de las correcciones”.
El humor es otro
elemento muy corriente en la poesía de Gallegos Mancera, humor que va del blanco
al rosa, y del rosa al negro. El poeta sabe que la palabra juega diferentes
roles de acuerdo a su aplicación en los textos. No existen cosas que este don
del hombre no transforme en belleza, pues goza indudablemente de la magia y la
ubicuidad de acuerdo a la utilización de la metáfora y otras figuras
literarias. Es importante anotar que el poeta tampoco ignora que el acto
poético llega a causar risa, enojo, delicia, asombro y hasta Revoluciones.
Un tal Giordano Bruno.
De tanto Ícaro
Se
le fundieron las alas
Del
sueño,
Del
sueño de ver
Por
el ojo de la cerradura
Las
entrañas del cielo.
Color
de hombre
Picasso
Pintó
el mundo
Al
óleo.
Y
luego lo deshizo
En
tres grandes cubos:
Paz,
demonio y carne.
J. A. Pérez Díaz, es
muy certero cuando dice: “Alto fuego que
nos abraza, en tu cristalina fe y abnegada pasión, y nos ejemplariza por la
generosa postura y voluntarioso valor para consumir en el incendio de la lucha
toda las horas de tu existencia. Ancho Río, que nos arropa con el
desbordamiento de tu escondida ternura, ese aspecto inédito. En la vida de los
luchadores políticos, al parecer construida de duro material incombustible a
los afectos.”
En algunas páginas
canta el poeta a sus hermanos que en la dura lucha han quedado en el camino, camaradas
que siguen vivos en nosotros y en la esperanza de ver soles nuevos en casi todo
el globo terráqueo.
La última página del Diario
Iba
tranquilo,
Hacia el encuentro con la leyenda.
Sus
labios apenas
Se movieron.
Mátenme,
no me vejen
(Apresuró
el paso,
Con las dos piernas
quebradas)
Soy
el Che,
¿Qué esperan?
(La
hiena temblaba,
Él sereno)
¿Qué
esperan?
Su
orden,
Comandante Guevara.
Una vez confesó: “Hago los versos de prisa, especialmente
después de jornadas agotadoras de trabajos, o cuando voy volando en un avión, que es uno de los sitios donde
me siento más inspirado. No corrijo jamás mis poemas. Me parecería una traición
a mí mismo”
Concluyo esta ojeada
al libro Ancho río, alto fuego con
un texto donde observamos un cosmos de lirismo y la palabra llena de una poesía
deslumbrante.
INGENUIDAD
Cae
rauda del cielo la estrella, quebrándose en mil trozos
En
las rotas aguas del riachuelo.
Cree ingenuo el riachuelo haber roto un
trozo de de cielo.
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