jueves, 11 de julio de 2019

“De chica me hubiera gustado perderme en un libro de Mark Twain”

 
Laura Calvo responde “En cuestión: un cuestionario” de Rolando Revagliatti


Laura Calvo nació el 7 de diciembre de 1949 en la ciudad de Laprida, provincia de Buenos Aires, la Argentina, y desde 1980 reside en la ciudad de Bariloche, provincia de Río Negro. Asistió como invitada al Festival Latinoamericano de Poesía de Rosario (1996), a sucesivas Ferias Internacionales del Libro en Buenos Aires, al Festival de Tango de Granada (2002) y al Festival Internacional de Poesía en el CCK (FIP 2017). Actúa como Jurado en concursos de carácter local, provincial y nacional y en encuentros y festivales en Bariloche. Es coordinadora de talleres de escritura. Obtuvo primeros premios y menciones por su obra poética y narrativa. Como cantautora, grabó dos CD con el compositor Roberto Navarro: “Poetango” (2002) y “Poetango 2” (2004). En coautoría con Graciela Cros, Manuel

viernes, 31 de mayo de 2019

Celia Viñas y la Literatura Infantil


Jaime García Padrino
Universidad Complutense de Madrid


La aportación de Celia Viñas a la literatura infantil está marcada por una peculiar excepcionalidad1 Aunque sus creaciones contaron con una limitada difusión en vida de la propia autora, pasado el tiempo es fácil reconocer los decididos propósitos renovadores que inspiraron tanto su libro de poemas dedicados a los primeros lectores con el título de Canción tonta en el Sur (1948), como su colección de relatos que, bajo el título de El primer botón del mundo y otros cuentos, presentó al Premio Nacional de Literatura 1951, pero que no vieron la luz –y en una edición póstuma– hasta veinticinco años más tarde. Son méritos que, a pesar de todo, aún están pendientes de un reconocimiento más generalizado y, en especial, de ediciones actualizadas que las acerquen a sus naturales destinatarios. 

Editada a cuenta de la propia autora, Canción tonta en el Sur resalta, por otra parte y con rotundidad, la estrecha unión entre Celia y la ciudad y las gentes de Almería. A pesar de las limitaciones de esa modesta edición,

Qué hacer y qué evitar al leer en voz alta


 Jim Trelease



Qué hacer


  • Léales a los niños tan pronto como sea posible. A más pronto empiece, más fácil y mejor será.
  • Emplee nanas, rimas y canciones para estimular el lenguaje del bebé y su escucha
  • Comience con ilustraciones sencillas en blanco y negro y léales después álbumes con mucho colorido, para despertar la curiosidad y sensibilidad visual de los niños.
  • Es muy importante que incluya libros con repeticiones en las lecturas, con bebés y niños que empiezan a caminar; a medida que crezcan, añada libros predecibles.
  • Cuando vuelva a leer un libro predecible, de vez en cuando suspenda la lectura en una palabra o frase clave, y deje que la diga su oyente.
  • Lea cada vez que usted y su hijo (o estudiante) tengan tiempo para hacerlo.
  • Establezca por lo menos un momento habitual de lectura diaria.
  • Recuerde: el arte de escuchar se adquiere. Debe enseñarse, cultivarse, gradualmente. No se adquiere de la noche a la mañana.
  • Empiece con álbumes que contengan pocas oraciones por página. Gradualmente, pase a libros con cada vez más texto y menos ilustraciones, hasta llegar a los libros por capítulos y las novelas.
  • Varíe la extensión y los temas de sus lecturas.
  • Para animarlos a integrarse en la lectura, invite a los niños a que vuelvan las páginas cuando sea el momento.
  • Antes de empezar a leer, diga siempre el título del libro y los nombres del autor y del ilustrador, no importa cuantas veces haya leído el libro.
  • La primera vez que lean un libro, converse con ellos de la ilustración de la portada. «¿De qué crees trata esta historia?»
  • Durante la lectura, comprometa a quienes lo escuchan, preguntando: «¿Qué creen que va a pasar en la próxima página?».

martes, 25 de diciembre de 2018

Chucho, Moncho y el Falcon verde


Un cuento de Navidad

Mempo Giardinelli


Cuando pongo la valija sobre la balanza son las siete de la mañana. Tengo el tiempo justo para un café; el vuelo sale en cincuenta minutos. El joven mira la foto, luego a mí, y me entrega el pase de abordar sumando dos más dos:
–Disculpe, ¿usted es el escritor?
Asiento y sonrío. Es odioso no sonreir en esos casos.
–Yo soy hijo de Chucho, y nieto de la China Luaces –dice velozmente.
Miro el gafete que el muchacho lleva colgado de la camisa, del lado izquierdo, y en el acto una historia familiar me cae encima como cielo raso descascarado. Mi memoria escanea en tropel los viejos, buenos tiempos de infancia en el Chaco. El muchacho sonríe y dice cuánto me querían su abuela y su papá cuando evocaban Resistencia, la calle Necochea y a mis viejos.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Feliz Navidad desde Papeles de la Insidia



Poemas de José  Gregorio González Márquez










Cercana la estrella

Cercana la estrella
camino a Belén
azules destella
Portal del Edén.

Tejiendo escarpines
la Virgen espera
que nazca Jesús
el Rey de la tierra.

En tanto José
le hace la cuna
con trozos de lana
y rayos de luna.

La mula y el buey
descansan en vela
entre malabares,
frondas de canela.

Pastores y cabras
al pesebre acuden
quieren conocer
al Dios de las nubes.

Un rayo de luz
anuncia la nueva
ya llega Jesús
envuelto en la estrella.

Duérmete mi bien
ramito de espuma
le canta la virgen
al niño en su cuna.


sábado, 22 de diciembre de 2018

Alejandra Correa: “Cuando pude elegir, elegí proyectarme al mundo”



Entrevista realizada por Rolando Revagliatti


Alejandra Correa nació el 12 de abril de 1965 en Minas, capital de Lavalleja, República Oriental del Uruguay, y reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Estudió Periodismo. Es Comunicadora Social egresada en 1986 del Instituto Grafotécnico. Efectuó en 2005 el posgrado de Políticas Internacionales en Comunicación y Gestión Cultural en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Entre 2002 y 2004 se desempeñó en el Área de Arte y Comunicación

domingo, 25 de noviembre de 2018

Poemas de Carmencita Molina


 


Pintura de Joan MIró


Hoy recibí la carta del pájaro muerto.
Su contenido estaba en blanco.
Quizá su mirada ciega
no supo que decir.
Quizá soñó que volaba,
o flotaba igual que su trino.
Quizá su frágil cuerpo
previó que mi mano
le sostendría,
y en la retina
grabaría el brillo
de sus plumas azules, amarillas...
En este vacío aplastante
en el mudo silencio,
yo sola, corazón triste
vislumbré la eternidad.
En el suelo duro, frío,
con el aire abrasador del desierto,