viernes, 18 de marzo de 2016

César Vallejo: La poesía sin fronteras

“No me faltaste en vida,
sino en muerte”
Pablo Neruda

David Figueroa Figueroa 


La poesía es la palabra donde se multiplican todas las visiones que de una forma u otra puede el hombre poseer. Es que ella posee el don de la ubicuidad, cosa que no es gratuita puesto que tiene como amiga indisoluble a la metáfora. Los poemas por ser “flor escrita” que retrata en cierto modo lo vivencial, sin olvidar que las creaciones literarias son una mezcla de lo real con la ficción, el humor, muerte, la vida, la ira, el amor y muchas veces la ideología. El creador jamás es un ser alejado de la tierra que pisa, de la tierra que lo llenó de besos o espinas.

Este párrafo permite ahora decir algunas cosas sobre un poeta que una tía  me leía cuando era joven, me refiero a César Vallejo, hombre que hizo de la poesía una mano, un brazo, un cerebro y sobre todo un mar por donde la humanidad navega por los siglos de los siglos.

sábado, 5 de marzo de 2016

Poemas de Ramón Palomares




Máscaras

He aquí que existimos en el límite de la mentira
que nuestra vida es impalpable
que estas personas representadas pertenecen
a un dueño de otro orden.
Cumplimos cabalmente en escena
ante el gran público. Así recreamos bajo los astros
y acudimos a una cita en los vientos
saliendo al paso de nuestras fiestas.
Nuestro corazón está prestado a otros personajes,
murmuramos un sueño y nuestros labios no son
                                                             [responsables,
somos bellos o nobles según las circunstancias.
Nos asalta un delirio azaroso
y caemos en los escenarios bajo una voluntad extraña.
Y no tenemos vida,
pues andamos sobre ruedas en un país desconocido
cuyas flores nos interesan de manera frívola
y cuyas mujeres nos aman en alcobas de falsedad.
Producimos un fuego y su corazón azul
crepita con más fuerza que el nuestro
en tanto arden los leños a la manera de sangre.
Nos permitimos ser extraños. Falsos.
Llevar una emoción no sincera.
Mientras andamos, desterrados de nuestro cuerpo
en un interminable paseo.

sábado, 27 de febrero de 2016

Acerca de la utilidad de la poesía . (Tres ejercicios de la memoria)


Antonio Rubio

 
1.-Poesía en la casa: nanas 
 
La casa en donde nací estaba en una calle empedrada con cantos, y en los cantos resbalaban las mulas, rechinaban sus herraduras y saltaban chispas como de la piedra de los afiladores. La casa estaba en un pueblo que tenía un río, y el río tenía un puente medieval con once ojos. Y en cada ojo anidaba un sinfín de vencejos. Cada uno de los extremos del puente pertenecía a una provincia distinta. Se podía viajar de Toledo a Cáceres en un santiamén. Del nombre de la calle en donde la casa estaba, me he olvidado porque trae a la memoria el recuerdo de una guerra. 

La casa tenía dos pisos. El de arriba se llamaba troje (en otros sitios le dicen altillo o doblado), y era el lugar donde se guardaban las conservas, la matanza, las figuras del belén, los trastos, cachivaches y achiperres, lo perdido, lo invisible, lo inasible, la zozobra. En la troje habitaba el miedo. Entre una permanente semioscuridad y un chorro débil de luz mortecina que penetraba por el tragaluz... vivía el miedo. Aquel chorro luminoso estaba lleno de partículas de polvo, miles de partículas de polvo que se desplazaban como minúsculos planetas. 

sábado, 20 de febrero de 2016

El pájaro de madera muerto, obra de Isabel Ortega


Yony G. Osorio G.

“…recordad que los universos están en su justa posición, lo más probable es que el de madera esté ahora, en su universo de madera, con pájaros de madera como él, y tal vez así entienda la felicidad, a su manera, mas no tu forma de suspirar la felicidad, bajo tu iluminado corazón de algodón, reflexionad sobre eso”. (Ortega, 2014, Cap. V. “6to. Sabio”, S/N).


  Pájaros muertos, Herman Van Vollenhoven. 1600 – 1628.

El pájaro de madera muerto (2014) es un relato re-creado por la poeta Isabel Ortega Hernández y que está configurado por siete capítulos, siete consejeros o sabios y ocho ilustraciones labradas en tonos apacibles, coloridos y lumínicos por el escultor Añu León Bracho. Además, este discurso imaginario aguarda la posibilidad de ser representado en cualquier escenario.
Con “impalpables” “dolores de nostalgia” se inicia el desarrollo del texto, siendo el personaje Gertrudis una niña candorosa que sucumbe en su casa presa de la desolación. Ella recibe la visita del Príncipe Jean Kabir Chin, quien se caracteriza por ser un sanador de “luminosas manos”, verbo encantador y cargado de enérgicas “palabras envueltas en esencias aromáticas”. (“La magia curativa”, Cap. II, S/N). Éste, con tan sólo el contacto luminoso lleno de gracia, las emanaciones de la belleza de la naturaleza -flores- y la acción de “manos luminosas” suscitaba todo un acto de sanación-iluminación-transformación del contexto: “el ambiente se tornaba en efluvios sutiles de rosas”; “la energía sobre el plexo solar del ombligo” y “palabras envueltas en esencias aromáticas” (“La magia curativa”, Cap. II.

domingo, 7 de febrero de 2016

Rostros de la insidia, del escritor José Gregorio González Márquez


Yony Osorio

El poeta no vive del oficio, muere de
hambre y desesperanza; incendia las
palabras, calcina hojas enteras; 
es un jugador desterrado de la memoria”.

(González, José, 2007:133)

A propósito de haberse realizado un encuentro de la Red Nacional de Escritores de Venezuela en la ciudad de Barinas, precisamente mientras esperábamos la entrega de los premios “Compañeros de Viaje” en el teatro Orlando Araujo, nos dirigimos hacia un sencillo restauran a escasos metros del mismo lugar en donde tuve la feliz ocasión de recibir de manos de José Gregorio González Márquez el libro Rostros de la insidia, claro está a instancia del escritor yaracuyano David Figueroa, quien no ha tenido reparo alguno en presentarme a sus amigos escritores; hecho este que me permitió aproximarme al mundo poético de este autor de la Azulita, estado Mérida, creador de una obra que va desde Alegoría del olvido, Mujer profana, Espejos de la insidia, En cualquier estación y Rostros de la insidia hasta libros dedicados a la literatura infantil dirigida a niños, adolescentes y jóvenes, como Caballito de madera, La ranita amarilla, La tinta y otras historias y El rabipelao, entre otros. Además, este escritor es frecuente articulista del semanario cultural del Poder Popular de la República Bolivariana de Venezuela: “Todos adentro”.

Rostros de la insidia (2007) es una edición de la Asociación Civil Gitanjali, apoyada por el Instituto Autónomo Centro Nacional del Libro (CENAL), con portada que lleva estampada la obra del artista Braulio Rodríguez, fotografiada por Néstor Tarazona. Este trabajo nos brinda todo un hecho estético que pone en tensión las antenas del alma y enriquece las dimensiones de la experiencia en cuanto a percepciones, impresiones, recuerdos, impulsos, sentimientos, imágenes e ideas sobre la vida y el mundo contenidas en cada una de las páginas de esta obra.

domingo, 24 de enero de 2016

Mi plan de lectura

 Jesús Pérez Soto

Llevar al niño a reconocerse como mal lector es una de las fases de un plan de lectura, y para ello hay que hacer que lea en voz alta; que se escuche, que se evalúe y que dedique unos minutos a la reflexión sobre sus carencias. El modelo debería ser el maestro; si este lee con dicción y entonación, haciendo gustosa la lectura, modulando la voz cuando se amerite, imitando los sonidos si se requiere, tengamos por seguro que poco a poco se irán acostumbrando a escuchar, y en el mejor de los momentos, llegará el interés por leer, sin ser mandados.
La reflexión debe comenzar en el adulto. Es importante que el docente se forme como lector, que reconozca que no le gusta leer, que cuando lo hace es un acto obligado y siendo así, jamás podrá lograr que sus alumnos lean. Si se forma podrá formar, si no, triste por él, pero más por los estudiantes. De modo que el punto de partida es el Reconocimiento, en un acto de sinceridad,  De que soy mal lector o de que no leo.  De allí que un plan de lectura, colectivo o individual, debe iniciarse con una autoevaluación que conlleve a la reflexión sobre las carencias lectoras. La reflexión a partir de las necesidades debe dimensionar las prácticas de lectura en busca de recuperar el sentido trascendental de leer.
La preparación de los chicos como buenos oyentes se basa en saber seleccionar los textos, que deben ser divertidos, gustosos a sus oídos, que satisfagan sus inquietudes, que se acerquen a las potencialidades de su imaginación; el niño debe sentir placer al escuchar, de lo contrario no prestará atención; lo dijo Simón Rodríguez, “lo que no se hace sentir no se entiende y lo que no se entiende no interesa”, por ello se requiere de un docente minucioso, lector, que convenza cuando lea, que

domingo, 17 de enero de 2016

Dibújame un cordero. ¿Por qué los grandes deberían leer libros para niños?

Gabriela Damián Miravete


En La extraña y mortal “aflicción” de Henri de Campion, Michel Tournier nos revela el escaso valor de la niñez en la Europa del siglo XVII: “Esas cualidades del niño que a nuestros ojos lo hacen seductor, amable, encantador y demás, no parecen haber sido apreciadas por los hombres del Antiguo Régimen, quienes sólo veían en él debilidad, ignorancia, suciedad, defectos, imbecilidad”.(1) Si los niños sufrían debía ser a causa del castigo que supone nacer con el pecado original. Sólo la piadosa pátina de la civilización, amén de la madurez, era capaz de convertirlos en personas de verdad. De ahí que Henri de Campion, protagonista del ensayo de Tournier, haya sido una conmovedora excepción entre los hombres de su tiempo: Campion pierde a su querida hija Louise Anne cuando ésta sufre de sarampión a los cinco años, conduciéndolo a un abismo de tristeza y desconsuelo del que no saldrá jamás. Quebrado por la pena, se disculpa con el lector de sus memorias por mostrarse tan herido por el acontecimiento: “Sé que muchos me tacharán de sentimental, de falto de entereza en un accidente que no se considera de los más penosos...”.(2) Lamentar apenas y sin aspavientos la muerte de un niño era corriente no sólo en la Francia de 1613, sino en muchos otros lugares donde la buena salud no estaba garantizada y lo más importante para la sociedad eran los actores que conformaran la fuerza laboral o militar. Tampoco era motivo de asombro la poca preocupación por nombrar a los recién nacidos: a una pequeña alumbrada el día de San Juan se le llamaría Juana –de la familia tal– si lograba sobrevivir a las múltiples amenazas para los pequeños de la antigüedad: enfermedades, muerte, jornadas extenuantes de trabajo, abusos, maltrato, etcétera. ¡El horror!, sobre todo si consideramos que en muchas partes del mundo aún hay niños que corren todos estos riesgos.