miércoles, 2 de abril de 2014

Por qué escribe la gente y el futuro indescriptible de los libros

Samuel Feijoo

A nosotros nos ha preocupado algunas veces por qué escribe la gente. Al argentino Maella, pensando sobre tan formidable tema, se le ha ocurrido lo siguiente (extractamos):
1: Porque le regalaron al escritor una máquina de escribir.
2: Porque ansía conquistar una muchacha esquiva. Buena parte de la (calamitosa) poesía erótica tiene ese origen.
3: Porque está descontento con su empleo.
4: Porque son señoritas feas.
5: Porque tienen “facilidad”.
 6: Porque quieren ganar un premio, o dinero o fama.
7: Porque escriben para asombrar a papá y mamá.
Maella agrega que los verdaderos escritores no escriben con facilidad sino con desgarramiento. Son los “testigos” de una época. Y en sus obras “realizan algo así como un sueño colectivo”. Eso dice Maella.

miércoles, 29 de enero de 2014

Realismo y cuento de hadas




Raymond Chandler

El cuento de hadas es el sueño que todos tienen de la perfección, y por consiguiente cambia, a la manera de los sueños, según el humor del soñador. Para uno es un escenario de naturaleza virginal y estival no mancillada ni siquiera por los trabajos necesarios de la supervivencia. Para otro es un sitio donde existen códigos, convenciones o leyes morales, y donde la gente ama u odia a simple vista, y todos tienen sus virtudes y vicios escritos claramente en el rostro. Para otro es una campiña sembrada de hermosos castillos en los que viven dulces damas vestidas de seda, hilando y cantando mientras hilan, y nobles caballeros que libran corteses combates entre sí en claros del bosque; o una región de magia inquietante, música fantasmal, elfos y aguas encantados. Para otro más puede ser una anarquía de la belleza con un toque de terror, administrada por espíritus que deben ser propiciados en la chimenea por la noche. No hay dos mentes que vean igual el país de los cuentos de hadas o le pidan los mismos dones; además, se modifica de un día a otro, como cambian los vientos que soplan alrededor de una casa, y con tan pocas razones visibles como tienen los vientos. No obstante, da por contraste un reflejo tan exacto de la vida que el espíritu de una época se retrata de modo más esencial en los cuentos de hadas que en la más documentada crónica de un articulista contemporáneo.

viernes, 17 de enero de 2014

Contra las telarañas de la costumbre


 Julio Cortázar
Juan Gelman
Juan Gelman ha querido que su libro se abriera con unas palabras mías, palabras de compatriota en el sentido más hondo, allí donde la noción de patria quiere decir tanto más que una pertenencia geográfica.
Jamás un amigo me pidió algo tan difícil, jamás el afecto y la confianza de alguien muy querido me puso contra la pared como en este momento. Era preciso que Juan fuera Juan y que yo fuera Julio; era preciso que este libro viniera a golpearme en plena cara con su amarga y a la vez límpida fuerza; era preciso que su razón de ser contuviera todo eso que desde hace años vuelve cada noche en mis pesadillas y que en la vida diaria trato de denunciar y de atacar con mis pobres recursos de escritor. Quisiera decirlo ya, no estoy presentando a este libro de Juan, lo estoy simplemente acompañando yéndole al lado como quiero seguir al lado de Juan en lo que nos queda de voz y de vida, para un día volver con Juan y con tantos otros compañeros a lo verdaderamente nuestro.

miércoles, 15 de enero de 2014

El amor es un acto de creación


                                                                                                        
                    Yony G. Osorio G.             
 “Toda creación estalla de plenitud. Los dioses crean por exceso de potencia, por desbordamiento de energía. 
(Jorge, C., 2007, p. 20). 
                                                                                             
 

El amor como acto de creación es lo que vamos a encontrar en el libro del poeta  David Figueroa Figueroa, titulado Encuentro con el doliente amor. Su diseño vital gira en torno a la configuración de una especie de “diástole y sístole imaginativas” (Sefamí, J., 1993, p.41). En este caso, el uso que le daremos a esos términos estará asociado al ritmo del corazón poético que se agita en la obra coagulada de poemas, y que sitúan al lector en el espacio lírico del soñador, labrador tenaz de un universo de palabras que sueñan y nos sueñan. De tal modo, se confirma que éste es también el trabajo del poeta, como el mismo lo acentúa: “Soñar es mi trabajo de día como de noche” (Figueroa, F. D., 2012, “Tarde”. p.18). Ahora bien, el encuentro que nos depara es imaginación creadora, amorosa energía conmovedora, la que ordena el laberinto sentimental donde concurren: tristeza, ausencia, nostalgia, distancia, recuerdos, celos, deseos, soledad, misterio, lo paradójico y la incesante memoria. De acuerdo con esto, desde la perspectiva del hablante percibiremos una atmósfera transfiguradora de los objetos, las cosas, los seres animados e inanimados y fenómenos atmosféricos, para que la operación poética del lenguaje actúe con la entrada de la metáfora, de hecho así se ratifica en este verso: “Donde transita la metáfora el ojo se multiplica” (Ibídem: “Rincones”. p. 5).

lunes, 13 de enero de 2014

Cuando los libros dialogan


Arnaldo Jiménez

Foto Cortesía Correo Cultural
Los docentes que dentro de su aula imponen una pedagogía propia, la invención y la imaginación los lleva a hacerles la vida más placentera a sus alumnos. He conocido a algunos. Recuerdo que en la Universidad de Carabobo me tropecé con uno de ellos, se llama Ramón Núñez. Un profesor que dejaba de lado el programa y nos ponía a leer libros completos de excelente textura narrativa; un profesor que no lo era, con una barba ceniza y escasa, larga y flaca como la contextura corporal de él. Yo vivía asombrado con sus clases, siempre recordaré cuando se le acercó a una muchacha muy bonita y sobando su barba le dijo: “señorita, ¿a usted no le molesta de noche el ruido de las estrellas?”; yo me reí y me interesé por ese modo de ver la clase como una conversación para detenerle el mundo a los demás.
En ese tiempo nos mandó a leer “Eros y civilización” de Hebert Marcuse. Devoré ese libro como todos los de psicoanálisis que después cayeron en mis ojos, me parecía algo revelador, me parecían verdades que

viernes, 13 de diciembre de 2013

Historias de la Historia en Tricolor


Cósimo Mandrillo

Escribí, hace más de treinta años, un artículo sobre el discurso histórico en la revista Tricolor, que fue editado en la hoy extinta Revista de la Universidad del Zulia. Aquello no fue otra cosa que un ejercicio de aplicación de ciertas teorías de análisis literario que estudiábamos entonces en la escuela de letras, y puesto que no seguí el sabio consejo de no hacer vano alarde de las cosas recién aprendidas, el resultado, como suele suceder con el inmediatismo, no podías ser sino esquemático, superficial y, lo que es peor, mal escrito.
Aun siendo así, no se me escapa que aquella elección del tema no pudo haber sido inocente ni casual. En ese entonces yo, al igual que muchos otros de mi generación, éramos fervientes lectores de toda clase de comics que se nos ponían al alcance. Me refiero a cuadernillos del tipo Tawa, el hijo de las gacelas o Chanoc, historietas que la mayoría de ustedes, jóvenes como son, no sólo no habrán leído, sino que ni siquiera habrán escuchado mencionar.

miércoles, 30 de octubre de 2013

MANUEL FELIPE RUGELES: LA POESÍA DE CUERPO Y ALMA


                                                                                                     David Figueroa Figueroa

¿Y cómo soportaría yo ser un hombre si el hombre no fuese también poeta y adivinador de enigmas y redentor del azar?

                                             Friedrich Nietzsche

Manuel Felipe Rugeles. Ilustración Francisco Maduro
La palabra transciende gracias a ese mágico sentir que a veces puebla tanto lo sagrado como lo profano, en ella las cosas se vuelven un mar de grandes misterios cuando el lenguaje es tocado por la vara mágica de la metáfora, además si éste confluye en los hallazgos expresivos de los caminos de la escritura y la lectura. Ambas jamás deben separarse porque son más que hermanas, en tanto, me permito repetir las sabias palabras del poeta mexicano Octavio Paz: “El poema es lenguaje erguido”.
Manuel Felipe Rugeles nace en San Cristobal el 30 de agosto de 1903 y muere en Caracas el 4 de noviembre de 1959. En el año 1937 el poeta da a conocer el poemario CÁNTARO donde se asienta que la remembranza galopa como caballo alado en la llanura del ser: “En el recuerdo / cada palabra / es como una semilla / que al echarla en el viento prospera”, “Y este arroyo que ahora canta / no es el arroyo de otro día”. Los fragmentos dan pie para afirmar que el creador cargaba en su mente todo el entorno que sus ojos almacenaron en un determinado tiempo.