lunes, 20 de mayo de 2013

¿Cuándo nace la pasión por leer?

José Gregorio González Márquez

Lector Astuto. Cirocco Moody
Simplificar en frases sin sentido la verdadera importancia de la lectura sólo lleva a convalidar referentes que se traducen en lugares comunes. Cuando padres, docentes y supuestos promotores de lectura se empeñan en que el niño lea para forjarse un futuro donde adquirir sabiduría es el fin último, se está castrando la posibilidad del disfrute de los libros. ¿Por qué obligarlos? ¿Por qué sugerirle lo que queremos que lean? ¿Acaso el niño no tiene criterio para escoger sus lecturas?

martes, 14 de mayo de 2013

Óscar Alfaro, poeta y revolucionario

Víctor Montoya

Este imprescindible poeta boliviano fue una de las figuras cimeras de la
poesía infantil y juvenil del siglo XX. Nació en Tarija en 1921 y falleció en La Paz en 1963. Estudió la primaria y secundaria en su ciudad natal, y prosiguió con sus estudios de Derecho en la Universidad San Simón de Cochabamba. Desde muy joven se distinguió como un excelente poeta y cuentista. A los 17 años publicó su libro “Bajo el sol de Tarija”. Trabajó como profesor de lenguaje y literatura en la Escuela Superior de Formación de Maestros Juan Misael Saracho en San Lorenzo y en varios colegios e institutos de Villamontes y La Paz, donde fue, además, productor del programa “La república de los niños” en la estatal Radio Illimani, mientras su producción literaria ocupaba las columnas de los periódicos nacionales y extranjeros.

lunes, 29 de abril de 2013

En búsqueda del lector perdido


Rolando Gabrielli
Con frecuencia los futurólogos anuncian la decadencia, desaparición, extinción del libro. La lectura es un vicio mayor para el que no existe tiempo en la actualidad. La juventud se disparó por la imagen digital, los juegos electrónicos, la música, la diversión en discotecas. Los libros son un montón de páginas llenas de polvo convertidas en un objeto lanzado en algún rincón de la casa, cuando existen. Internet y la televisión por cable, los dos más grandes pretextos para arrinconar al libro.
En las últimas dos décadas el libro, sin duda, confronta los fantasmas de la sociedad digital, de la mecanización de la vida, de la banalización de la sociedad, del endiosamiento del mercado, de la publicidad sin rostro, sin cabeza, sin creatividad, de la idiotización del hombre del siglo XXI, la virtualización de la mediocridad, los precios

lunes, 22 de abril de 2013

Utopías del libro

 Carlos Yusti

Intimidad lectora Ilustración de Liu Ye
El futuro del libro como objeto, y por ende de la lectura, en estos tiempos de teleinformática, es una discusión que está en el ambiente cultural y que involucra de manera colateral a libreros, editores, críticos y todos aquellos que somos parte de ese universo del libro, o que somos producto de ese objeto que Borges etiquetó como una prolongación de nuestra memoria e imaginación.
En la literatura de anticipación los libros sufren cambios radicales o se convierten en objetos perjudiciales para una sociedad ideal/virtual que busca la armonía y la felicidad a fuerza de someter a sus ciudadanos a controles físicos y sicológicos bastante oscuros. A estas historias se les denomina distopía, que es lo antagónico a la utopía (retrato de un lugar inexistente en la que la sociedad se camina sobre el filo de la perfección).

lunes, 8 de abril de 2013

El ratón de la biblioteca


Carlos Barbarito


Leo porque sueño y sueño por que leo. En mí hay una profunda interrelación entre una cosa y la otra, no las concibo desvinculadas una de la otra. Claro, primero fue el sueño (intenso, en colores), sobre todo cuando lo último que oía, antes de dormirme, era el sonido de la lluvia en el techo; más tarde, fue la lectura; pero, cuando sólo parecía existir el sueño, lo otro, desde alguna parte, irradiaba sobre mí su magnetismo, aunque yo ignorase —lo ignoré durante cinco años— qué ocultaban esas manchas negras sobre el papel blanco que los mayores miraban con atención o despreocupación.

viernes, 15 de marzo de 2013

Cuando la palabra se hace vino

David Figueroa González



“Mi corazón es un vaso de vino
                     bébeme   
                        embriágate
quiero sentir tu corazón borracho…”
Lydda Franco Farías

No más vino. Angel María Cortellini Hernández.
Desde siempre he mantenido una relación muy estrecha con el entorno cultural, cuando pequeño eran mis padres que  me llevaban a los recitales poéticos, al teatro, a los conciertos de música clásica, para mí era adentrarme en un mundo fantástico donde hasta los absurdos eran posible; recuerdo mi primera visita al teatro la historia se basaba sobre un ave enamorada de una princesa y como lloraba todas las noches,  la luna cual madre llena de misericordia le regaló una caja mágica en la cual el ave entró y para sorpresa de todos los presente  salió convertida en hombre. El juego de luces, el sonido y la niebla del escenario me llevaron a estar en ese extraordinario mundo, al punto que cuando la función llegó a su fin, le pedí a mi papá que me montase en el escenario para ver y tocar esa fabulosa caja mágica.

jueves, 14 de febrero de 2013

La misantropía de Jonathan Swift y los viajes de Gulliver


Víctor Montoya*

Jonathan Swift
Jonathan Swift (Dublín, 1667-1745) perteneció, en lo social y político, a una familia privilegiada. Su padre, jurista de profesión, murió antes de verlo nacer. Desde niño fue criado y educado por los familiares de su padre, hasta que, en 1689, ingresó a trabajar como secretario de Sir William Temple, famoso político y diplomático inglés, quien, según Samuel Johnson, fue uno de los primeros en dar cadencia a la lengua inglesa.
En el hogar de William Temple, el joven secretario dispuso de una formidable biblioteca, donde abrió los ojos al mundo y conoció a Esther Johnson, hija legítima de Temple, quien en principio fue su alumna y después su amor platónico. Esta relación, similar a la de Lewis Carroll y Alicia, le motivó a retratarla de noche y de día, y a escribirle una extensa carta, conocida como “Journal to Stella”, redactada entre 1710 y 1713, la cual, una vez publicada, levantó aspavientos entre propios y extraños, a pesar de que los secretos más íntimos se los llevó Swift hasta la tumba.
Luego de la muerte de William Temple, Swift se dedicó a ser publicista y escritor. Con respecto a sus versos, se refiere la siguiente anécdota: cuando Swift le enseñó algunas de sus Odas a su primo Dryden, éste le dijo: “primo Swift, tú nunca serás poeta”