miércoles, 21 de septiembre de 2016

El bestiario poético de Emiro Duque Sánchez

José Gregorio González Márquez

La poesía alienta el espíritu. La creación, soplo de vida desencadena ríos de palabras que trasmiten los estados de ánimo y las emociones de quien piensa y escribe. El corpus poético se despliega como una marejada que va inundando los rincones de la naturaleza misma del ser humano. El poeta transforma lo que se ve como una realidad tangible, lo que asume como cotidiano; lleva los elementos captados por la concreción del pensamiento al estuario de la imaginación para sensibilizarlos y convertirlos en imágenes augustas que sus semejantes celebran.  Reverdy ( 1977) dice que: “ La sensibilidad del hombre es, en su orden, única en el mundo – eso lo sabemos, así como sabemos también que, si el sufrimiento y el gozo no son su exclusivo privilegio, se lleva a un incomparable grado de intensidad la calidad de ese sufrimiento  y ese gozo, por la conciencia que se le da.” (p. 83).

lunes, 12 de septiembre de 2016

Donceles y el tiempo

Leandro Arellano

¿Adónde se encaminarán nuestros pasos con el advenimiento del libro electrónico? ¿La lectura en la pantalla agotará el gusto de andar hacia los estantes y rebuscar entre títulos y autores? Para quien conoce el placer de dirigirse a una librería y relegar en ella el tiempo que se desliza en la calle, supone muy contadas equivalencias. 

El comercio del libro posee referencias en autores tan antiguos como Platón y Jenofonte en Grecia, y en Roma las librerías eran conocidas ya en los tiempos de Cicerón y Catulo. Horacio cita en su obra a sus editores -los hermanos Sosii- y Marcial menciona al menos a tres de los suyos. En sus Noches áticas Aulo Gelio escribió que el primero que en Atenas dispuso libros para la lectura pública fue Pisístrato, y que los libreros romanos acostumbraban permitir la consulta de ejemplares extraordinarios mediante una cuota.