lunes, 17 de agosto de 2015

Espantosa Gramática

Gustavo Pereira


Mientras la enseñanza de nuestro idioma siga basándose en la gramática, el sistema educativo seguirá siendo un fracaso.
Para ser eficiente, la escuela, sobre todas las cosas, debe comenzar a enseñar al niño a bien expresarse.
“Se forman cabezas por las lenguas”, decía Rousseau. Y entre nosotros el rousoniano maestro Simón Rodríguez pudo comprobar en su discípulo predilecto el éxito de este sistema, no sólo en punto de formación de la personalidad. La prosa esmerada, audaz y prodigiosa de Bolívar, dos siglos después, nos sigue iluminando con su aún vigente esplendor.
El buen uso del lenguaje deviene del buen uso de la razón, nunca de preceptos ni de reglas omnímodas.
La gramática ha de ser moderado complemento, bueno para aclarar o disipar dudas y explicar mecanismos, nunca comienzo ni culto del aprendizaje ni, mucho menos, cadena, prisión o cámara de tortura.
Se preguntaba Ángel Rosenblat si no era inquietante y extraño que siendo la lengua el más admirable de los dones humanos, su enseñanza en escuelas y liceos se hubiera convertido en la más ingrata y fastidiosa de las asignaturas. Y proponía desde la escuela, mucha, muchísima lectura, lectura oral,

sábado, 15 de agosto de 2015

Explicación falsa de mis cuentos

Felisberto Hernández
Felisberto en 1947 Fotos: www.felisberto.org.uy

Obligado o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a explicaciones exteriores a ellos. No son completamente naturales, en el sentido de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por una teoría de conciencia. Esto me sería extremadamente antipático. Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis cuentos no tienen estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un rincón de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón se ha producido algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debo esperar un tiempo ignorado; no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella misma esté destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella crecerá de acuerdo a un contemplador al que no hará mucho caso si él quiere sugerirle demasiadas intenciones o grandezas. Si es una planta dueña de sí misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo discreto, un poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá el grado y la manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.

Lo más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda. 

viernes, 7 de agosto de 2015

Aquiles Nazoa: la palabra traviesa

           David Figueroa Figueroa

“De todos los inventos humanos o divinos, el más sutil y misterioso lo constituye la palabra”

Ludovico Silva


El epígrafe está lleno de todos los cómos posibles e imposibles, puesto que sin lugar a dudas el lenguaje, especialmente la palabra, puede y podrá englobar y eternizar tanto lo real como lo imaginario. Trabajo arduo que los escritores siempre cargan cuando se dedican a tan difícil quehacer.
Va esta introducción para decir algunas cosas sobre el insigne poeta ensayista, humorista y dramaturgo Aquiles Nazoa, venezolano, nacido en Caracas en 1920 y muerto en Maracay en 1976. Dentro de sus obras, por cierto muy numerosas, podemos nombrar: Notas sobre Alarico Gómez, 1948, Caracas; Física y espiritual, 1966; los dibujos de Leo, Venezuela suya, 1971, 1974; Cuentos Contemporáneos Hispanoaméricanos, 1957; Los

jueves, 30 de julio de 2015

ORLANDO PICHARDO, EL DEBATE INTERIOR

David Figueroa González


"Todo viaje empieza con un sueño,
 tu fe  y convicción mostrará el camino"
Grandhi Mallikarjuna Rao


I
La Soledad y El Silencio

“Esta espada con que mido el tiempo
tiene dos cantos
la soledad y el silencio”
 
Orlando Pichardo
Efectivamente, coincido   con que todo viaje comienza como un sueño. Así con esa sensación  partí hacia la Pichardera, hacienda enclavada en el corazón de las montañas de Ospino, estado Portuguesa.  Visita que realicé en 1987 a esas tierras patrimonio de la familia Pichardo. Allí,  entre el verdor natural, los plantíos de café y las orquídeas,  lo que más me impresionó  fue el calor de su familia. Para ese momento  conocí al poeta Orlando Pichardo, hombre de buen carácter  y siempre dispuesto a la conversación amena.
Quizás la magia de aquella finca cafetalera floreció en su ser, llevándolo por los caminos de la contemplación-reflexión, hecho este  que permite que la memoria corra libre en el horizonte de sus versos, corceles que ondean  en su crin la bandera de la   filosofía. El poeta pareciera  despojarse del tiempo  y crea un  discurso sobre su propio pasado el cual no  mira con añoranza, sino como una suerte de ejercicio de introspección que no pretende buscar respuestas existenciales,  más bien  propicia un debate con el lector al acercarlo a sus propias preguntas  y su propia experiencia. De tal manera viajamos a su mundo interior mediante el poema  “La risa de  mi infancia”, texto que se encuentra en  el  libro La palabra que tengo:

martes, 21 de julio de 2015

Un acercamiento al discurso íntimo de María Auxiliadora Álvarez

David Figueroa González

“ Cuando alguien se va, alguien queda.”
Cesar Vallejo
María Auxiliadora Alvarez. Foto Juan Leal
Creo sin temor a equivocarme que casi todos los seres humanos hemos pasado por momentos difíciles en nuestras vidas o han tenido a alguien  cercano a esas circunstancias en las cuales somos un barco en un mar agitado.  Hace dos años más o menos estuve cercano a la guadaña de la parca,  sin embargo logré salir ileso de ese encuentro no deseado. Claro está gracias  al cuidado de un ejército de médicos, enfermeras y por supuesto al amor y presencia de mi familia.
De tal modo que ver la muerte a lo lejos permite hacer cambios en la conducta  o por lo menos hacer el intento, esta visión reflexiva de la existencia permite filosofar sobre la vida, incluso algunos llegan hasta poetizar  la muerte, el dolor y hasta sufrimiento. Uno de estos poetas  es  Cesar Vallejo quien  llevó el  sufrimiento humano al hecho poético   logrando mostrarnos  los estragos impíos del mundo  en la vida del hombre sin perder lo sublime de la creación artística, así lo observamos es este fragmento de Voy a hablar de la esperanza:

lunes, 29 de junio de 2015

Del escribir

María Zambrano

La diferencia específica del escritor es difícil de establecer, sobre todo con respecto a lo que parece ser su género próximo, el filósofo. Pues que ningún filósofo se ha realizado como tal sin ser un gran escritor. Ninguna obra clásica de filosofía deja de ser al mismo tiempo, y se diría que por esencia y no por añadidura, una obra literaria de primer orden. Tanto es así que en algunos casos hay obras filosóficas, como, por ejemplo, El mundo como voluntad y representación, de Schopenhauer, que han actuado mayormente por su virtud literaria que por su contenido filosófico, llegando incluso a ser ensombrecida esa su sustancia filosófica hasta hacerse imperceptible. Era literatura, se decía por algunos serios profesores de Filosofía, y por ello estas obras han sido consideradas una especie de parafilosofía. Irónicamente, suele llegar el momento en que el rigor y la precisión propios del pensamiento filosófico se revelen y salten a la vista precisamente a través de la misma belleza literaria de la obra en cuestión, que no es sino la belleza del puro pensamiento. El terror al pensamiento y el prejuicio contra la belleza que el propio pensamiento puede tener se aúnan, logrando sucesos tales como el que un texto que contenga un cierto descubrimiento filosófico expresado sin una forma lograda, como acontece con todo descubrimiento, sea considerado un espléndido escrito literario. Y así se da rienda suelta al doble maleficio que condena al pensamiento y a la belleza, pues que así se menosprecia aquel descubrimiento a medias logrado, impidiéndolo crecer, mientras que se confunde la belleza literaria con lo que puede ser estrechez de forma o también la ampulosidad de una ya usada retórica.

martes, 16 de junio de 2015

El lector activo

Enrique Vila-Matas

La lectura es un arte, aunque muchos autores de hoy lo ignoran, ya que andan atareados complaciendo lo que se espera de ellos: intrigas trilladas, personajes que hablen como en las series más mediocres de televisión, estilo de tiralíneas. Claridad se les reclama, y que no embrollen. Que respiren con naturalidad y no ensombrezcan las mañanas.
Ostentadora del gusto general, la mayoría lectora, que cuenta con la reveladora complicidad del sufragio de los que no leen, actúa como si hubiera vencido en las urnas y eso le permitiera ahora imponer la figura del lector pasivo y someter cualquier lectura individual a la más burda lectura general, prisión de todos.
Tiene este horror su lógica si se piensa que entre los lectores de hoy triunfa aquella comodidad que ya en los años treinta llevó a Cyril Connolly a ironizar sobre los perezosos: "Con independencia del talento que inicialmente posean, se condenan a ideas y amistades de segunda mano".