sábado, 27 de octubre de 2018

La literatura infantil: un espacio para la construcción de sentido


María Graciela Bautista Cote*

La literatura no transmite certezas, más bien abre interrogantes. Hay
algo de inefable en la experiencia estética; algo que no se puede decir.
Por ello quizá los silencios, las sorpresas, las ambigüedades son tan
frecuentes en los textos literarios.
Marcela Carranza


La literatura entrega generosamente al lector o a quien escucha espacios de incertidumbres, preguntas, asociaciones, vínculos con experiencias propias y ajenas, construcciones de significados textuales y sentidos personales, que nos abren una puerta al mundo simbólico y a la comprensión del mundo que nos rodea, de nosotros mismos y de los otros.
Investigaciones en el campo de la biología, la neurociencia, las ciencias del comportamiento, la psicología del desarrollo, la educación y la economía concluyen que los primeros años de vida son esenciales y muy particulares para el desarrollo del ser humano en todos sus aspectos: biológico, psicológico, cultural y social. Desde el período de gestación, los niños cuentan con capacidades físicas, cognitivas, emocionales y sociales, que se deben reconocer, promover, potenciar; pues ellas sirven de fundamento para el aprendizaje, la comunicación, la socialización y en general para el desarrollo de habilidades, capacidades y competencias.

El niño es receptivo a los sonidos del lenguaje desde el vientre materno, y esta recepción influye en la maduración del cerebro, del sistema nervioso y del futuro desarrollo del lenguaje. Especialistas de la Universidad de Helsinki convocaron a un grupo de mujeres a las veintinueve semanas de embarazo para ver cómo la experiencia prenatal de los sonidos moldea las bases neuronales del aprendizaje fetal. La mitad de las mujeres escuchaban una grabación varias veces a la semana con una palabra inventada. Al nacer, los bebés que fueron estimulados con esta experiencia, durante la gestación, respondían con un aumento de la actividad cerebral, a diferencia de los niños que no la recibieron. También se percibió que cuando los niños experimentaban una estimulación de sonidos más larga, el beneficio era aún mayor en su actividad cerebral y se extendía a otro tipo de sonidos.
Resultados como este muestran que el cerebro del bebé en gestación aprende a escuchar antes del nacimiento y puede crear memoria de los sonidos que escucha. Estos cambios estructurales, según los investigadores, influirán de manera relevante en el desarrollo del lenguaje durante la primera infancia. También confirman la importancia de lo que hacen, tan sabiamente, las madres embarazadas de todas las culturas, quienes intuitivamente se comunican con sus recién nacidos a través de los cantos de cuna, de los arrullos. Es la música del lenguaje convertida en cuentos, poesías y juegos rítmicos, la que en algunas oportunidades tranquiliza a los niños, les permite dormir, les conjura los miedos, les da seguridad y los invita a jugar. Estos valores sonoros del lenguaje inciden en el temprano oído del feto.
Al respecto, Evelio Cabrejo afirma que las canciones hacen parte del aprendizaje del lenguaje desde la vida intrauterina y condicionan al bebé para actuar en la comunidad lingüística a la que va a pertenecer. Conviene, entonces, que los adultos que acompañan al niño durante su cotidianidad cuenten con un repertorio rico en lenguaje artístico, de tal manera que inviten al niño a disfrutarlo con la naturalidad con la que se desarrolla su vida en el hogar o en el jardín.
Como vemos, el acercamiento del niño al lenguaje se da desde sus primeros meses de gestación, pero ¿será el lenguaje estrictamente operativo y funcional? ¿O será el lenguaje lúdico y estético de la literatura?
En el desarrollo de nuestra especie y de los individuos, así como en el del lenguaje, primero nombramos, nominamos y luego pasamos al relato, a la narración. El cuento, el mito son universales y permiten al ser humano explicarse el mundo, su creación y su existencia. A través de las narraciones construimos una idea de quiénes somos, de dónde venimos y a qué futuro nos enfrentamos. En las narraciones depositamos nuestra confianza para ordenar selectivamente las cosas del mundo y de la vida, pues nos cuentan de situaciones propias del ser humano, de las que tomamos y seleccionamos lo que nos entrega un sentido propio, personal, de acuerdo con nuestras propias vivencias.
Es necesario considerar que existen distintos tipos de texto, que cumplen diferentes funciones y satisfacen diferentes necesidades; pero ¿cuáles son los textos que dan cabida a todos los temas posibles, a todos los asuntos posibles, a todo cuanto el hombre pueda pensar, sentir, temer, anhelar, imaginar, simbolizar? ¿Cuáles son los textos que comprometen más íntegramente a la persona: su razón, su imaginación, sus sensaciones y sus emociones? Me refiero a los textos literarios. Porque la literatura, como bien sabemos, es un arte que permite reconocerse en los personajes y situaciones, que evoca emociones, sensaciones que el niño relaciona con sus vivencias, con su realidad. De esta manera, la literatura, particularmente la poesía y la narrativa, le ayuda a resignificar sus miedos, conflictos, deseos, necesidades, etc., dándole sentido a su experiencia. Los niños suelen insistir en que se les lea un cuento una y otra vez. Esto está relacionado con sus necesidades emocionales, quizá ese cuento les reflejó una situación que les dice algo, una representación que los ayuda y necesitan para elaborar sus inquietudes y que internamente alimenta sus esperanzas y elimina sus ansiedades.
Cuando quienes rodean al niño solo le proporcionan el lenguaje de la vida cotidiana, principalmente utilitario, no le brindan las posibilidades para lograr el máximo de su potencial desarrollo. Si el niño escucha tempranamente narraciones, juegos rítmicos y poesías, su oído se prepara, a través del placer de ese juego sonoro, como futuro lector de literatura y amplía sus habilidades comunicativas; se prepara como futuro lector consciente y poseedor de mayores y diversas posibilidades expresivas proporcionadas por el lenguaje y sus alcances.
Por esta razón, es fundamental vincular a los niños con narraciones que los diviertan, que movilicen sus emociones, sensaciones, les abran paso a simbolizar y despierten su curiosidad, que les propongan ambigüedades, incertidumbres, exploraciones, así como también privilegiar la literatura, cuyos textos le permiten elaborar sus realidades y crear sentidos y estimulan su imaginación. Esta relación con el arte de la palabra, con la literatura, responde a objetivos lúdico-estéticos, relacionados con el placer, lejos de la obligatoriedad o de fines escolarizantes. La literatura, a través de la poesía y los cuentos, vincula a los niños con experiencias vividas por otros, con emociones, con sensaciones que contribuyen a construir al niño como una persona particular y singular. De esta manera, quedan atrás los cuentos cuyo único fin es la enseñanza de valores, libros que muchas veces no tienen otra pretensión que fines comerciales y que menoscaban las capacidades de los niños y limitan la multiplicidad de sentidos que puede otorgar la literatura artística.
En la literatura para niños cada vez cobra mayor importancia el lenguaje por imágenes; pero los factores de la sonoridad, del ritmo del texto literario, registrados por la lectura eficaz en voz alta, serán siempre, a lo largo de todo el desarrollo del niño y en todo tipo de texto literario, esenciales para el disfrute del lenguaje y para la construcción de un sentido personal del lector. Un sentido que podrá estar, con frecuencia, abierto a otros sentidos.
Esa es la magia de la literatura. Nos da más preguntas que respuestas. Y ya sabemos que la capacidad y la necesidad de hacernos preguntas es un indicador de crecimiento y de vitalidad más significativo que la acumulación de respuestas. Las respuestas tienden a volarse con cualquier soplo. Las preguntas pesan más y se quedan.


Cortesía: Centro Regional para el Fomento del Libro
en América Latina y el Caribe, Cerlalc

* Pedagoga colombiana, naturalizada chilena. Tiene una amplia trayectoria en la realización de diversas iniciativas de promoción de lectura dirigidas a niños y jóvenes, entre ellas, el taller para la primera infancia La Lectura desde el Vientre. Es una de las fundadoras de la corporación Lectura Viva, en Chile, que trabaja en la formación de mediadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario