María
Graciela Bautista Cote*
La literatura no transmite certezas,
más bien abre interrogantes. Hay
algo de inefable en la experiencia
estética; algo que no se puede decir.
Por ello quizá los silencios, las
sorpresas, las ambigüedades son tan
frecuentes en los textos literarios.
Marcela Carranza
La literatura entrega generosamente
al lector o a quien escucha espacios de incertidumbres, preguntas,
asociaciones, vínculos con experiencias propias y ajenas,
construcciones de significados textuales y sentidos personales, que
nos abren una puerta al mundo simbólico y a la comprensión del
mundo que nos rodea, de nosotros mismos y de los otros.
Investigaciones en el campo de la
biología, la neurociencia, las ciencias del comportamiento, la
psicología del desarrollo, la educación y la economía concluyen
que los primeros años de vida son esenciales y muy particulares para
el desarrollo del ser humano en todos sus aspectos: biológico,
psicológico, cultural y social. Desde el período de gestación, los
niños cuentan con capacidades físicas, cognitivas, emocionales y
sociales, que se deben reconocer, promover, potenciar; pues ellas
sirven de fundamento para el aprendizaje, la comunicación, la
socialización y en general para el desarrollo de habilidades,
capacidades y competencias.