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domingo, 5 de marzo de 2017

LA OBRA EN LA CIRCUNVALACIÓN NO. 5 POR 0,25, AGUARDA UN CÓCTEL PARA LA MEMORIA

                                                                                                                  Yony Osorio 

                “Los que aún estamos vivos y retrocedemos en el tiempo para armar la ruta que siguieron nuestros   pasos descubrimos que nos movemos en un ámbito donde las formas fantasmales abundan y las fachadas  son escombros y nos ubicamos en una trama casi parecida a la de Pedro Páramo en la obra   de Juan Rulfo”.
 (Leo Alfonso Villaparedes, 2016:11).

Leo Alfonso Villaparedes
La obra En la circunvalación no.5 por 0,25 (2016), del escritor, narrador, cronista, artista plástico y profesor jubilado, Leo Alfonso Villaparedes, nacido en la Victoria (1941), estado Aragua, aguarda en su trama el efecto disparador del recuerdo. Es como una especie de invitación a un cóctel para la memoria en donde se mezclan aquellos instantes que convocan al lector a una comunión del vivir mediante la palabra que intenta recobrar las huellas del hombre durante su paso por tiempo: es un trago verbal contra el olvido y nos brinda la posibilidad de reavivar lo transitado. Además, la obra y el autor de estas crónicas  de las que libaremos un sorbo de su néctar, fueron galardonados con El Premio de Literatura Stefanía Mosca 2015, libro editado por el Fondo Editorial Fundarte. Igualmente, en cuanto a la confrontación de sus trabajos obtiene el Premio de la V Bienal Nacional de Literatura Ramón Palomares, mención Crónica (2013), con el libro Visiones e imágenes subyacentes. La Victoria 1948-1958.

viernes, 15 de julio de 2016

La casa llena de siglos, obra del Poeta José Ochoa Díaz

 
Yony G. Osorio G.

Mirarte
con estos ojos inundados
casa mía
casa vieja
es sentir en el tiempo
que cada canto tuyo
estremece con su silencio
(Ochoa, José, 2008, p. 12)


Poeta José Ochoa Díaz
Para leer La casa llena de siglos, la “de paredes grises” (Ibídem: 12), la evocada, habitada, vivida, extrañada y poblada por otras nostalgias, aquella refundada por la palabra de José Ochoa Díaz, la receptora que atesora toda una humanidad fundida de recuerdos; recurriremos a Gastón Bachelard (1975), quien ha realizado un fundamental estudio sobre el tema de la casa, mediante el que pretendemos efectuar un ejercicio de lectura que nos permita una aproximación a esta “casa incierta” (Ibídem: 10). En tal sentido, el autor de La poética del espacio nos la define del siguiente modo: 

sábado, 20 de febrero de 2016

El pájaro de madera muerto, obra de Isabel Ortega


Yony G. Osorio G.

“…recordad que los universos están en su justa posición, lo más probable es que el de madera esté ahora, en su universo de madera, con pájaros de madera como él, y tal vez así entienda la felicidad, a su manera, mas no tu forma de suspirar la felicidad, bajo tu iluminado corazón de algodón, reflexionad sobre eso”. (Ortega, 2014, Cap. V. “6to. Sabio”, S/N).


  Pájaros muertos, Herman Van Vollenhoven. 1600 – 1628.

El pájaro de madera muerto (2014) es un relato re-creado por la poeta Isabel Ortega Hernández y que está configurado por siete capítulos, siete consejeros o sabios y ocho ilustraciones labradas en tonos apacibles, coloridos y lumínicos por el escultor Añu León Bracho. Además, este discurso imaginario aguarda la posibilidad de ser representado en cualquier escenario.
Con “impalpables” “dolores de nostalgia” se inicia el desarrollo del texto, siendo el personaje Gertrudis una niña candorosa que sucumbe en su casa presa de la desolación. Ella recibe la visita del Príncipe Jean Kabir Chin, quien se caracteriza por ser un sanador de “luminosas manos”, verbo encantador y cargado de enérgicas “palabras envueltas en esencias aromáticas”. (“La magia curativa”, Cap. II, S/N). Éste, con tan sólo el contacto luminoso lleno de gracia, las emanaciones de la belleza de la naturaleza -flores- y la acción de “manos luminosas” suscitaba todo un acto de sanación-iluminación-transformación del contexto: “el ambiente se tornaba en efluvios sutiles de rosas”; “la energía sobre el plexo solar del ombligo” y “palabras envueltas en esencias aromáticas” (“La magia curativa”, Cap. II.