José Gregorio González Márquez
Marisa Vannini, extraordinaria poeta, narradora e
investigadora de la historia, dedicó su vida a la literatura. Sus trabajos en
gran parte fueron recreados en espacios que se identifican con Venezuela. Los
referentes en sus cuentos y poemas se vinculan a nuestro país lo que demuestra
el amor que tributó a su segunda patria.
La palabra Imaginaria es un poemario dedicado a niños y
niñas. Palabra fundada en elementos que identifican al gentilicio venezolano.
Vannini expresa con voz inquebrantable su conocimiento del alma del niño al
proponerle poemas que lo identifican con entorno familiar y que además, le
invita a conocer la geografía de Venezuela. Es común encontrar en sus poemas la
presencia de animales humanizados, pero también paisajes cuyas
descripciones
poéticas trasladan al lector hasta los sitios que se mencionan. Viajes
imaginarios que recrean e inducen a los pequeños a rendirse a la ensoñación y la fantasía.
El
poema Juguetes y juegos, puede
considerarse un texto marcado por la nostalgia. La poeta rememora los juguetes
de la infancia, referentes lúdicos que se guardan en la memoria para ser
extraídos cuando las noches de insomnio tienden puentes hasta el pasado remoto.
Tengo/ un caballo de madera,/ una
muñeca de trapo,/ un tren,/ un carrito de carrera/ y un barquito colorado de
papel./ Juego/ en la puerta de mi casa,/
en el patio de mi escuela,/ acá,/ en el bosque de mis sueños,/ en el mar de mis
deseos,/ allá
Encuentros es un poema cercano a la tierra, al
amor por los animales. Una marcada devoción se precisa en este pequeño
bestiario lo que permite caracterizar con imágenes cinéticas y visuales las
asombrosas cualidades que la naturaleza ofrenda a los cuerpos de aves, peces,
insectos y mamíferos. Desplegar alas y recorrer las inmensidades del firmamento
o sumergirse en el mar y remontar olas bajo la luz del silente sol son acciones
asumidas por el niño – niña lector para observar desde diferentes alteridades
el mundo donde habita.
En el medio del camino/ me encontré un
escarabajo, / todo vestido de verde/ y un poco de oro pintado. / En la cresta
de una ola/ me encontré un pez espada, / con las escamas brillantes/ y la cola
plateada. / En la punta de una roca/ me encontré un gavilán/ con las alas bien
abiertas/ y los ojos de azafrán. / En el claro de la selva/ me encontré con una
danta/ que tenía el hocico largo/ y unas lindas pintas blancas/ Entre pétalos
de flor/ me encontré un colibrí/ con el pico muy finito/ y las plumas carmesí/
en el patio de mi casa/ me encontré con mi perrito, / mi conejo, mi canario/ mi
tortuga y mi gatico/
En
los poemas para niños y niñas de Marisa Vannini es característico encontrar
diversidad de referentes en un mismo texto. Pueden mencionarse varios animales,
objetos, sitios o personas que en su accionar conjunto dan vida al poema y le
proporcionan una sencillez y elocuencia que atrapa al lector con suma
facilidad. Elementos que podrían considerarse nimios adquieren musicalidad
interior y fuerza poética para embelesar con su armonía.
Despertar es un poema concebido para animar a los pequeños a acudir
a la escuela. Vannini se vale de una sucesión de hechos en el que presenta
escenas alegres en su contenido y que idealiza el amanecer y todos los sucesos
que se dan cuando el alba despunta en la naturaleza.
Despierta, son las seis/ ya se
abrieron las flores/ del araguaney. / En medio del prado/ va en busca de su pasto/ el venado/ En la fuente de
plata/ se dio cita temprano/ la bandada. / En las ramas más altas/ se están
pintando de rojo/ las naranjas. / Con el
alma en fiesta/ espera a sus alumnos/ la maestra./
La
palabra expresa emociones humanas; pero, también embellece para dibujar desde
el alma las visiones del poeta, los entramados de la poesía; la alegría se
cuece entre el fuego del espíritu y la fantasía de los niños. Marisa Vannini
agudiza su sentido de escritura hasta lograr poemas verdaderamente hermosos. No
se queda en lo sencillo del verso; recorre senderos marcados por el deleite, la
imagen pulimentada, la joya trabajada con esmero. Pocos poetas venezolanos han
trabajado el referente geográfico en sus textos pues quizás temen deslizarse en
el excesivo libreto pedagógico. No se trata de usar el poema para enseñar una
clase de geografía sino de reivindicar las bellezas propias de nuestro
territorio y todo esto lo logra con mucha precisión Marisa Vannini.
En
Bienvenida Oriental nos canta: La tortuga de Monagas/ me paró en la
carretera, / para ofrecerme sus huevos/ y retarme a una carrera. / El chigüire
de Barrancas/ me esperó en el matorral,/ para invitarme a que fuera/ a su casa
a descansar/ El caimán del Orinoco/ me sonrió en Ciudad Guayana:/ - Si vas a
pasar el río,/ yo te sirvo de chalana./ Y las garzas de los llanos/ me llamaron
desde el cielo, / saludando con sus plumas/ agitadas por el vuelo./
Escuela de la Morena es un
poema que rinde homenaje a quienes se dedican con esmero al proceso de
enseñanza. Maestra y niños acuden cada día a la escuela para aprender; pero hay
sitios de difícil acceso donde se atienden de igual manera a los escolares. Estos
lugares ofrecen encantos naturales que son el deleite de turistas y extraños. “Escuela de la Morena, / Oriente, Estado
Sucre,/ en el medio del mar/ La maestra por la mañana/ llega en lancha de
Cumaná./ Lo alumnos después de clase/ salen en bote a pescar./ En la punta del
promontorio/ sin caminos para llegar/ techo azul, paredes blancas/ tan bonita
para mirar./ Escuela de la Morena,/ como una vela abierta/ lista para navegar./
Los
andes venezolanos son dibujados también por nuestra poeta. Niño del páramo es un poema que describe el hábitat paramero y sus
habitantes más chicos. Usa como referente la imagen creada en su leyenda Las
cinco águilas blancas por Don Tulio Febres Cordero para ilustrar la esperanza y el asombro de un
niño por ver despejadas las cumbres andinas y poder contemplar las cimas
heladas. Poema lúdico que entretiene con sus imágenes visuales y táctiles. Con la ruana puesta/ y el sombrero calado,
/ niño de nuestro páramo,/ esperas un milagro/ Tus cachetes son rojos,/ serena
es tu mirada/ fija en los altos picos/ de la Sierra Nevada./ Porque en tu mundo puro/ aun hay esperanza /
de ver brillar las plumas/ de las águilas blancas/.
La
navidad venezolana también está presente en este libro. Costumbres y
tradiciones que antaño eran fuente de diversión y felicidad son cantadas por
Marisa Vannini. Los patinadores que se paseaban por calles y avenidas de las
ciudades y pueblos venezolanos son recordados con un dejo de nostalgia. Las
misas de gallo, las diversiones pascuales, las hallacas, el juego de aguinaldos
en suma la llegada de diciembre representa la época más hermosa del año. Parte
de esta alegría es rememorada en Patinadores
poema ambientado quizás en la Caracas de mediados del siglo XX. “Desde la Cota Mil/ hasta la Libertador,/
baja con gran trajín/ un patinador/ patina, patinador, patina/ fresco es el
aire,/ fría la neblina./ En el Parque de los Caobos/ entre carros y camiones,/
juegan y corren alegres,/ los patinadores./ Patina, patinador, patina,/ el alba
es rosada,/ la llovizna fina./ A misa de gallo,/ cerca de Miraflores,/ llegan
con su bulla/ los patinadores./ Patina, patinador, patina,/ diciembre ha
llegado,/ Navidad se avecina./
Simón
Bolívar, Padre de Patria, es homenajeado constantemente. Muchos poemas se han
escrito para rendirle tributo. Académicos y poetas loan sus hazañas, incluso
tributan culto a su espada, a la guerra. Pocos, muy pocos, mencionan su vida de
niño. El hombre es celebrado, el niño olvidado. Vannini escribió este hermoso
poema intitulado Romance nuevo del Niño Simón: “La casa del niño Simón/ era una casa colonial, / tenía pórticos
frescos/ y patio para jugar./ La
yegua del niño Simón/ era yegua de mucho andar,/ con buena silla de cuero/ y
espuelas para aguijar./ La espada del niño Simón/ era espada de gran guerrear/
estremeció a toda América/ desde el uno al otro mar./ La vida del niño Simón/
fue una vida excepcional,/ su nombre recorrió el mundo/ como un grito
triunfal./ Las gestas del niño Simón/ fueron gestas sin igual/ libertó a cinco
pueblos/ y les dio un ideal.
Marisa Vannini transita los caminos del
firmamento, recorre cada rincón de Venezuela y con ella, su poesía se pasea aun
desapercibida en espera de los niños lectores.
Bibliografía
Vannini,
M. ( s/f ).La palabra imaginaria. Caracas: Ediciones Mario González
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