domingo, 14 de mayo de 2017

Gonzalo Moure, el asturiano de la ternura escrita

Laura Antillano


“Yo, que maté de melancolía al pirata Francis Drake”  fue el primer libro que leí de Gonzalo  Moure. Me fascinó. Lo compré azarosamente en el Salón del Libro que organiza el chileno Luis Sepúlveda en Guijón,  Asturias. Tenían una feria de libros con varios proveedores y en una mesa, entre muchas cosas, ese título me ganó.
Me lo leí en dos noches, me conquistó la historia y el modo de relatarla. Varios años después, en Quito, invitada por Leonor Bravo al Maratón del Cuento, conocí al autor de aquella novelita.
Gonzalo  Moure intervino el día de la inauguración y habló con equilibrio y emotividad de alguien que había sido amiga de muchos de los presentes  y a quién todos guardaban especial afecto, ella había fallecido hacia no mucho y le había contado de este evento en Ecuador, para el que él era tan nuevo como yo. Coincidimos después en el transporte que nos trasladaba a todos, y sentados juntos conversábamos de literatura, salió el tema de los piratas y salió el nombre de su libro y salió el de mi cuento “Tuna de mar”, igualmente dedicado en este caso, a una mujer pirata.

Entonces la cadena me llevó a otra novela suya: Maito Panduro. Un hermoso relato que cuenta de un niño gitano y su familia, yo lo descubrí en una vieja librería de mi ciudad y su nombre en la vitrina me jalaba, hasta que me lo llevé, e igual lo leí en horas. Conmovedor, hermoso, sin concesiones, describiendo el mundo de la pobreza y las contradicciones y el surgimiento de la ternura con toda su fuerza. Un niño con su padre en la cárcel, en el día a día de la escuela, la madre, la familia, en su soledad con la ausencia del padre, quien apenas está aprendiendo a escribir en la cárcel, un ángel: la maestra de la escuela, toma interés en Maito y la vida comienza a ser otra cosa. Hermoso y conmovedor  libro, uno más para justificar la popularidad de Moure entre los jóvenes lectores (y los viejos también).
Ahora sabía que Gonzalo era el autor de ambos y me parecía imposible tenerlo allí frente a mí. Su conexión con el periodismo como oficio primario y el nexo que esto tiene con su literatura también influye en la afinidad que podemos sentir por su trabajo y sus afanes. Supe que impartía charlas en bibliotecas, club de lecturas, colegios e instituciones. Es un autor dedicado a la literatura juvenil, campo en el que ha ganado premios tan importantes como Gran Angular, el Ala Delta, el Primavera, el Barco de Vapor, entre otros. Su obra es conocida por la atención que presta a problemas de tipo social y también a la relación entre padres y adolescentes.
En Quito estábamos rodeados de gente maravillosa, allí estaban Enrique Pérez Díaz y Alga Marina Elizagaray de Cuba, de Argentina Liliana Bodoc, Alicia Barberis, la superactiva Raquel M. Barthe, Mónica Brozón de México, el colombiano Triunfo Arciniegas,  la italo peruana Anna Lavatelli ,Magdalena Helguera de Uruguay, la gente de Ecuador, Leonor , Marco Chamorro, Edna Iturralde, Edgar Allan García, la española Care Santos, Marina Colasanti y tantos otros, fueron muchos más, todos agradables y con mucho por comunicar. Costaba despedirse.
Nos escribimos durante un tiempo y Gonzalo vino a Venezuela, a Valencia,  al 7º Encuentro con la Literatura y el audiovisual para niños y jóvenes, lo que fue una maravillosa experiencia para todos nosotros.  Leímos El síndrome de Mozart, Cama y cuento, Palabras de caramelo, Soy un caballo, Lili, libertad/  Esta última es una novela juvenil que tiene que ver con el aislamiento, el acoso escolar, la diferencia, y la timidez entre otras cosas.
Gonzalo estuvo con nosotros y visitó escuelas donde los niños habían leído textos suyos y pudieron sostener diálogos intensos e interesantes con él. Nos sorprendió su  fácil comunicación con los jóvenes y nos hizo relato de su trayectoria y sus temas fundamentales. Supimos que toca temas difíciles, temas realmente complejos y temas donde siempre los protagonistas son gente que no son precisamente el patrón social del éxito, que es lo que generalmente encontramos en otras circunstancias. Le gustó mucho el trabajo que presentaban en el evento  los muchachos de “Uno, dos tres T.V”, que lo que ellos están haciendo, lo que nos acababan de mostrar, tiene un colorido y tiene un sentido que es totalmente distinto a lo que está en los medios comerciales y lo que todo el tiempo nos bombardean. Hay otra visión de las cosas, más cercana, más auténtica de lo que es nuestro mundo como latinoamericanos. Gonzalo Moure, nació en Valencia, España, en 1951,periodista, escritor, estudió Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como periodista entre 1973 y 1989. Fundamentalmente en radio, prensa y prensa especializada en música popular. En televisión como guionista y en publicidad como creativo. Escribe desde 1989, su primer libro fue Geraniúm en 1991. Y como declaró en una entrevista prácticamente comenzó a vivir a partir de ese primer libro, de su experiencia como escritor.
A Gonzalo Moure se le publicó en Venezuela a través de la Fundación El perro y la rana su libro: Un río de lágrimas. El que abordo uno de los temas que entran en sus pasiones fundamentales, el del pueblo Saharaui y su lucha por la sobrevivencia, de hecho nuestro amigo  pasa buena parte del año allá y está vinculado a un bibliobús que traslada toda una biblioteca para niños y jóvenes, en el afán de provisionar la lectura a la población. Este proyecto se llama Bubisher, y en su ejercicio Gonzalo conoció la escuela que Venezuela construyó e hizo realidad en aquellos territorios.
En la conferencia que nos dio, como un diálogo abierto con la gente, se mostró muy sencillo y comunicativo. Relato todo su viaje por la escritura a partir de cómo fueron surgiendo las ideas para cada uno de sus libros, y finalmente nos dijo algo muy importante, dijo que: “Cuando veáis, buscad también la literatura escrita desde la sinceridad del ser humano que fracasa una y otra vez  intentando reflejar la vida, pero que por lo menos sea eso, un reflejo de la vida y no de una idea preconcebida de ésta”.

Gonzalo volvió posteriormente por la Feria Internacional del Libro y habló sobre su mayor proyecto que es el referido al pueblo Saharaui, y en estos años siempre le hemos seguido la pista a través de su trabajo literario y su necesaria comunicación con la gente. Ojalá alguna vez  pudiera  volver con su noción de la escritura y la comunicación con los otros a enseñarnos  nuevas maneras de relacionarnos y difundir ese sentido de solidaridad convertido en la obra escrita.

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