Yony G. Osorio G.
“Toda creación estalla de plenitud. Los
dioses crean por exceso de potencia, por desbordamiento de energía.
(Jorge, C., 2007, p. 20).
El amor como acto de creación es lo que vamos a encontrar en el libro del poeta David Figueroa Figueroa, titulado Encuentro con el doliente amor. Su diseño vital gira en torno a la configuración de una especie de “diástole y sístole imaginativas” (Sefamí, J., 1993, p.41). En este caso, el uso que le daremos a esos términos estará asociado al ritmo del corazón poético que se agita en la obra coagulada de poemas, y que sitúan al lector en el espacio lírico del soñador, labrador tenaz de un universo de palabras que sueñan y nos sueñan. De tal modo, se confirma que éste es también el trabajo del poeta, como el mismo lo acentúa: “Soñar es mi trabajo de día como de noche” (Figueroa, F. D., 2012, “Tarde”. p.18). Ahora bien, el encuentro que nos depara es imaginación creadora, amorosa energía conmovedora, la que ordena el laberinto sentimental donde concurren: tristeza, ausencia, nostalgia, distancia, recuerdos, celos, deseos, soledad, misterio, lo paradójico y la incesante memoria. De acuerdo con esto, desde la perspectiva del hablante percibiremos una atmósfera transfiguradora de los objetos, las cosas, los seres animados e inanimados y fenómenos atmosféricos, para que la operación poética del lenguaje actúe con la entrada de la metáfora, de hecho así se ratifica en este verso: “Donde transita la metáfora el ojo se multiplica” (Ibídem: “Rincones”. p. 5).