Carlos Yusti
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La quema de Cristóbal Llorens, |
La historia de la literatura, o para especificar, del libro como
objeto sorprendente de conocimiento/entretenimiento, es el de una
enorme hoguera iluminando ese camino farragoso de la intolerancia. El
combustible es el temor (y el odio) debido al contenido de algunos
libros. No obstante (desde que ardió la gran biblioteca de
Alejandría pasando por los auto de fe de la china, de los religiosos
contra los códices del nuevo mundo, de los nazis y por las piras
emprendidas por los dictactozuelos de terror y sangre que ha padecido
Latinoamérica) el libro ha llegado hasta nuestro días. Hoy no los
quemamos, pero lo ahormamos en un
Kindle y en ocasiones los
pasamos por esa ráfaga luminosa del
escáner, que es un poco
como quemarlos desde la metáfora de estos tiempos cibernéticos en
la que estamos entrampados.