José Gregorio González Márquez
Los libros ocultan numerosos tesoros. Muchos permanecen olvidados en bibliotecas, cajas, áticos y cuartos esperando ser rescatado por algún lector aventurero. Pasan años durmiendo el sueño de los justos. Algunos terminan convertidos en pulpa de papel y vuelven a sus orígenes. Otros tienen la suerte de ser vendidos a libreros que los terminan rematando para alegría de bibliófilos, coleccionistas o lectores comunes.
