Yony G. Osorio G.
Parte I
Todo acto de lectura verdadero y placentero
implica la comunión con la palabra,
flujo amoroso que nos invita a la recreación. Por lo tanto, incita al
viaje pleno de experiencias, a compartir puntos de vista y a examinar miradas
enaltecedoras e inéditas. Líneas de acción que pueden confluir en torno a un
personaje tomándose en cuenta su nobleza, heroicidad, quijotesca existencia,
simbología, las circunstancias del ser, muestra de la tensión suscitadas en los
personajes, su caracterización sociológica, psicológica, económica, el tema
planteado, el estilo o simplemente la pasión que agite el contexto en donde se
desarrollen los hechos. Todo ello, consecuencia de aquel estado anímico que
genera el movimiento de la escritura por ende el acto lector como recorrido
hacia ese encuentro amoroso. Es esto, quizás, lo que podríamos descubrir, entre
tantas otras cosas, en la lectura como viaje que realiza el escritor David
Figueroa Figueroa, ejerciendo el acto de lector consumado, amoroso y que, en
nombre de la amistad profesada a sus escritores preferidos en el deseo de estar
perennemente en contacto y conversación sobre los libros, le dedica a la
lectura recreativa del cuento “Paco Yunque” escrito por César Vallejo, texto
aparecido en la Antología de cuentos americanos compilada por Leoncio Salvador
Cárdenas, antólogo de la patria hermana del Perú.