Bruno
Schulz
Lo
esencial de la realidad es el sentido. Lo que no tiene sentido no es
real para nosotros. Cada fragmento de la realidad vive en la medida
que participa de un sentido universal.
Las
antiguas cosmogonías expresaban esto con la sentencia: “En el
principio fue el Verbo”. Lo que no es nombrado no existe para
nosotros. Nombrar una cosa equivale a englobarla en un sentido
universal.
Una
palabra aislada, pieza de mosaico, es un producto reciente, resultado
–ya– de la técnica. La palabra primitiva era divagación girando
en torno al sentido de la luz, era un gran todo universal. En su
acepción corriente, hoy la palabra es sólo un fragmento, un
rudimento de una antigua, omnímoda e integral mitología. De ahí
esa tendencia en ella a regenerarse, a retoñar, a completarse para
regresar a su sentido entero.