Gabriel Saldivia
Gabriel Saldivia |
Qué triste sería pasar por los días y noches del mundo, sin dejar siquiera una palabra, que diga lo que somos, lo que una vez fuimos. Una palabra al menos, para ser leída por los hijos de nuestros sueños, dudas y aciertos que configuran nuestro paso fugaz por los laberínticos pasillos de la vida. Sería muy triste pasar sin ni siquiera intentar abrir la puerta de esa casa mágica hecha de palabras, que nos invitan a dialogar con nuestros silencios y misterios. Esa casa que nos esperan siempre desde las más apartadas estanterías. Porque esos son los libros, casas de