Andrea Ferrari
En los últimos años, la literatura
infantil y juvenil (LIJ) viene experimentando un auge en buena parte del mundo,
que se manifiesta tanto en la cantidad y variedad de títulos publicados como en
la aparición de nuevas editoriales, en el espacio que le dedican al sector las
librerías y, por supuesto, en las cifras de ventas. Este fenómeno tiene dos
costados bien diferentes. Por un lado, está el extraordinario boom comercial generado
por la saga de Harry Potter, así como de otras series de libros del mismo
género, e incluso la reedición de antiguos clásicos como “Las crónicas de
Narnia” de C.S. Lewis, una serie de novelas escritas originalmente en los años
50. Estos productos, todos exponentes de la llamada literatura fantástica,
suelen ser lanzados con importantes campañas publicitarias y, a menudo, tienen
luego una adaptación cinematográfica que contribuye a su difusión.