sábado, 18 de mayo de 2024

Las palabras en la poesía, vuelan


David Figueroa Figueroa

                  “En fin, las palabras son el más divino, complicado

y genesiaco  invento de los seres humanos”

                                                                                        Ludovico Silva


 

Sobrada razón tiene este apreciado escritor; pues con la palabra podemos nadar en cualquier mar, tanto de arena, de algodón, de viento, de cristal y llegar a la fantasía en el potro de la realidad. Bien transformamos los  días en noches y las noches en soles para que sus luces relumbren por todos los planetas.

Este introito es para darle cabida al nuevo libro del poeta, ensayista y narrador merideño José Gregorio González Márquez. Poemario que tiene como título Ronda del pan y del trigo, publicado por Ediciones Madriguera y que dirige    Ennio Tucci. Es importante señalar que este escritor ha merecido varios galardones y entre sus libros publicados están: Alegoría del olvido, (1999); Mujer profana, 1995; Caballito de madera, 2000; En cualquier estación, 2006; La ranita amarilla, 2006; Rostros de la insidia, 2007; Rabipelao, 2007; Gajito de viento, 2017; Las gallinas van en tren, 2021 y otros textos más.  Con este  nuevo libro disfrutarán tanto los niños como los adultos pues se produce lo que afirma la estudiosa, Graciela Baquero en su texto, Juegos de sentido: “Lo poético a mi entender, es aquel estado que produce  certeza a través de la emoción. Es fácil de reconocer, sucede en contadas ocasiones, cuando uno lee, escucha, ama, contempla, hace, en fin, vivencia algo que despierta en la persona una emoción primigenia y sorpresiva”.                           

                               

Ahora vamos a leer algunos poemas del libro mencionado, empezaré con, Pobrecito gato: 

Esta es la historia

de un pobre gato

flaco tan flaco

como un garabato

grande tan grande

como un elefante

que dormía tanto

y parecía un espanto

que nunca maullaba

ni se enamoraba.

Pobrecito gato

su cuerpo y patas

rellenos estaban

de algodón y estacas.

 

Catorce versos tiene el texto, donde apreciamos claramente algunas figuras retóricas como la hipérbole, también llamada exageración, se une a ella el símil o comparación, si seguimos estudiando el poema, observamos la metáfora, el diminutivo, lo real combinado con la fantasía y la personificación. Indudablemente, es parte indisoluble del hecho creador, del arte desde todos los ámbitos donde la mágica travesía recorra los senderos de la misteriosa palabra hecha versos. La estudiosa Beatriz Mendoza Sagarzazu, nos explica: “La  poesía como la vida es un ser y como la felicidad un estar, un estado de ánimo cautivo y comunicante, una gracia intemporal que escapa  y permanece  en una red frágil  pero firme y duradera”

Leamos ahora, Canción de cuna de la chicharra:

Canta la chicharra

su canción de cuna

entre vuelos, miradas

y rayos de luna.

 

Duérmete mi niña

corazón de azahar

que la oscura noche

está por llegar.

 

Si duermes ahora

el frío se irá

a arropar las nubes

y ya no vendrá.

 

Duérmete mi niña

ojitos de mar

que las suaves olas

te van a arrullar.

        

Cuatro estrofas que conforman dieciséis versos, hacen al texto una verdadera melodía parecida a una nana, donde la chicharra personificada es la que lleva el estandarte. Todas las estrofas gozan de una rima (b-c), siendo la versificación hexasílaba la que predomina. Vemos andar la metáfora - Corazón de azahar- , - ojitos de mar - , también la hipérbole - arropar las nubes- .

Todo poeta debe evitar la monotonía, más bien darle al lector estímulos para que los libros sean mares estéticos, cosmos infinitos de interpretaciones donde la palabra hecha estrella alumbre por doquier, no significando esto que deba existir la perfección, que todo verso sea un poema.

Veamos el texto Mariposa:

Aleteo azul

entre las rosas

vibras al aire

vas presurosa

vuelas temprano

como una diosa

libas la miel

siempre deseosa.      

 

Ocho versos pentasílabos, a pesar de ser un texto breve, el poeta nos pinta un mundo donde bien están varias figuras literarias, desde la metáfora, el símil, la hipérbole, paradoja y otros giros estilísticos. Es una pintura de un lepidóptero que revuela entre las flores, transformado en divinidad, con la personificación deja de ser un animal para dotarla de algunos  sentidos, tal como el del gusto, pues la mariposa cata la miel.  

Leamos, Rayo de sol:

Viene montado

sobre un caracol

un rayo de luz

escapado del sol.

 

Terco jinetes                       

de fuego y calor

funde la brisa

calienta la flor.

 

¿Y al caracol

le quema su lomo

el rayo del sol?

 

Once versos conforman el poema, donde un  fulgor  es transformado en caballista,  quiere decir  que existe la personificación, puesto que la palabra terco lo hace convertirse en humano, una especie de ludismo, parte muy importante en la poesía, pero más si están presentes los traviesos. La  reconocida escritora, Laura Antillano, nos esclarece: “Hay que dejar que los niños disfruten las palabras y sus fuerzas secretas, dejarlos y expresar lo que la lectura los hace pensar y sentir. Buscamos lo que le gusta porque esta es su naturaleza: los juegos de palabras, la sonoridad  cadenciosa  que dice de sus ritmos interiores, los paisajes de la naturaleza y sus secretos, lo sencillo que sorprende”

Claramente observamos, que la escritora tiene plena conciencia de lo que significa dedicarse a la literatura, que la palabra erguida no solamente es conocer la gramática, es valerse de la lectura y nacer apto para tal o cual arte. Que los niños gozan de la narrativa y la poesía, cuando logran en una forma u otra entenderlas y al mismo tiempo jugar con ellas. Es ser juguetón y al mismo tiempo serio, tal como lo planteara Gianni Rodari en su gramática de la fantasía.  

Culmino con el poema, Ranita enamorada, donde el vate, en cuatro estrofas, nos da una clase sobre la rima, la ley del acento final, y las figuras literarias. La personificación sale al ruedo enseñando sus cualidades: - una rana con pantuflas-, -la luna elegante-, - y una flor haciendo preguntas-. Es la palabra haciendo el papel, no solamente de comunicante, si no también de un mundo lleno de ludismo y fantasía. Leamos el texto:    

En pantuflas y camisón

la rana sale al camino

parece que va dormida

soñando con su vecino.

 

Camina por las veredas

bajo la hilera de pinos

mientras la luna se asoma

con sus ropajes más finos.

 

¿A quién buscas ranita

con tus ojitos mohínos?

le pregunta la violeta

desde la sombra de un pino.

 

Busco al sapito saltón

que trabaja en el molino

me voy a casar con él

a compartir su destino.

 

Referencias bibliográficas                              

Antillano, L. (2017). Lucila Velásquez para niños y niñas. Caracas: Centro Nacional del libro.

Baquero, G. (1997). Juegos de Sentido. Madrid: Editorial Popular.

González Márquez, J. (2023). Ronda del pan y del trigo. Mérida: Ediciones Madriguera.  

Mendoza Sagarzazu, B. (1983). La infancia en la poesía venezolana. Caracas: Editorial  Arte.   

Rodari, G. (2015). Gramática de la fantasía. Caracas: Editorial Laboratorio Educativo.  

Silva, L. (1979). Belleza y Revolución. Valencia: Vadell  Hermanos.  

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