Tomás Jurado Zabala
Me he dado un gustazo leyendo El asombroso circo de míster Merard, de Jesús Pérez Soto. Es una de esas novelas que se escriben pensando en lo que pudiera agradar a los adolescentes y que, por supuesto, atrapan por igual a quienes hemos dejado atrás esa etapa, pero que seguimos evocando ese niño que llevamos por dentro y que nunca deberíamos dejar escapar.
Ciertamente, la categorización que suele hacerse de este tipo de literatura llamándola “literatura juvenil” es solo por el cuidado que debe tenerse con el uso del lenguaje y con la exposición del argumento, porque los temas son prácticamente los mismos: el amor, el miedo, la solidaridad, la guerra, la amistad, la soledad, la envidia, etc.
Ahora bien, este tipo de cuentos, de novelas, de textos teatrales no son, de ninguna manera, obras exclusivas para los adolescentes, pues es innegable que son igualmente apreciados por niños y por adultos. Esto es algo que ha estado ahí siempre, desde hace varios siglos cuando el grueso de la población era analfabeta y quien leía, leía para el grupo. Pero ha sido en los últimos años, podría decirse que recientemente, cuando se le ha puesto etiqueta y se ha comenzado a hablar de literatura transversal, crossover, como la llaman los pedantes para alardear de ilustración británica.
Es pues, en estos nuevos tiempos cuando se hace visible que este tipo de relato “se extiende de un lado a otro”, que atañe a distintas categorías. Y es así ciertamente porque muy pocos podrán negar que obras como Platero y yo, del nobel de literatura Juan Ramón Jiménez; o Pinocho, de Carlo Collodi; o Pippas Mediaslargas, de Astrid Lindgren; o Fray Perico, de Juan Muñoz Martín... y tantísimas otras, proporcionan igual emoción e igual placer estético tanto a los niños como a los jóvenes y a los adultos.
De la misma manera, muy pocos podrán negar que el escritor que dedica su esfuerzo creativo a este tipo de literatura tiene tanto mérito como el que escribe exclusivamente para adultos. En alguna ocasión el famoso dramaturgo venezolano Rodolfo Santana me confesó que él se consideraba incapacitado para escribir una obra dirigida a los niños.
Jesús Pérez Soto es un escritor cuya mayor obra poética y narrativa ha sido motivada por los niños. En el ejercicio de su profesión de maestro ha pulido una vasta experiencia en la comunicación con niños y adolescentes, lo que le ha aportado la sensibilidad necesaria para interpretar el universo interno de la gente menuda. Así observamos que en su novela El asombroso circo de míster Merard trabaja deliciosamente el tema de la solidaridad, llevándonos a una interesante historia que se inicia cuando un niño descubre que su perro ha desaparecido. Más tarde llega a la conclusión de que su mascota ha sido robada por alguien de un circo, seguramente para convertirlo en alimento de los varios animales salvajes que allí tienen. Y desde ese momento nos toma de la mano para que acompañemos al héroe en su incansable búsqueda de su amigo animal.
De ahí parte un paseo singularmente mágico que, a propósito de la búsqueda del perrito, nos lleva a disfrutar de las maravillas del mundo del circo, a conocer personajes fantásticos plenos de colores y exquisito buen humor; a viajar por lugares insospechados para relacionarnos con otros acontecimientos históricos para, finalmente, concluir con el rescate feliz de la mascota dejándonos en el espíritu el agradable sabor de una buena lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario