lunes, 23 de octubre de 2017

En los predios de la poesía

  David Figueroa Figueroa

                                                             “No soporto el silencio/no soporto el callar”
                                                                                                             Orlando Pichardo

Poeta Tito Núñez Silva
Hablar de poesía es tener todo el universo ante los ojos, pues ella  tiene en su haber tanto lo visible como lo invisible, es un ser que la carne la transforma en huesos y los huesos los transforma en cielos. Por lo tanto  cuando nos asomamos a un libro de poemas es  corriente que tropecemos  con la vida, la muerte, el amor, la  bohemia, la guerra, la amistad  la fantasía y las nubes llenas de golondrinas.
En POEMADEMOS de Tito Núñez Silva (Fondo Editorial UCLA, (1996), encuentro que la palabra agarra senderos donde se fusionan el pasado, el presente y el futuro, toma muy en cuenta los versos del poeta-amigo Orlando Pichardo, “Para abrir las puertas del amor/hice de mi corazón/una ganzúa”.
Qué ejemplo más palpable que leer el texto VENGO DE ALLÁ, he aquí un fragmento:

Vengo de allá.
Los abuelos también llegaron de allá.

Caminé a golpe de agua en las ancas
a huida de ron y gallos
a ritmo de pájaros y sueños.
Vengo de allá.
Oteo el pasado.
Siento de silencio el pecho
de miedo
de comezón lo siento.
Canto y oteo el pasado.
Miro una mujer y oteo el pasado.
De historia de los miedos.
Los dioses nunca han sido míos.
Sólo los sueños.

Podía seguir transcribiendo el poema, pero me conformo que sepan que el poeta utiliza los sentidos y como ellos son los dueños de las imágenes,  pueden regarnos con ríos, trinos, caballos, ancas, uñas, dientes y cohetes de caña brava.
Nuestro querido y siempre recordado poeta Ramón Querales es muy certero cuando escribe en el prólogo: ”La poesía es su mundo, el lenguaje verdadero, la casa del alma, donde el espíritu respira a plenitud y habla con libertad”
Con los poetas,  Rafael  Zárraga, Rafael Garrido, Ennio , y Gabriel Jiménez Emán y  otros  amigos, hemos compartido millones de veces, tanto  la palabra como  la briosa compañía del dios Baco, jamás está ausente el verso, pueden faltar villas y castillos, pero la palabra erguida no, decir del Mexicano Octavio Paz, ella  es el día y la noche de las reuniones, cuerpo y alma  de nuestro andar dormido o despierto. Por cierto, no puedo omitir lo ideológico, Marx, Fidel Castro o el Che Guevara formando parte de la historia.

      Leámos, QUÉ HACER:

Cosa fea
un poeta haciendo pucheros
gimoteando
diciendo Ay
la revolución me va a comer Ay
pero si es cierto lo de Roque Dalton
Qué hacer, carajo.

Suena a biografía algunos de los poemas citados y que seguiré nombrando, pero para nadie es un secreto que la poesía también está llena de pensamientos y realidades, un juego donde caminan muchas veces juntas las cosas de la vida, ese sentir que cabalga tanto los jardines como los desiertos, lo mismo le cantamos a la muerte como a la mujer amada, que lo diga César Vallejo o Pablo Neruda. Muchos críticos, entre comilla, quieren conseguir en los poemarios una verticalidad tan vertical que solamente encontramos en su producción, cosas que nunca se hallan en los versos que ellos leen.
Con un poco de humor el poeta Tito Núñez escribe:    

        TEORÍAS

Creo tener resuelto
considero
la cuestión del por qué
y el para qué de la palabra
Lo primero es largo de contar
digamos simplemente
porque me da la gana
Lo otro es más difícil
Tomemos por ejemplo hechos anecdóticos
hace tiempo escribí
“El hombre se mata entre sí”
Miren qué tontería.
Después fueron los pájaros
mi hermana
las noches.
Un día grité Nos han robado
y pude explicarme el para qué
Luego canté al mar   al  sol   a tu ojos
y eran tus ojos el mar el día
lo que se llevaban
Hoy escribo 
en nombre del mar del día y de tus ojos. 

Más adelante reseña el prologuista: “Un libro, este POEMADEMOS, de vigorosa unidad en la ligazón de muchos momentos, muchos sucesos, sentimientos e inquietudes de un poeta. Instantes dispersos de un todo único y de aliento poético sostenido en su vigor y en el escenario que nos ofrece”. Es algo paradójico lo dicho por el poeta Ramón Querales, porque si es cierto que algunos poemas tienen cierta relación, muchos de ellos se separan en el tema o la ocasión de cuando fueron concebidos, explico que lo paradójico, es porque al final todos los textos tienen como principio el hecho poético, la transmisión de la palabra  en  pasos  por los senderos de la vida.
Recuerdo con sumo agrado al camarada Eduardo Gallegos Mancera cuando en su poema PICASSO, exclama:

Color de hombre
pintó el mundo
al óleo
Y luego lo deshizo
en tres grandes cubos:
paz, demonio y carne.

Así conseguimos infinidades de veces en este poemario de Tito Núñez: “La rueda es una estrella” que no pudo llevarlo a las ciudades soñadas. Que “Se abre la montaña/Aún no estamos en la cima”, “Tomar los hechos con su valor exacto/Decir hasta aquí llego/o hasta allá me voy”. “Porque he dormido sobre nubes/y he paseado mi cuerpo entre los árboles/hablo con arrogancia del amor”.
Podría seguir andando por los misteriosos, sencillos y difíciles pasos que la ironía, la risa y otras cosas confabuladas con la palabra están presentes en el poemario, pero ustedes dirán ya basta, las noches y los días seguirán existiendo y volveremos a encontrarnos con los queridos e inmortales traviesos duendes de la poesía.  
     

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