José
Gregorio González Márquez
La Junta Militar. Débora Arango. (1907-2005) |
La poética configura un mapa
de certezas donde el escritor plasma su sentido de la vida. Desde el
poema surge el grito que apaga los silencios, que desgarra, que
denuncia, que compromete. La existencia puede perderse en manos
criminales; estar atada por algún tiempo a las dictaduras impuestas
por momios de cartón pero jamás claudicará ante el verdadero
sentido de la escritura. Un poeta lucha y persevera; expone su
pensamiento, deja del lado los miedos para denunciar a quienes
intentan asesinar al pueblo. Un poeta es necesariamente un mártir
que lleva sobre su espalda el dolor y la agonía que sufren los
desamparados, las víctimas de los estados terroristas. Marcelo
Seguel Bon poeta chileno no escapa a esta realidad; exiliado en
Venezuela por más de veinte años traza en su libro Los
Paisajes Imposibles la experiencia vivida en su patria natal.
Vivir en carne propia, sufrir los embates de la sangrienta dictadura
de Pinochet le indujo a sostener en su poesía la resistencia, la
humanidad, el calor de sus hermanos, la denuncia y sobre todo el
compromiso revolucionario con su amado pueblo chileno.
Los
Paisajes Imposibles conjugan
o contraponen dos situaciones políticas. El poeta decide un exilio
voluntario y viaja a nuestro país sólo para encontrase con un
proceso que se pone en marcha con el estallido social del caracazo.
Entonces vive de nuevo el horror de los asesinatos, la persecución
política, la tortura y las desapariciones forzosas. Sigue de cerca
los acontecimientos que se generaron en los aciagos días de finales
de febrero y comienzos de marzo de 1989 y percibe un ambiente cargado
de incertidumbre, de represión. Seguel Bon inicia su libro con un
fragmento de la ultima alocución dirigida por el compañero
presidente Salvador Allende al pueblo Chileno aquel nefasto 11 de
septiembre de 1973. A partir de allí reconstruye con imágenes la
visión que tiene desde el niño cuando Pinochet asalta la moneda
para traicionar a su comandante y alzarse con el poder. En
el silencio de la lluvia el
poeta nos dice:1.- Largas
tardes de verano. Acostumbro a sentarme en esta enorme habitación.
Mamá entra con la bandeja de té. La luz se vuelve muy débil.
Termino. Me concentro en el ruido que producen las moscas al
estrellarse contra el ventanal. A las 8 pm me llama para ver las
noticias en el Canal nacional. 3.
Música de hormigas fornicando en la oscuridad. Enciendo la radio:
Radio Nacional, bando nº 3 “Todo individuo que no respete las
órdenes del nuevo gobierno será fusilado en el acto”. 6:30 a.m
Miguel se va muy temprano a su trabajo bajo este cielo carbonizado.
Tacos Azules de miedo”
En
los laberintos del olvido, José
Marcelo rinde homenaje a los muertos y desaparecidos en los días del
caracazo. Presiente en sus poemas la esperanza de justicia y el
castigo a los culpables. Recuerda entre tantos asesinados al poeta y
pintor Crisanto Mederos.
Desde el abismo te llamo (los desaparecidos del 89) nos
dice: De ángel o
demonio son los pecadores cielos del adiós. Dice; como una mancha,
las queridas flores de La Peste y lágrima final. Loa nomeolvides y
la cal borró a los N.I. Como pescados violentos dentro de un
caleidoscopio. Ha muerto el Ávila y entre fotografías de parques
abandonados y miradas perdidas vino la lluvia y el viento a borrar el
valle. Te logré ver en la penumbra antes de irte, ¿Dónde estás?
No dudamos que José Marcelo
Seguel Bon alimenta su poesía con la rebeldía, con la posición
cotidiana de un poeta incapaz de callar los sufrimientos de un
pueblo, con el sentido de la denuncia, con la expresión del hombre
que no se doblega ante las adversidades.
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