Carlos Yusti
Si uno hubiese tenido talento quizá habría comenzado en esto de la literatura como poeta maldito. O sea un geniecillo precoz con la navaja de la metáfora nueva dispuesto a acuchillarlo todo. No obstante uno va a la literatura sin saber bien en que embrollo se mete y sin sopesar la falta de preparación. Cuando se empieza a escribir uno se asemeja a esos boxeadores sin piernas y ni cerebro. Las razones para escribir, tan insondables como las razones para no escribir, te empujan de manera automática. Como carecía de talento y lectura comencé como plagiario. Además los Rimbaud se dan en la vida de manera esporádica. Escribir una obra literaria paradigma a los 21 años, enamorarse de otro poeta, sentar a la belleza en las rodillas e injuriarla y luego irse a comerciar con armas y esclavos en Abisinia no era mi ideal. Tenía para ese entonces 14 años y leía mucho a Quiroga. Quería escribir cuentos