José Gregorio González Márquez
Del
cielo, la luz
del
mar, sus colores
para
el Niño Dios
una
cuna de amores.
Del
fuego, su lumbre
del
campo, verdores
y
la voz de arrullo
de
los ruiseñores.
Del
viento, su brisa
del
alba, fulgores
rayitos
de sol
camino
de flores.
Del
árbol, la savia
corteza
de olores
le
ofrendan al Niño
alegres
pastores.
Del
monte, retazos
frutas
y sabores
para
Jesús mío
Rey
de Redentores
Me encantó este poema.
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