Yony G. Osorio G.
“Toda creación estalla de plenitud. Los
dioses crean por exceso de potencia, por desbordamiento de energía.
(Jorge, C., 2007, p. 20).
El amor como acto de creación es lo que vamos a encontrar en el libro del poeta David Figueroa Figueroa, titulado Encuentro con el doliente amor. Su diseño vital gira en torno a la configuración de una especie de “diástole y sístole imaginativas” (Sefamí, J., 1993, p.41). En este caso, el uso que le daremos a esos términos estará asociado al ritmo del corazón poético que se agita en la obra coagulada de poemas, y que sitúan al lector en el espacio lírico del soñador, labrador tenaz de un universo de palabras que sueñan y nos sueñan. De tal modo, se confirma que éste es también el trabajo del poeta, como el mismo lo acentúa: “Soñar es mi trabajo de día como de noche” (Figueroa, F. D., 2012, “Tarde”. p.18). Ahora bien, el encuentro que nos depara es imaginación creadora, amorosa energía conmovedora, la que ordena el laberinto sentimental donde concurren: tristeza, ausencia, nostalgia, distancia, recuerdos, celos, deseos, soledad, misterio, lo paradójico y la incesante memoria. De acuerdo con esto, desde la perspectiva del hablante percibiremos una atmósfera transfiguradora de los objetos, las cosas, los seres animados e inanimados y fenómenos atmosféricos, para que la operación poética del lenguaje actúe con la entrada de la metáfora, de hecho así se ratifica en este verso: “Donde transita la metáfora el ojo se multiplica” (Ibídem: “Rincones”. p. 5).
Para construir el imaginario que nos propone
el poeta David en su Encuentro con el doliente amor, ese
torrente verbal cargado de ardor está signado por el hecho de que la
palabra está asociada al mito, por tanto, según Mircea Eliade: “Es
pues, siempre, el relato de una creación; se narra cómo algo ha sido
producido, ha comenzado a ser.” (Citado por Blanca de González, 2004, p. 31).
De allí, de esas “facultades humanas” que posee el hombre para crear toda
posibilidad del espíritu, es decir, lugar en donde se conjuga el placer de
crear, es de donde parte el poeta David Figueroa Figueroa para emprender un
viaje desde la palabra primordial; entonces, su impulso vital es el de retornar
al mundo de Eros con sus arcos y flechas, y asumir ser mediador entre el ámbito
de lo divino y el de lo humano, así que:
“El P. transforma lo divino en lo humano y
eleva lo humano al nivel de lo divino; el elemento mediador que une estas dos
esferas, en el acto de la creación poética, es el lenguaje, el discurso, la
palabra del P. (…) los P. ayudan a que las oraciones, deseos y sacrificios de
los hombres lleguen a los dioses y reciban la respuesta de los dioses; a su vez
los dioses estimulan la creación poética, ayudan a los bardos, les otorgan la
clarividencia les transfieren las ofrendas…” (Vladimir N. Toporov, 2002, p.
385-386).
Subrayando
en lo anterior, no estaría demás rememorar esa imagen iniciática del dios del
amor, la que después será recreada desde la voz interior por el terrenal poeta David
en el libro Encuentro con el doliente amor. Veamos pues la nítida y
primigenia imagen de Eros desde esta óptica:
“Al comienzo estaba Noche,…Nyx, en
nuestra lengua. También Homero la consideraba una de las diosas más grandes,
una diosa ante la cual el mismo Zeus se tiene en sagrado temor reverencial.
Según esta historia, ella era un pájaro de alas negras. La antigua Noche
concibió del Viento y puso su Huevo plateado en el regazo gigantesco de
Oscuridad. Del Huevo brotó el hijo del impetuoso Viento, un dios de alas
doradas. Se llama Eros, dios del amor, pero este no es sino uno de sus nombres, el más amable de
todos los nombres que este dios portó. …Llamarlo Protógonos significa solamente
que fue “el que nació primero” que todos los dioses. Su nombre Fanes explica
con exactitud lo que hizo cuando salió del cascarón del Huevo: reveló y trajo a la luz todo lo que hasta entonces
había permanecido oculto en el Huevo de plata; en otras palabras, el mundo
entero”. (Karl Kerényi, 1991, p. 24-25).
Panorámica
de otra mirada
El escritor y poeta David Figueroa Figueroa,
del que vamos a escribir estas líneas, cuenta con una obra publicada y otros
tantos trabajos inéditos, así como ha obtenido premios y reconocimientos a su
labor en la escritura. Sus trabajos poéticos han sido publicados en periódicos
y revistas dentro y fuera del país. Su
poemas se encuentran en varias antologías: Jóvenes poetas de Lara y Yaracuy,
Caracas (1980); Antología de la poesía yaracuyana, Yaracuy, (1983); Poesía en líneas, Yaracuy (2009); Invitación
a la poesía, Argentina (1987); Americanto, Argentina (1993); Los
pasajeros del arca, Argentina (1994); El ámbito de la rosa,
Argentina (1995); Golosina y caña dulce, Caracas (1999), Antología 27F: Poesía, memoria y revolución, Consulado
General de la República Bolivariana de Venezuela en Sao Pablo, Brasil (2010), El
corazón de Venezuela, Patria y Poesía (2008). Libros publicados: El amor es una trompeta de sueños (1980), Rondas sin fin (1981), Plural
cercanía (1987), Mariposas
del sol, Las batallas de Eros (1993),
Tiempo
de colibrí (1992), Tauroquia (1996), Cuando el río se hacía palmeras (1999), No hay tiempo para el tiempo,
La palabra como un río (2006), Alfabeto
de lluvia (2007), Voces
del arca (1996), La poesía con sus pupilas milenarias (2008),
Río
de voces (Antología de poetas
yaracuyanas), Creatividad y poesía en acción (2005) (Coautor). Esto sin
nombrar sus trabajos en Literatura infantil, pues se conoce que ha participado
en los eventos del Encuentro con la Literatura Infantil y Juvenil en Venezuela,
coordinado por la escritora Laura Antillano; como también estudios dedicados a
este género que aparecen en el espacio Tinta Invisible consagrado y exclusivo
para divulgar en Venezuela y para el mundo el mágico universo de la literatura
dirigida a niños, adolescentes y jóvenes, dirigida ésta por el docente y
escritor José Gregorio González Márquez. Reconocimientos: Premio de poesía
Aquiles Nazoa, Anzoátegui, 1985, Premio de Poesía Casa de la Cultura de
Guayana, Ciudad Bolívar, 1990, Premio de Poesía Fundación Cultural Barinas,
2004, Premio de Poesía Cada Día un Libro, Caracas, 2004, Premio de Cuento
Fundación Cultural Barinas, Barinas, 2005, Primer Concurso Nacional de Poesía
Tradicional de Sacven, “Juegos Florales de la Poesía Tradicional, 2007.
“El
amor lo multiplica todo”: dos referentes para un encuentro
A pesar de ese cúmulo de producción escritural,
solamente nos referiremos específicamente a dos obras en las que se menciona
directamente este tema, ellas son: El amor es una trompeta de sueños
(1980) y Las batallas de Eros (1993). Cada una de ellas goza de autonomía
en cuanto al tratamiento que se le da a tan complejo asunto. Claro está que en
cada una persiste ese impulso esencial llamado Eros o Cupido. Pero no estaría
demás apoyarnos en esta imagen si apelamos a Ivonne Bordelois (2007), cuando
estamos hablando del lenguaje poético y la carga amorosa que constituye su
poder, en este particular, ella afirma que: “Si
es verdad que la pulsión de vida, el Eros, es la que vincula al deseo y su
objeto, y el placer es la señal certera de su realización, el lenguaje es una
de las manifestaciones más evidentes y universales del principio del placer”
(p.3). (Bordelois, 2007, p. 3.).
Por
otro lado, en El amor es una trompeta de sueños (1980) el “imperio de los sentidos”
aplica lingüísticamente, como también la idealización extrema, lo fugaz, lo fragmentario
pero condensado, el juego de los espacios en blanco y la brevedad, elementos estos
que rigen la estructura del primer poemario, he aquí estos fragmentos:
“…la
poesía
es
La razón eterna.”
(Ibídem: p. 35/ S/n).
“…el amor lo multiplica todo.”
(Ibídem:
p.55/ S/n).
En
la otra línea de trabajo del segundo libro, es decir, Las batallas de Eros (1993),
podríamos afirmar que está conformado
por un catálogo de personajes que de una u otra forma han jugado un papel
trascendente en la historia, debatiéndose en la voluptuosidad y sus
consecuencias donde predomina el humor, el sarcasmo, la ironía, la
hipertextualidad, y se entrelazan la prosa y la versificación. En éste la
palabra trasciende la memoria que fluye en boca de esos personajes dioses y
semidioses resucitados por el verbo. Igualmente, las canciones que vigorizan a
estos textos evocan nostalgias, tristezas, ausencias y los precipitados atajos
del sentimiento. A manera de conclusión,
estas breves palabras extraídas del prólogo de la ensayista Natividad
Barroso son suficientes para determinar la importancia del libro aludido:
“Este
libro tan particularmente condimentado ha tomado por una vereda inundada de humor pero sin dejar de incluir referencias a muchas de
las tragedias y cambios históricos propiciados por ese misterioso y
poderosísimo impulso. Ha sido sazonado con
los géneros de canciones que sí han mantenido permanente contacto con el
lado popularmente romántico –en
particular en cuanto al despecho- como son los boleros, rancheras y similares
que marcaron y siguen marcando las épocas felices y, en extraña paradoja,
terriblemente desdichadas de la adolescencia y primera juventud; etapas
imborrables que siempre recordaremos en la madurez y la vejez. (Figueroa F., D., 1993, p.12). Una pequeña
muestra de este poemario cabría para sustentar lo expresado:
“VENUS”
“
Multiplicado el amor, el tiempo se deshoja en la nada.
Más
veloz que Aquiles (el de los pies ligeros), Baco toma las riendas.
Oculto en el desespero, Marte espera la dama
deseada, sin tomar en cuenta
las
miradas del prójimo ni las de su rival.
Hecho un sátiro anuncia:
Mi corazón gaviota errabunda por tu cuerpo
como
las palmeras al beso del viento.
Renqueando
su impotencia, Vulcano (el herrero) siente las aguas de Otelo y con
la rapidez de un rayo, fabrica una red
imperceptible. Donde luego, los amantes
quedan cautivos como dos tortolitos.
Blanca
de lo blanco, Venus deja ver su montaña dorada. ¿Cuántos ojos clavados
en
aquella zona que fue secreta y pública? ¿Cuánta rabia desbordada en los
predios del Olimpo?
Multiplicado el amor el tiempo se deshoja en
la nada.
Más veloz que Aquiles (el de los pies
ligeros), Marte vuelve a las andanzas. Hecho
un
sátiro anuncia:
Mi
corazón gaviota errabunda por tu cuerpo
como las palmeras al beso del viento.
En
una tasca, angustiado, Vulcano (el herrero) se refugia en el Trío Los Galanes:
“Una palabra que fue la despedida/me dijiste
una noche, una noche que fue/que
fue
para mí, para mí, la locura. /Porque bajo las rosas, lágrimas de tristeza
dejé…” (Ibídem: p.77).
“Donde
transita la metáfora el ojo se multiplica”
Después
de una mirada panorámica a esos dos referentes que fijan una escritura densa sobre
lo amoroso, retomemos y reiteramos con Roland Barthes que “Escribir es un modo de Eros…”, y eso es lo que el escritor
yaracuyano David Figueroa Figueroa nos confiere en su Encuentro con el doliente amor.
Desde ahora en adelante va a funcionar “La
palabra tejedora de horizonte” que renueva el discurso amoroso
profundizando aún más desde la metáfora (Ibídem: “Poética”. p. 25). Qué más se
puede evidenciar en este texto donde la palabra es búsqueda autónoma, voz
despojada, maestra de la memoria, testimonio, portadora de voces vegetales y
ser en movimiento:
“Bien
cercana una canción se transforma en bandera
y la sencillez es aquella llama que jamás
engaña
Eso nunca jamás lo olvida la poesía
mientras sea poesía
Es por eso que ella deja el disfraz en
la maleta
Tiene en su poder la multiplicación de los panes
Posee el juego inconfundible de la metáfora
Es cuando la lejanía
es más cercana.” (Ibídem: “Ojos”. p.7).
Este
discurso amoroso se nutre de otros recursos expresivos que son de uso frecuente
en la creación de este imaginario poético. Bien podríamos decir, y creemos no
cometer un desatino, que las figuras retóricas embellecedoras del lenguaje
poético no escapan al estudio y a la aquilatada destreza del autor en su
dilatada experiencia en el medio escolar, claro está, despojada totalmente de
un retoricismo: “Deja la retórica le
decía la palabra al Olimpo (Ibídem:
“Estrella”. p. 20). Entre las figuras
que podemos descubrir tenemos: la humanización, el símil, la paradoja, la
anáfora, la hipérbole, la imagen y / o metáfora.
La
metáfora como recurso de fecundidad
Para no perder de vista la importancia que el
escritor David Figueroa Figueroa le otorga a la metáfora como recurso de
fecundidad, en donde el amor experimenta un clima de alteración permanente, nos
vamos a valer del libro Creatividad
y poesía en acción (2005), escrito a dos manos entre Lilia Margarita de
Figueroa y este autor; además, éste incluye en su sección “Antología de
lecturas” tres trabajos en torno a la metáfora, ellos son: “Poesía”, Vicente
Gerbasi, “Vindicación de la metáfora”, Gabriel Jiménez Emán y “Los tres
secretos de la metáfora”, Pedro Mir. Todos ellos consustanciados con este
tropo, la metáfora, enriquecedora de la palabra cotidiana, para hacer de ella
un… “Caballo
luminoso”, como dice el poeta Gustavo Pereira cuando se refiere a la
poesía. En este sentido, se habla de restitución de ese mecanismo que opera
desde un hondo psiquismo del hacedor de la palabra o si se prefiere “soñador de palabras” (Juan Carlos
Santaella, 1988, p.41). A la luz de
estas miradas la imagen y/o la metáfora mantienen la función de trascendencia y
autonomía, la que posteriormente es recobrada y se torna médula en la obra Encuentro
con el doliente amor. Resulta oportuno a este efecto, realizar el
registro y visualizar que en el poema “Estrella” ella connota esa multiplicidad
de sentidos reveladores que revalida lo dicho anteriormente:
“Deja la retórica le decía la palabra al
Olimpo
Acuérdate que tierra somos
tierra de carne y hueso
“Jamás pongas en duda que el amor es lámpara
encendida
Que igual es un leño”
Que una luciérnaga
Que la mujer es aquella estrella convertida
en flor
Deja la retórica repetía la palabra
Déjala para la filosofía
Los ríos cantan y jamás han estudiado
partituras
Ellos saben perfectamente que tienen
oídos
Aléjate del cuchillo alevoso del qué dirán
Y verás que en
cualquier calle te espera el verso
Él sí puede convertir el silencio en
cielo
Ese cielo donde las razas son jardines
que bailan
Con el tambor de la igualdad.” (Ibídem: “Estrella”. p. 20).
Ahora
bien, para continuar y abonar sobre la metáfora en el proceso creador
seleccionamos algunos fragmentos de diferentes escritores, lo que corroborará
el valor que adquiere ésta en el Encuentro con el doliente amor. De
acuerdo con Gabriel Jiménez Emán:
“Se dice que los poemas son metáforas del
mundo, y que la vida es una especie de metáfora de lo sagrado: Vivimos en una transición hacia
un mundo superior, que la metáfora nos hace vislumbrar por momentos. Esa
maniobra de despertar en nosotros los más ínfimos fantasmas. La literatura es
un fantasma, es cierto, pero nos pone en contacto con el otro polo: lo sagrado.
Y sentimos: somos dioses rechazados, pensadores en el reino de lo virtual. La
metáfora, máxima virtualidad, sobrevivirá a los días. Los dueños de los años
jóvenes lo verán” (De Figueroa G. Lilia, 2005, p.183).
Por
otro lado, en el autor de “Mi Padre el inmigrante”, Vicente Gerbasi, hallamos
la reafirmación de este acontecimiento que se manifiesta en el acto creador:
“Para el poeta la metáfora es el medio por el
cual le es permitido erigirse en mago, en creador. La metáfora eleva la
palabra a una dimensión feérica. Por
ellas las percepciones, las vivencias, los objetos se transmutan en
representaciones animadas. La metáfora es un juego mediante el cual el espíritu
realiza su secreto y sagrado anhelo de transformación y crear. Una bella
metáfora es un milagro, y viceversa. (…) Cuando un poeta logra una metáfora,
multiplica, desintegra una serie de elementos y los reintegra en un mágico movimiento del lenguaje, en el que interviene
el color, la forma, la música, formando una unidad imprevista” (Ibídem: p.151).
Por
su parte, Pedro Mir, aborda ésta desde lo retórico, lo emocional y el
fundamento clasista, que confirma la direccionalidad y la abundancia de este
recurso, del cual solamente se ofrece un fragmento:
“La Metáfora es el arma milagrosa de
los poetas…Es un fusil, un cañón, una bomba atómica que si se dispara bien no
mata ni destruye, sino que transforma el mundo y levanta e ilumina al hombre y
su contorno. (…) Pero la retórica nos llevó más lejos y nos reveló, con la
catacresis o tropo socializado, todo un mundo de metáforas que iban y venían
con nosotros por entre los breñales del tránsito cotidiano. Miles de metáforas
que pasaban cada día del recinto individual al uso social. De los domésticos labios
del ama de casa, el ámbito multitudinario del municipio. Y así, de las hojas de
los árboles, derivamos el origen gracioso de hoja de los libros, hoja de la
espada, de la hoja de la navaja, de las hojas de zinc que nos servían de
techumbre, de las hojuelas de harina que nos servían de alimento (Ibídem: p.195-196).”
Balance de una memoria afectiva
Tomaremos
en cuenta al ensayista Juan Carlos Santaella (1983), para la comprobación de
este recuento de la memoria afectiva, que está implícita en este trabajo del
poeta David Figueroa. Así que observamos, una vez leído también el ensayo, y
notamos que después de emprendido su recorrido por la obra de Roland Barthes, nos
deja un vigoroso texto sobre las figuras del amor que nos servirán como base
para examinar y localizar ese lenguaje secreto que se funda en el libro de
David Figueroa Figueroa. De hecho afirma el autor del ensayo citado que:
“Todo enamorado dispone de un discurso
decisivamente amoroso. Podríamos perfectamente decir que el amor engendra, en
toda su desmesura, una cantidad de códigos de los que se sirve y es servido a
través de todo un recorrido imaginario donde circulan y tropiezan figuras que,
lentamente, van armando el gran inventario de solicitudes, esperas, citas y
ausencias que constituyen el domino secreto del amor. (…) Entre todos los
discursos humanos, el del amor parece ser el único que se mantiene dentro de un
marco absoluto de sencillez (…). ¿Qué otro sentido pueden tener ciertas figuras
como los celos, la ausencia, la angustia, la espera y el yo te amo si su
carácter depende completamente de un designio interminable? El enamorado habla
por bocanadas de frases, reducidas muchas veces a breves palabras que sólo
tienen la intención de afirmar un estado de ánimo muy peculiar” (Santaella, J.,
1983; p-p.197-199-201-202).
En
este mismo orden y dirección, consideremos oportuno seleccionar una muestra
suficiente de versos que ilustren ese lenguaje llano que se suscita en el ser
enamorado, como refiere la cita; textos estos que se deducen de algunas figuras
recreadas por el amante deslumbrado de los signos íntimos implícitos en la obra Encuentro
con el doliente amor:
“Yo
con el encuentro del doliente amor
consigo batallante la discordia…” (Ibídem:
“Estación”. p. 6).
………………………………………………………
“Igual
que las olas en el mar de mis versos
Una mirada tuya es mi mejor fortuna
Dice un amigo
y escribe en el aire
Algunos ignoran lo luminoso que es estar
enamorado
Viven generalmente de subterráneo en
subterráneo
Ven el sol solamente cuando sueñan con el día
Torturados por sí mismo tienen el corazón de
hielo
Yo en
cambio siembro por donde quiera margaritas…” (Ibídem:”Existencia”. p.3).
…………………………………………………………………
“Pero qué puede estar más loco que un hombre
enamorado
Las
palabras se vuelven tesoros
y los tesoros
se vuelven palabras…” (Ibídem: “Encuentro”. p.12).
………………………………………………………………
“Nerviosos mis ojos se quedaron en tus
cabellos…” (Ibídem: “Ojos”. p.7).
………………………………………………………………..
“Porque eres lo que no tengo”
Tal vez
suene a paradoja
Pero es más real que lo real” (Ibídem:
“Rincones”. p.5).
……………………………………………………
“Solamente
nos basta un sí al oído”
y una mujer será convertida en nuestra
luna…”(Ibídem: “Rincones”. p. 5).
…………………………………………………………….
“Para
ti las estrellas más cercanas
Y también las más
lejanas
Jardinero seré siempre
Jardinero de tu
cuerpo…” (Ibídem: “Ofrenda”. p.4).
………………………………………………………
“Ya no
soy un cantor enamorado
Tal vez la culpa
es mía por haberte dejado marchar
Aquí estuvieras junto a este ser que ahora es
pura queja
Por todas partes me rodean noches de arena
y digo que son de arena
porque ni siquiera un oasis
está presente”… (Ibídem: “Ausencia. p.26).
En lo que respecta a la palabra como portadora
de testimonios, recuerdos de vivencias que se alojan en el alma del poeta, y
que luego éste nos lo devuelve recreado en esa envoltura de metamorfosis
verbal, el filósofo y ensayista español, José Antonio Marina, nos recuerda en
su estudio sobre los sentimientos, concretado en su Laberinto sentimental (1996)
que:
“Los sentimientos, y ya lo sabemos, son
una evaluación del presente que procede del pasado y nos empuja hacia el futuro. Son frutos de la
memoria, de la realidad y de la anticipación. Derivan de nuestras tendencias
nuevas. Están influidos por los recuerdos y a su vez organizan la memoria. En
vano nos acordamos de las cosas, y a
usar esta palabra derivada de cor, corazón
en latín, estamos mencionando las raíces afectivas del recuerdo” (Ibídem: p.
204).
Mas
en realidad, ese sujeto del doliente amor también revisa el mundo afectado por
la ira del hombre que anida latente o manifiestamente el sentido de
autodestrucción, la ambición de poder, la falta de solidaridad humana, la
esperanza que no llega, en este caso, el desamor que deriva en la guerra y por
tanto la angustia en la existencia; es por ello que el poeta registra en lo más
hondo de su alma y devuelve la pena de esa metamorfosis verbal poblada de
incertidumbres:
“Es
difícil no creer que el infierno exista
Cuando sabemos que el ser humano ha vivido en
él
Libia
lo recuerda a cada instante
Ya no tengo oído de tanto escuchar esos
truenos
Es la pólvora en busca del petróleo
Son los
huesos que ya son cadenas
Gargantas de flores que fueron y ya no son
Pero no obstante quedan
las palabras…” (Ibídem: “Estación”. p.6).
…………………………………………………………..
“Se desgranan los llantos en mi camino
Vallejo
esperando el trigo
Es la
frontera que separa la resta de la suma
Redondos y no cuadrados se pierden los
plumajes del viento
Donde de
pájaro el corazón es un camino
La semilla crece en la garganta del recuerdo
donde aún habita
y con
los presagios del tiempo juega que juega
Hechizado
marcho con el verso en torrente
Pinto estrellas que se vuelven banderas de
panes para todos
De brizna en brizna el destino se multiplica
para algunos
En porciones de amor los jardines del
relámpago
Memoria
No sabes cuánto te escucho y te admiro… (Ibídem: “Hechizos”. p.10).
En
último lugar, todo el acontecimiento de la creación está asociado al origen y
Eros es poesía en su pura esencia, iluminación, palabra primigenia que nombra
lo innombrable, ritual que nos recrea, de hecho:
“La poesía designa fundamentalmente
inspiración e inventiva artística. Como el mismo nombre indica, poesía es creación, producción
verdadera: poiésis en sentido
estricto. Y como toda poesía es Poiésis,
tiene por presupuesto el lenguaje o Logos
en el ejercicio poético, el cual es en sí mismo un poema en devenir,
transformación permanente o recreación: prerrogativa que pertenece también a
Eros. De tal modo, la poesía es devenir, aspiración que nunca puede
completarse, movimiento siempre anhelante. Dicho con otras palabras, Poiésis nace de Eros y se presenta como Logos o la creatividad emerge del
devenir y se recrea en la palabra” (p.4-2).
Finalmente,
agradezco al escritor David Figueroa Figueroa por haberme dado la oportunidad de
escribir estas escasas líneas sobre ese libro de la madurez, además, porque siento
que en verdad esta es otra posible lectura de esa gran metáfora del amor, un
viaje hacia ese Encuentro con el doliente amor, que es su
poesía en lo no perdido y encontrado, en este caso un recorrido amoroso desde
la escritura, lo que nuevamente enfatizamos en palabras de Bordelois: “…nos olvidamos de que el lenguaje es ante
todo un placer, un placer sagrado; una forma, acaso la más elevada, de amor y
de conocimiento (Ibídem:3).
“Cuando la poesía es pájaro y rana
La flor
perfuma su esqueleto que la sombra refleja
en
aquella gota que la hoja multiplicó en el cristal perdido
Oíd mortales: “Yo también tengo mis hielos /
tambaleantes / tengo
mis llamas / como cualquiera tiene si vive en
este tiempo”
Es que la palabra
es capaz de buscar lo no
perdido y encontrado… (Ibídem: “Cuerpo”. p.31).
REFRENCIAS:
BORDELOIS,
Ivonne. (2007). La palabra amenazada. Caracas-Venezuela: Monte Ávila Editores
Latinoamericana. p.3.
RENERO,
Adriana. (¿ ¿?). “Logos, Eros y Poiésis: Una interpretación sobre el poema
“Quejas de Menón” por Diótima de Friedrich Hölderlin. (P.p. 4-12). http://www.revista.unam.mx/vol.7/num5/art38int38.htmTrabajo
de Maestría en Filosofía.
JORGE,
Carlos H. (2007). Los siete Cristos. Caracas-Venezuela: Fundación El perro y la
rana. p. 20.
FIGUEROA.
F. David. (1980). El amor es una trompeta de sueños. San Felipe, estado Yaracuy:
Secretaría de Cultura-Gobernación del Estado Yaracuy.Pp.35-55 (S/n).
_________________.
(1993).Las batallas de Eros. San Felipe, estado Yaracuy: Secretaría de
Cultura del Estado Yaracuy. p. 12-77.
_________________.
(2012). Encuentro con el doliente amor.Pp.3-4-5-6-710-12-18-20-25-26-31.
_________________.
(2005). Creatividad y poesía en acción. San Felipe, estado Yaracuy:
Fondo Editorial de la Cultura Yaracuyana. Col. Literatura y Creación. Pp.151-183-195-196.
MARINA,
José A. (1996). “Jornada sexta: Crítica del mundo afectivo.” En: Laberinto
sentimental. Barcelona-España: Anagrama. p.204.
SANTELLA, Juan. (1983). Reescrituras. Caracas-Venezuela:
Academia Nacional de la Historia. El libro menor. Pp.197-199-201-202.
_______________. (1988). La lámpara encendida.
Caracas-Venezuela: Academia Nacional de la Historia. El libro menor. p.123.
SEFAMÍ, Jacobo. (1993). De la imaginación poética.
Conversaciones con Gonzalo Rojas, Olga Orozco, Álvaro Mutis y José Kozer.
Caracas-Venezuela: Monte Ávila Latinoamericana, C. A., p. 41.
DE
GONZÁLEZ, Blanca. (2004). La raíz mítica y ética martiana en la obra
para niños de Onelio Jorge Cardoso. Caracas-Venezuela: Casa Nacional de
las Letras Andrés Bello. p.31.
No hay comentarios:
Publicar un comentario