“Un
hombre ama a una mujer y la besa:
de ese beso nace el mundo”
Octavio Paz
David Figueroa González
José Gregorio González Márquez |
Este
tipo de poesía le canta al deseo de los cuerpos amorosos que se
entregan en las palabras, lo recrea y lo difunde mediante el
lenguaje, para hacerlo más sublime, ya que los cuerpos vuelen al
encuentro apasionado de las letras. Estas imágenes auditivas
rescatan al cuerpo de los deseos mundanos para exaltarlos en un canto
lírico.
En
este libro estamos ante una poesía sugestivamente erótica,
característica que rodea por completo esta nueva producción
literaria de mi estimado hermano – poeta. Sus composiciones captan,
tanto en su léxico como en su estructura, lo delicado y grácil de
la poesía, a demás nos aporta una fina sensibilidad amorosa, muy
distinta del tono mundano y ordinario que encontramos en la poesía
erótica de otros escritores. Creo
que no existe mejor manera de acabar estas líneas que citando el poema de la página 21 de esta obra para ejemplificar dichas cualidades:
que no existe mejor manera de acabar estas líneas que citando el poema de la página 21 de esta obra para ejemplificar dichas cualidades:
Sólo a tu regreso
de la memoria arcana
me atrevo a
descubrir
el espejo que guarda
tus inquietos labios
No es hora de
resignarse
y perseguir la
agonía
es momento de
avizorar
tu rostro escondido
en la distancia
Como
nos ilustrar el escritor mexicano Octavio Paz “El erotismo y el
amor son formas derivadas del instinto sexual: cristalizaciones,
sublimaciones, perversiones y condensaciones que transforman a la
sexualidad y la vuelven, muchas veces, incognoscible.” No obstante,
el erotismo va mucho más allá de la fusión de los cuerpos, es el
encuentro de las ideas y las palabras en la poesía, donde se crea
una comunión entre el deseo, la imaginación y la palabra, de esta
manera la poesía erótica es la canalización del frenesí amoroso y
la voz interna del poeta, elementos que podemos disfrutar en los
siguientes versos:
Deshilo tu pubis
recorro las fisuras
que nacen de la
batalla
Ungido por tus
temblores
me consumo en el
puerto
en la hondura en el
regreso
Escribía
amorosamente el poeta Borges. “Si una mujer comparte mi amor/ mi
verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos / Si una
mujer desdeña mi amor/ haré de mi tristeza una música/ un alto rió
que siga resonando en el tiempo/”. En tal sentido el poeta José
Gregorio González Márquez, despierta con su creación a esa mujer
con la que todos soñamos, razón por la cual, en los versos de Falso
Ejercicio disfrutamos como la poesía y el amor se convierten en un
hechizo que permite la materialización del cuerpo en la palabra,
intimismo que nos regala una expresión genuina de una poesía
amorosa y erótica, en las siguientes líneas damos cuenta de ello:
Quizás sean tus
senos
el lugar donde los
pájaros
se advienen a los
crepúsculos
y concurren a
contemplar las miradas
Quizás sea tu pubis
el limbo donde van
las voces
a dormitar la
ternura
y presentir el
engaño
Octavio
Paz afirma: “la sexualidad, el erotismo y el amor son tres caras de
una misma realidad donde el sexo es la fuente primordial. De estas
tres expresiones de la vida, donde el sexo funciona como el centro y
el pivote de esta geometría pasional”, de esta manera las líneas
de este poemario nos va impregnando de esa trinidad cuasi espiritual
que nos evoca imágenes sugerentes y traslada al mundo de Eros, el
siguiente texto nos ilustra:
Mi rostro
pleno de desamparos
no reconoce las
formas del abandono
dejo la voluntad de
verte
a las grietas que
ahondan
los círculos del
espejo
Existo para calcinar
la pasión
y sobrevivir a las
curvaturas
de tu pelvis
Para
el estudioso francés Georges Bataille existen tres tipos de
erotismo, el de los cuerpos, el de los corazones y el erotismo
religioso. En los tres se pretende zanjar la experiencia de la
discontinuidad, de la diferencia, del aislamiento subjetivo a través
de la vivencia de continuidad, con un amante, un amado, o un dios, a
través del cuerpo o del ser., quizás de estos elementos se vale el
autor de Falso Ejercicio para transportarnos a la ritualidad del
cuerpo como espacio para el goce de la palabra, así lo podemos
detallar en el siguiente poema:
Comprometido por las
liturgias
levanto la cara al
horizonte
envuelto en ritos
ancestrales
mi cuerpo desaparece
en la longevidad de
la tarde
incorpóreo gesto me
calcina
hasta nombrarme
alma incinerada
viento alado
condenado al fracaso
El
amor físico y literario lleva en si cierto tipo de locura, así el
amor es un estado demencial que nos posee y lo poseemos,
transformando todo en un mar convulsionado de pasión, donde el sexo
enmarca y agrega notas musicales a los cuerpos, quienes encantados
crean una fusión Eros-Tanos en un canto general. Energía que nos
envuelve y nos regocija en las siguientes líneas:
Vierte
en el cuenco de mis
manos
tu mirada
para que se inmolen
las heridas
y desaparezcan las
sombras
Rompe las fronteras
desplázame hasta tu
piel
usa un torbellino de
mariposas
que rodeen las
ínfimas ventanas
por donde escapan
mis caricias
Reinventa
mi voz cansada
para que se
prolongue en la oscuridad
y despeje las noches
de ausencia
Nos
recuerda el poeta Francisco Umbral con un deje libidinal. “Una
sexualidad erotizada, madura, fantaseante, creativa, imaginada,
lírica, con sentido de lo sagrado, no puede salir jamás de la
imaginación y se siente más rica con sus fantasías, fantasías que
no suponen soledad, sino que se multiplican con la compañía” Por
otro lado, según se vea el erotismo, está lo que Bataille llama el
erotismo de los corazones, cualitativamente más sagrado, ese
ardiente y pasional erotismo donde el ser amado… es asido, donde no
se escapa, donde los seres en su discontinuidad se abren a la
experiencia de la continuidad en el éxtasis, jugando así con los
límites del ser. Por tanto Falso Ejercicio es el resultado de una
poética corporal que nos envuelve en una atmósfera donde se respira
el deseo, la ritualidad y la despedida, en un espacio donde las
metáforas rememoran nuestras historias.
Busco
en la anatomía de
los herejes
el lenguaje de los
cirios
celebro en silencio
la presencia de tus
frases esquivas
no me obligo a
reconocer coincidencias
ni a escribir poemas
líticos
me expatrian por
amar tu cordura
me arrebatan sin
piedad
la voz de tus
milagros
A esta hora
es inútil hablar con los grillos
es inútil hablar con los grillos
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