sábado, 18 de agosto de 2012

Cuentos José Gregorio González Márquez

 

EL BESO


La princesa esperaba con impaciencia el beso prometido por su amado; llegó a pensar que así sellaría para siempre lo que suponía amor eterno. Mientras, el príncipe  reflexionaba si estaba haciendo lo correcto. ¿Acaso podría olvidar la halitosis que por años acompañaba a la princesa?

 

         LA POCIÓN


El alquimista.David Teniers el joven 1610
El alquimista nunca pensó que su poción pudiera ser exitosa. Había experimentado   con cuanto animal conocía; jamás funcionó. El elixir de la vida; la piedra filosofal que le daría la inmortalidad estaba lejos de descubrirla. Cuando decidió probar el  decantado líquido, el veneno surtió efecto. Hoy, sus restos son exhibidos  tras una vidriera en el Museo Arqueológico de La Azulita.



LA FUENTE

Cuando la plaza quedó desolada, el mendigo se dirigió a la fuente. Anhelaba tomar algunas monedas para mitigar el hambre. Al asomarse al agua, vislumbró el destello de un personaje desaliñado con una marcada cicatriz que recorría su cara; en el fondo sólo restos de suciedad. Las monedas habían desaparecido.


SUICIDA  II
Atrapado por el ondular de la cuerda, el suicida experimenta un deseo súbito de vivir, mientras con espanto ve caer la silla que le aferra a la vida.

CUERDA FLOJA

El público permanece en silencio. La expectación llega hasta límites indescriptibles. El artista avanza con pie firme sobre la cuerda que se desvanece bajo la carpa.

POETA
A Eloi Yagüe

 Carl Spitzweg - El Poeta pobre

La conoce en un café. Embelesado por su belleza comienza a escribirle poemas. Ella siente que con el halago llega el amor. Él viaja a las tierras desconocidas de la metáfora buscando un ejemplar único que imprima en el corazón amado, sus sentimientos. Ella enamora a su amante con los versos del poeta.


 

 IMPUNTUALIDAD




El defecto más emblemático que la acompañó en vida fue su impuntualidad. Llegaba tarde a todas sus citas. Se le ocurrió morir en Europa. El día de su velorio, el ataúd se extravió en la maraña de vuelos intercontinentales; apareció una semana después de su muerte.

AUTOESTIMA

Con la cabeza gacha, el cuerpo encorvado observa con detenimiento debajo de la alfombra.  Busca con ansiedad su aprecio personal, lo perdió después de leer cientos de libros de autoayuda.



ASCENSOR

Por segundos escudriñan sus miradas. Quisieran saber lo que piensa   uno del otro. El tiempo parece confabularse con la prisa que llevan. Un vaho rancio dejado por otros personajes satura la atmósfera. La eterna espera no deja más salida que mirar al techo. Buscan un agujero para escapar del claustro donde presienten   llegará el olvido.

ÚLTIMO INSTANTE

 ¿Acaso la vida puede ser detenida en un instante? No sabe si reír o llorar; gruesas gotas de sudor comienzan a inundar su cara; le resulta incómodo estar allí. La memoria se llena de recuerdos; en su mente innumerables momentos circulan agazapados. Siempre se ha considerado un hombre feliz; pero ahora su rostro es una mueca vacía, sin retorno. Repentinamente la luz lo enceguece. Apenas audible, el clic de la cámara fotográfica lo trae de nuevo a la realidad. 

SANSÓN

Estás hasta la madrugada parado frente al espejo viéndote la larga pista de aterrizaje que se ha formado en tu cabeza. Los innumerables tratamientos no han logrado atraer ni siquiera un cabello ajeno. Cuando te reúnes con tus amigos temes perder el peluquín que te acompaña desde hace tiempo; se burlarían en secreto y tú lo sabes. Anoche soñaste que te crecía una espectacular cabellera digna de ser llevada por un Sansón tropical. Medio dormido corriste al espejo y para tu sorpresa aún la poseías. ¿Acaso olvidaste quitarte la peluca que tu mujer utiliza cuando desea verse con cabello negro?


LA SOMBRA

La vio alejarse con parsimonia como si no quisiera abandonarlo. Una larga vida   como excelentes amigos compartiendo mujeres, vino y problemas; y ahora que llega el momento eterno tienen que separarse.



EPÍSTOLA PARA DAGUERROTIPO

 A Julián Márquez

Daguerrotipo Erótico Francés  La Ninfa

  De nuevo me siento a escribirte, no para contarte mis penurias, mis problemas. Quizás es mejor dejar atrás el pasado, olvidar los altibajos con que la vida ha tratado de borrar todo vestigio de felicidad, porque es fácil hallar culpable al destino. No. He resuelto vivir sin el dolor de haberme enamorado de la vieja fotografía donde posas desnuda para un sujeto que tal vez despreció tu cuerpo, por allá en 1880.





 VERDUGO

Con parsimonia desliza la cuerda alrededor del cuello. Se siente fatigado de su trabajo; son muchos años cumpliendo con una profesión que si bien parece cruel, es aplaudida por multitudes. Disfruta al máximo el poder de intervenir en dos actos antagónicos: la vida y la muerte. Esta mañana la euforia del público está ausente; en su habitación la vieja cama y el reloj de pared son su única compañía.

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