Y escribes para que el viaje de ida no
acabe
y haya luz en el portal de la memoria
Néstor Rojas
Carlos Yusti
Me asaltó el deseo de escribir por esa necesidad
de evitar esa foto de normalidad en la que aparecía desenfocado y como fuera de
lugar. Para concretar este deseo necesitaba escribir un libro, pero carecía de
imaginación para enfrascarme en la escritura de una ficción novelesca, sin
mencionar lo mal equipado, con respecto al lenguaje escrito, que estaba para
emprender semejante tarea. Solo tenía como soporte un montón de lecturas
desordenada. No tenía nada.Estaba en un agujero.
Un amigo fotógrafo (Yuri valecillo) me suministró el tema para un libro y lo agarré como un perro a un hueso. Durante tres años reuní información para ese puto primer libro. Entrevisté a un montón de gente. Visité a toda biblioteca real e imaginada. Viajé mucho. Cuando tuve un caudal suficiente de material informativo (en bruto) me senté ante una máquina de escribir portátil y le di de golpes a las teclas durante tres semanas de febril locura. Después de escrito el libro lo deposité en una gaveta y pude salir a la vida a mendigar un poco de luz.