lunes, 25 de diciembre de 2017

El Pueta Lugurúa, o la Navidad de los bancarios

 Mempo Giardinelli


Al Flaco Rolín lo llamaban El Pueta Lugurúa, aunque Lugurúa no era su apellido y nadie supo jamás quién se lo puso. Y en cuanto a lo de “pueta”, con u, era una burla de los bancarios del Bar La Estrella, que sólo leían páginas futboleras los lunes pero se la daban de gente informada y hasta aguda.

Claro que bancarios no eran solamente los que trabajaban en el Provincia o el Nación, sino que en el Bar La Estrella y alrededores se llamaba “bancarios” a la caterva de hombres que a toda hora se sentaban en los bancos de la Plaza 25 de Mayo, o de las veredas como las que había antes, o en las sillas duras e incómodas que puso el viejo Ideo Terada para que la clientela circulase, lo que sólo consiguió que Carmelo Pietrobono las definiera como “bancos de tortura japonesa”.

domingo, 24 de diciembre de 2017

Ofrenda al Niño Jesús



 José Gregorio González Márquez

Del cielo, la luz
del mar, sus colores
para el Niño Dios
una cuna de amores.

Del fuego, su lumbre
del campo, verdores
y la voz de arrullo
de los ruiseñores.

Del viento, su brisa
del alba, fulgores
rayitos de sol
camino de flores.

Del árbol, la savia
corteza de olores
le ofrendan al Niño
alegres pastores.

Del monte, retazos
frutas y sabores
para Jesús mío
Rey de Redentores


sábado, 9 de diciembre de 2017

Laura Forchetti: “Si el misterio se hace poema, lo celebramos”

Entrevista realizada por Rolando Revagliatti

Laura Forchetti nació el 18 de septiembre de 1964 en la ciudad de Coronel Dorrego, provincia de Buenos Aires, República Argentina, donde todavía reside, alternando con largas temporadas en la ciudad de Monte Hermoso, en la misma provincia. Es Profesora Especializada en Educación Especial y Profesora Especializada en Estimulación Temprana por el Instituto Superior Nº 9 de la ciudad de La Plata. Publicó los poemarios “Cerca de la acacia” (Editorial Vox, 2007), “Un objeto pequeño” (en colaboración con la artista plástica Graciela San Román, Vacasagrada Ediciones, Bahía Blanca, 2010), “Cartas a la mosca” (Ediciones

lunes, 23 de octubre de 2017

En los predios de la poesía

  David Figueroa Figueroa

                                                             “No soporto el silencio/no soporto el callar”
                                                                                                             Orlando Pichardo

Poeta Tito Núñez Silva
Hablar de poesía es tener todo el universo ante los ojos, pues ella  tiene en su haber tanto lo visible como lo invisible, es un ser que la carne la transforma en huesos y los huesos los transforma en cielos. Por lo tanto  cuando nos asomamos a un libro de poemas es  corriente que tropecemos  con la vida, la muerte, el amor, la  bohemia, la guerra, la amistad  la fantasía y las nubes llenas de golondrinas.
En POEMADEMOS de Tito Núñez Silva (Fondo Editorial UCLA, (1996), encuentro que la palabra agarra senderos donde se fusionan el pasado, el presente y el futuro, toma muy en cuenta los versos del poeta-amigo Orlando Pichardo, “Para abrir las puertas del amor/hice de mi corazón/una ganzúa”.
Qué ejemplo más palpable que leer el texto VENGO DE ALLÁ, he aquí un fragmento:

Vengo de allá.
Los abuelos también llegaron de allá.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Sobre “Árbol de tu olvido”, poemario de Omar Villasana Cardoza


 
Luis Benítez

En fecha reciente Ediciones Baquiana (https://baquiana.com), de Miami, Florida, ha publicado el primer poemario del autor mexicano Omar Villasana Cardoza, titulado “Árbol de tu olvido” (ISBN 978-1-936647-32-3).

El volumen -de breve extensión pero de intensa hondura lírica- ofrece en sus 86 páginas un contacto directo con un universo emocional que atraviesa el espacio del desamor y la pérdida, pero que no culmina en la subjetividad que le ha dado origen. El acierto de Omar Villasana Cardoza, uno de ellos, fue establecer en “Árbol de tu olvido” una proyección de lo individual en lo universal, en un constante ir y venir entre ambos campos. El efecto así logrado permite, por una parte, la identificación del lector con el autor, mas por otro lado le posibilita incursionar en las variadas analogías que ofrece, bien directas, la historia general. Con gran inteligencia, Omar Villasana Cardoza nos lleva de la mano por los corredores y pasillos de una extensa galería, mostrándonos en cada escena las reverberaciones y similitudes históricas, mitológicas y literarias de los núcleos de sentido implícitos en su discurso central, el de la desventura de la pérdida, tema característico del género, que tiene sus ecos en toda la cultura, tanto de Occidente como de Oriente. 

martes, 22 de agosto de 2017

Cómo acercar el libro al niño


Jesús Pérez Soto

Acostúmbrese a llegar primero que sus alumnos, lo contario sería ponerse como blanco de ataque. Vístase para el momento, no de etiqueta, sino de acuerdo a la clase. Dele vida al ambiente de trabajo; haga que sus alumnos no vean un simple salón, sino un escenario para representar sus vivencias. Ordene las sillas de manera tal que sientan que se sentarán a disfrutar de un espectáculo. No descuide sus oídos, en el aula se debe respirar paz, tranquilidad, concentración y para ello está la música, que debe ser suave e inspiradora.

Cuando estén ansiosos y casi desesperados de que ocurra lo inesperado, leales un cuento; antes debió practicar en casa la voz de los personajes, el ritmo del texto, la entonación de las frases, las pausas; recuerde que su trabajo como lector es darle vida al texto que está leyendo y que su mayor compromiso es decirle a los niños a través de la práctica, del ejemplo, cómo se lee.

Leer y conversar


Galo Guerrero-Jiménez

Se aprende a hablar bien con gente que está en condiciones de conversar; en este orden somos aprendices, al igual que cuando se lee un libro y nos nace la idea de conversar con él, de interrogarlo, de cuestionar ciertas ideas o de pensar a raudales cuando se reflexiona sobre un tema determinado. Se trata, por lo tanto, de una actividad enormemente productiva; pues, la conversación y la lectura juegan un papel de interpretación, de validación, de teatro y, sobre todo, de taller porque ahí se habla y se aporta con ideas en torno a los diversos asuntos humanos que son evidentes tanto en una conversación como en una lectura.

Se es aprendiz cuando se conversa y cuando se lee; el conversador y el lector se encuentran en un taller de la vida porque desde esa condición están dispuestos no solo para aprender sino para aportar mientras conversan y mientras leen. Como sostiene Aidan Chambers: “Existe una correlación entre la riqueza del ambiente de lectura en el que viven los lectores y la riqueza de su conversación sobre lo que han leído” (2007, p. 14).