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sábado, 22 de diciembre de 2018

Alejandra Correa: “Cuando pude elegir, elegí proyectarme al mundo”



Entrevista realizada por Rolando Revagliatti


Alejandra Correa nació el 12 de abril de 1965 en Minas, capital de Lavalleja, República Oriental del Uruguay, y reside en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Estudió Periodismo. Es Comunicadora Social egresada en 1986 del Instituto Grafotécnico. Efectuó en 2005 el posgrado de Políticas Internacionales en Comunicación y Gestión Cultural en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Entre 2002 y 2004 se desempeñó en el Área de Arte y Comunicación

viernes, 13 de enero de 2017

Falso Ejercicio: el encuentro del cuerpo con la palabra


“Un hombre ama a una mujer y la besa:
de ese beso nace el mundo”
Octavio Paz

David Figueroa González

José Gregorio González Márquez
El erotismo es una experiencia que nace del interior y se manifiesta en las múltiples situaciones y experiencias de la vida. El erotismo está del lado de la pasión y su ámbito es el cuerpo, nos refiere al reino de los placeres y displaceres del sexo, a la sensualidad, al desafío, a esa aventura que va la más allá de los sentidos y cuando se baña de poesía el erotismo trasciende todo lo tangible e imaginable del universo.
Este tipo de poesía le canta al deseo de los cuerpos amorosos que se entregan en las palabras, lo recrea y lo difunde mediante el lenguaje, para hacerlo más sublime, ya que los cuerpos vuelen al encuentro apasionado de las letras. Estas imágenes auditivas rescatan al cuerpo de los deseos mundanos para exaltarlos en un canto lírico.
En este libro estamos ante una poesía sugestivamente erótica, característica que rodea por completo esta nueva producción literaria de mi estimado hermano – poeta. Sus composiciones captan, tanto en su léxico como en su estructura, lo delicado y grácil de la poesía, a demás nos aporta una fina sensibilidad amorosa, muy distinta del tono mundano y ordinario que encontramos en la poesía erótica de otros escritores. Creo

martes, 10 de enero de 2017

Del Poemario Falso Ejercicio

José Gregorio González Márquez



                  I

Mi corazón es un hotel
con infinitas habitaciones
asediadas por tu silencio


                                                                               II
Desdoblo mis manos
soy ínfimo testimonio
en la pureza de tu rostro
Me nombro
guardián de la oquedad
simple vestigio
que se desvanece
en tu desmemoria

miércoles, 15 de enero de 2014

El amor es un acto de creación


                                                                                                        
                    Yony G. Osorio G.             
 “Toda creación estalla de plenitud. Los dioses crean por exceso de potencia, por desbordamiento de energía. 
(Jorge, C., 2007, p. 20). 
                                                                                             
 

El amor como acto de creación es lo que vamos a encontrar en el libro del poeta  David Figueroa Figueroa, titulado Encuentro con el doliente amor. Su diseño vital gira en torno a la configuración de una especie de “diástole y sístole imaginativas” (Sefamí, J., 1993, p.41). En este caso, el uso que le daremos a esos términos estará asociado al ritmo del corazón poético que se agita en la obra coagulada de poemas, y que sitúan al lector en el espacio lírico del soñador, labrador tenaz de un universo de palabras que sueñan y nos sueñan. De tal modo, se confirma que éste es también el trabajo del poeta, como el mismo lo acentúa: “Soñar es mi trabajo de día como de noche” (Figueroa, F. D., 2012, “Tarde”. p.18). Ahora bien, el encuentro que nos depara es imaginación creadora, amorosa energía conmovedora, la que ordena el laberinto sentimental donde concurren: tristeza, ausencia, nostalgia, distancia, recuerdos, celos, deseos, soledad, misterio, lo paradójico y la incesante memoria. De acuerdo con esto, desde la perspectiva del hablante percibiremos una atmósfera transfiguradora de los objetos, las cosas, los seres animados e inanimados y fenómenos atmosféricos, para que la operación poética del lenguaje actúe con la entrada de la metáfora, de hecho así se ratifica en este verso: “Donde transita la metáfora el ojo se multiplica” (Ibídem: “Rincones”. p. 5).

martes, 27 de diciembre de 2011

LA FÁBULA DE PÁLMENES

-acercamientos a su poesía-
Karelyn Buenaño
Pálmenes Yarza
La poesía en Venezuela, cada vez más vigorosa y diversa, debe parte de su fuerza expresiva a los aportes de escritores apenas leídos, y menos conocidos que otros autores de su mismo contexto, madurez y trascendencia. Por esta razón, hacemos un esbozo sobre la obra de la escritora yaracuyana Pálmenes Yarza (1916-2007); mujer subversa que, junto con otras extraordinarias poetas venezolanas, hicieron  de su nombre un oficio y ars poética.

La leyenda de Aracne o Las Hilanderas. Diego Velázquez 1599-1660
La poesía de Pálmenes Yarza comenzó a zurcirse a temprana edad. En 1935 obtiene su título de Docente Normalista. No en vano el primer poemario de la autora, publicado en 1936, se titula a secas Pálmenes Yarza. Su incursión en las letras venezolanas coincide con la aparición del grupo literario Viernes. En su primer libro, dedicado a la memoria de su padre, Yarza va tejiendo la mujer-ausencia, la mujer-olvido, y la mujer-silencio: He de aprender a hilar mi tela/ como la araña, sin telar;/ demarcaré en medio de la vida/ la armonía de ser!/ Cavaré la tierra con mi raíz,/ como la planta,/ y después,/ subirá mi fuerza al cielo/ y se dará en flor;/ génesis de la vida!/ La flor es la canción del árbol!/ Con mis ojos diáfanos/ soliviantaré la calma de la tierra/ en las noches largas!/ Hablaré conmigo;/ y cuando hable con los otros/ mi silencio será el lastre/ de las palabras suspendidas/ en el alma!/

Del mismo modo fue Pálmenes Yarza construyendo su palabra en la vida propia: lentamente, desde un silencio hondo y fértil hacia su transparente elocuencia. Ya podemos observar en sus inicios esos rasgos determinantes de nuestra poesía de inicios del siglo XX: de vanguardia lenta, todavía circunscrita en una especie de ensueño finisecular, aunque entonces se dejan ver la escobillada del verso libre, y un uso no tradicional de licencias poéticas, signos ortográficos, para recrear un tono poético exaltado e interiorizante. La propuesta literaria de Pálmenes continúa en los poemarios Espirales (1942) e Instancias (1947); épocas de búsqueda y florecimiento en las cuales la ausencia y la muerte inundan los espacios de la página, pero la audacia de la palabra no se detiene:

Compañera: a la distancia, tu nombre es una herida de luz. Persistes con nosotros y nos sonríes en cada encuentro. Como te sonreirían las palomas de los celajes y las célicas faenas asomadas en cortejo a los aires inéditos, apareciste incorpórea en el umbral de los confines imposibles.

He aquí un viaje silencioso a la incorporeidad de la hilaza cotidiana, el dolor calmo de lo querido; el territorio por antonomasia de las penas efímeras. Vemos aquí como la autora se vale del recurso del poema en prosa (muy poco común para su tiempo, aunque utilizado por Bolívar en 1823 en Mi delirio sobre el Chimborazo;  y luego en 1925, con la obra de José Antonio Ramos Sucre) para hilvanar sus amores. Todavía en estos primeros libros se encuentran trazos de un eros velado, y algunas quejas del verso, como en este poema en dístico llamado Encuentro:

Lovers. Andrew Wyeth 1917-2009
Siento estar al desnudo frente a ti de improviso./ Sorprendida en mi angustia como un pájaro herido./ Quiero ser fronda ausente, revelarme en perfume;/ flecha de un arco tenso, disparar: ser la nube./ Si la fuente supiera de la luna del alba / no me daría a la fuente con mi polvo de lágrimas./ Tú eres la fuente viva de mi imagen recóndita,/ del tallo de mi germen, del tono de mi sombra./ Esperando tu signo, tu señal, tu deseo,/ tu nombre se hace abismo en la roca del pecho./

En la lectura de los dos primeros poemarios de la autora notaremos una tendencia a nombrar los sustantivos que sugieran redondez, evasión o sinuosidad (nube, fronda, araña, perfume, luna, pájaro, roca, etc.); mucho más que aquellos que hablan de figuras lineales (tallo, flecha, fuente); lo cual nos da una idea de los temas predominantes de la autora: la femineidad, lo materno, la fecundidad, el deseo femenino, la ternura, la imprecisión del instante, la fábula del aire. En cambio, los temas relacionados con las fuerzas de lo pasional, el drama telúrico, la confrontación del verbo, la presencia física del amante/amado, el padre, el hijo, todavía no cobran fuerza en este primera poesía.

De estas primeras lumbres líricas, y luego de su libro en transición Elegías del segundo (1961), la autora gana el Premio Nacional de Literatura, y construye una nueva ars a través de los poemarios Contraseñas del tiempo (1974), Recuento de un árbol y otros poemas (1975), y Poemas. Recuento de un árbol. Incorporaciones de la isla (1976), en los cuales Pálmenes Yarza hace su palabra más provocadora, como testigo de toda suerte de innovaciones poéticas, y de distintas necesidades expresivas. Consciente de que su palabra se encuentra ahora bajo cauces rápidos y diferentes, la autora escribe: yo obedezco ahora a una huella y me libero de mi ausencia.

Los años en que se escriben estas obras son los mismos en los que grupos literarios como El techo de la ballena ganan espacios fundamentales en las revistas y publicaciones del país. Pálmenes Yarza es, para entonces, reconocida por su trabajo como poeta y ensayista a partir de numerosas reseñas, artículos, entrevistas y ensayos de autores como Andrés Eloy Blanco, Lubio Cardozo, Juan Liscano, Pascual Venegas Filardo, Gilberto Antolínez, Jean Aristeguieta, Vicente Aleixandre y Judit Gerendas. Conocido es el trabajo de Yarza, no sólo en el ámbito nacional sino a lo lejos, a través de antologías publicadas en España, Argentina, Chile y Yugoslavia.

La poesía de Pálmenes es una larga y, no obstante, colorida elegía: en tu predio más allá de los relojes,/hay un guardián del que huyen las sorpresas,/y vigila roído de penumbras./ Se encuentran, además, bajo una espesa niebla lírica, indagaciones acerca de lo nacional, el movimiento de las calles, el cambio y la permanencia de las ciudades, la idea o el sentir de pueblo, los héroes, el obrero, el destino del inmigrante: la intemperie social-residual (Recordemos el poema Elegías del segundo dedicado a Simón Bolívar, no al mítico Libertador, más bien al héroe ausente, al hombre inacabado). Búsqueda temática que veremos con mayor pertinencia en sus últimas obras: Borradores al viento (1988); Memoria residual (1994); y Expresiones (2002).

La autora y sus antologías completan la palabra final para celebrar los adioses en suma: los duelos, las pérdidas, las mudanzas poéticas, cuyo resultado sólo deviene la obra total, el Gran Poema de Pálmenes Yarza que deja para el último instante estas tres líneas:

/mas el horizonte talla para la boda de los amaneceres mi vaso de luces/ y abre la casa de mis días mejores a la danza ígnea de las siegas./ Y se congregan en mí las estaciones./           

lunes, 12 de diciembre de 2011

Fragmentos Libro de las poéticas


Juan Calzadilla


Juan Calzadilla. Imagen: Guillermo Colmenares


El poema

Escríbelo. Escríbelo de todos modos. Escríbelo como si finalmente nada hubiera de decir.
Escríbelo. Escríbelo aunque sólo fuera para demostrar que lo que tenías que decir no ha elegido en ti al instrumento para decirlo.

Cero grandes pasiones, cero poesía.

El poeta supera el fracaso de su vida sólo cuando se exime de hablar de él. Es entonces cuando a costa de ese fracaso y sin mencionarlo puede exhibir algún trofeo.
En cambio, el éxito de la poesía se refiere sólo a ella misma. Y en caso de tenerlo, sólo se haría efectivo si encontrara a un lector. Y si el olfato de éste fuera tan bueno como para hacer borrón de autor. Para quedarse sólo con el poema.
Los poetas mueren solos.


Poética objetualista

El problema no es crear una lámpara en el poema, sino cómo, una vez creada, encenderla. Así pasa con la rosa: la cuestión no es inventarla en el poema, como aconsejaba Huidobro, sino colorearla.
La rosa no es rosa hasta que la mirada la entinta. Es el color el que decide. No la palabra.

Instrucciones para leer

 Más allá de su apariencia el monólogo es un diálogo con lo invisible. A la inversa, en el caso del poeta, todo ensayo de escritura es un tipo de diálogo que tiene como interlocutor al papel. ¿Y es que puede el poeta hacer algo? Si, leerse piadosamente. A eso podría reducirse toda esperanza en el porvenir de la poesía.

El conocimiento en poesía

En poesía no hay que hacerse ninguna ilusión respecto de que pueda llegarse a saber. Ni aún si está de por medio el conocer. Saber en poesía es asunto de iluminación genética.
La poesía conoce por ósmosis. Y se guarda el secreto.

Autobiografía

Ahora estoy poniendo en limpio mi autobiografía, efectuando una especie de balance de ingresos y egresos morales de mi necesidad expresiva, desanudando a ésta del enrevesado mapa de mi cobardía. Confieso que antes había ocupado mucho tiempo en oír a los otros y en sacar conclusiones serías acerca de cosas que tenían por eje todo lo que yo no había sido. Ahora trato de oírme más a mí mismo, ayudado por una máscara.
Y el perverso espejo de la memoria.

Escrito en la piel

Piensa en una poesía que,  aún estando escrita, no necesitara de palabras. Y en la cual el sentido y no lo que se ha escrito sea lo que dé la cara por el poema. Un poema que estuviese escrito en la piel y que yo pudiera leerlo en tu cuerpo cuando estuvieras a mi lado desnuda en la cama.

Epitafio atribulado

Todos los que han muerto, murieron por mí. Todos los que mueren, mueren por mí. Si no murieran por mí, yo no estaría vivo ni estuviera yo llenando por ellos el lugar que dejaron vacío para mí. Ni estaría yo ocupado de escribir en este momento el poema con que pongo fin a mi libro.