Víctor Montoya
“Tejedoras
de estrellas”, dedicado al jesuita Luis Espinal, “por su luz permanente”, es un
pequeño libro pensado y escrito para los pequeños
lectores, con el único propósito de transportarlos a través de las imágenes y palabras
al territorio de los guaraníes, ubicado en el Chaco, al sudeste de Bolivia.
Se
trata de un pueblo que, desde su pasado precolombino, soportó la invasión de
los Incas, las matanzas ejecutadas por los conquistadores ibéricos, la desidia
de los gobiernos de la República yla presencia de diferentes órdenes religiosas,
cuyo principal objetivo consistía en catequizar y colonizar, con la ayuda de
los expedicionarios.
El
relato se inicia con la arremetida violenta de los capataces que, a galopes de
caballo y portando armas de fuego, siembran el pánico y la muerte entre los
pobladores de la hacienda “El Porvenir”, por instrucciones del patrón, quien,
en su condición de colonizador “karai” (blanco), estaba acostumbrado a imponer
su dominación con mano dura.