Mostrando entradas con la etiqueta Eugenio Montejo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Eugenio Montejo. Mostrar todas las entradas

lunes, 23 de septiembre de 2019

El taller blanco


Eugenio Montejo

Quienes en nuestros días se sienten atraídos por el aprendizaje de la escritura poética, pese a tantos impedimentos que procuran disuadirlos, no sabemos si para bien o para mal, pueden al fin y al cabo encaminar su vocación a través de un taller de poesía. El experimento es novedoso entre nosotros, pero cuenta, como en muchas otras partes, con un manifiesto número de defensores y detractores. La tentativa, sin embargo, aunque opera de forma más o menos idéntica, esto es, congregando a un guía y a una seleccionada docena de participantes, puede proporcionar resultados tan dispares como los mismos grupos que la integran. Depende en mucho de la formación y sensibilidad de los concurrentes, y sobre todo del clima fraterno y cordial que a través de la práctica llegue a establecerse. Lograr desde el inicio que cada uno distinga su voz en el coro, que no perciba en el guía más que a un persuasivo interlocutor, en vez de un conductor hegemónico, constituye sin duda un buen punto de partida. El hábito de la discusión fecunda, los estímulos al trabajo, el respeto mutuo y todo lo que, para usar una expresión de Matthew Arnold, podríamos llamar "la urbanidad literaria", se seguirá naturalmente de ello solo.

miércoles, 26 de junio de 2013

Un lustro sin la luz de Montejo

Julio Bolívar
Tuyo es el tiempo cuando tu cuerpo pasa
con el temblor del mundo,
el tiempo, no tu cuerpo.
Eugenio Montejo

Eugenio Montejo.  Foto Gorka Lejarcegi
I
Hace cinco años se fue de esta tierra Eugenio Montejo (Caracas,19 de octubre de 1938 - Valencia, 5 de junio de 2008). De él nos quedaron sus libros y la imagen de su serenidad, su sabiduría y la búsqueda de la música en la poesía. Generosidad y amplitud, firmeza en sus ideas y respeto por el otro, reconocimiento de una tradición y una lengua, conciencia sobre la lengua de donde venimos y de las voces que nos precedieron.



II
Montejo nos dejó varias lecciones a las que creo, debemos atender. Pienso en su humildad y la atención que prestó a su lenta y segura. La otra viene de una experiencia de lectura en Barquisimeto, cuando lo invitamos a propósito del lanzamiento de una colección de poesía que hicimos en la ciudad, a la que llamamos como el título de uno de sus poemarios, El hacha de seda.