domingo, 14 de mayo de 2017

Eduardo Gallegos Mancera: Voz de ancho río

David Figueroa Figueroa


                             “Para hacer esta muralla, traíganme todas las manos:
                    los negros, sus manos negras, los blancos, sus manos blancas”
                                                                                                           Nicolás Guillén

La vida de este  médico revolucionario, escritor y poeta, siempre estuvo llena de un sinnúmero de vicisitudes, debido a su inquebrantable posición de hombre entregado a la lucha en  pro de una Venezuela, donde la mayoría pueda disfrutar de iguales derechos.
Nos dejó libros de ensayos, monografías, entrevistas, poéticamente, tenemos: Ancho río, Alto fuego, (1975), Sol, solo sol, (1987), poemas,1987, Pico,pico solorico, poemas para nietos y el origami para una mariposa, (1993).
En este trabajo solamente me referiré al poemario, Ancho río, alto fuego, libro  traducido al ruso en 1980, aquí encontramos diez años de su producción. Al leer el poemario notamos que está pleno de solidaridad, un respirar humano va de página en página, siendo la nota  mayor el amor a carta cabal hacia todo aquello llamado pueblo, el  poeta con un lenguaje sencillo-sublime, y a veces lírico nos presenta universos poblados de seres
arropados de clara ternura, poesía  medularmente sincera, anegada  por los cuatro  costados de fraternidad, leamos:

     Reclamo a Neruda
Con qué derecho
                        Se ha muerto usted.
Poeta,
            Sin pedirle permiso a nadie.
No,
Usted  no tiene  razón
En eso de dejarnos huérfanos,
Desheredados de esos versos tan suyos
Que producen escalofrío.
Aún es tiempo, vuelva.
Ande, no sea  soberbio.
Recítenos, sí, recítenos
Hasta su
             nunca  próxima muerte.

En el prólogo de Ancho  río, alto fuego, del notable escritor venezolano, Miguel Otero Silva , encontramos: “Eduardo Gallegos Mancera caligrafía sus versos como un iluminado, como si una fuerza exterior le llevara la mano, para pasmo y envidia de aquellos escritores que consumimos largas jornadas en el suplicio de la creación y nos coronamos de espinas en el calvario de las correcciones”.
El humor es otro elemento muy corriente en la poesía de Gallegos Mancera, humor que va del blanco al rosa, y del rosa al negro. El poeta sabe que la palabra juega diferentes roles de acuerdo a su aplicación en los textos. No existen cosas que este don del hombre no transforme en belleza, pues goza indudablemente de la magia y la ubicuidad de acuerdo a la utilización de la metáfora y otras figuras literarias. Es importante anotar que el poeta tampoco ignora que el acto poético llega a causar risa, enojo, delicia, asombro y hasta Revoluciones.

  Un tal Giordano Bruno.

 De tanto Ícaro
Se le fundieron las alas
Del sueño,
Del sueño de ver
Por el ojo de la cerradura
Las entrañas del cielo.
Color de hombre       
Picasso
Pintó el mundo
Al óleo.
Y luego lo deshizo
En tres grandes cubos:
Paz, demonio y carne.

J. A. Pérez Díaz, es muy certero cuando dice: “Alto fuego que nos abraza, en tu cristalina fe y abnegada pasión, y nos ejemplariza por la generosa postura y voluntarioso valor para consumir en el incendio de la lucha toda las horas de tu existencia. Ancho Río, que nos arropa con el desbordamiento de tu escondida ternura, ese aspecto inédito. En la vida de los luchadores políticos, al parecer construida de duro material incombustible a los afectos.”
En algunas páginas canta el poeta a sus hermanos que en la dura lucha han quedado en el camino, camaradas que siguen vivos en nosotros y en la esperanza de ver soles nuevos en casi todo el globo terráqueo.

 La última página del Diario
Iba tranquilo,
Hacia  el encuentro con la leyenda.
Sus labios apenas
                         Se movieron.
Mátenme, no me  vejen
(Apresuró el paso,
                       Con las dos piernas quebradas)
Soy el Che,
                 ¿Qué esperan?
(La hiena temblaba,
                       Él sereno)
¿Qué esperan?
Su orden,
           Comandante Guevara. 

Una vez confesó: “Hago los versos de prisa, especialmente después de jornadas agotadoras de trabajos, o cuando voy volando  en un avión, que es uno de los sitios donde me siento más inspirado. No corrijo jamás mis poemas. Me parecería una traición a mí mismo”
Concluyo esta ojeada al libro Ancho río, alto fuego con un texto donde observamos un cosmos de lirismo y la palabra llena de una poesía deslumbrante.

       INGENUIDAD
Cae rauda del cielo la estrella, quebrándose en mil trozos
En las rotas aguas del riachuelo.
    Cree ingenuo el riachuelo haber roto un trozo de de cielo.

                              

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