miércoles, 15 de junio de 2016

Vivir la poesía en Muñequitos de aserrín


José Gregorio González Márquez


Carmen Delia Bencomo
El trabajo literario de Carmen Delia Bencomo se mueve en diversas direcciones y con una serenidad que promueve desde la nostalgia hasta el amor por la naturaleza. Durante su existencia cultivó la poesía, la narrativa y el teatro. Trabajó los géneros literarios con la suficiente fruición como para dejar un hermoso legado que aún permanece enraizado en las letras venezolanas.
Bencomo dedicó gran parte de su obra a la escritura infantil. Dirigió sus poemas, cuentos, obras de teatro y una novela a niños y niñas. Pero, además junto a Enrique Hidalgo, poeta y músico, le dio vida a canciones infantiles cuyas letras deleitan a los escolares.
La poesía de Carmen Delia Bencomo se desplaza entre imágenes sugerentes; creaciones donde la ternura y el acercamiento al amor por los seres que se mueven en la vida cotidiana, nace desde muy temprana edad en el corazón del niño. Al habitar la esencia del pequeño, los textos se refugian en su alma y comparten cada palabra entre juegos y nostalgias.

El poeta José Ramón Medina en la presentación del libro Muñequitos de aserrín afirma que la autora “ es poeta de tierna y fresca palabra infantil, de espontánea y leve luz maternal que le crece en la voz con amorosa y digna claridad; voz que no ha empañado el dolor ni la hosca emboscada de la soledad por la que ha pasado su corazón en turbios avatares sorpresivos.” Medina menciona el dolor y la soledad causada por la muerte de su esposo Alarico Gómez; situación que no impidió a Carmen Delia iniciar su carrera literaria con ahínco y fortaleza.
Lubio Cardozo refrenda en su libro La torre de Segismundo lo que asume como idea de poesía. Nos dice que: Ofrenda el poeta el tesoro de sus días a la palabra. Sin arrepentimientos ni dudas su vida a ese misterio entrega, a ese arcano, el verbum. Herramienta magnifica, aunque sutil por cuanto va apenas hecha de sonidos rítmicos, con la cual el vate se acercó al mundo para romper su indiferencia y penetrar en su espíritu, en el nous poietikós de las cosas, para no existir extraño a la naturaleza, para intentar fusionarse con ella , valga decir retornar a esta en la entrega más pura.” Se puede decir que la palabra destierra de la vida del poeta toda incertidumbre aunque dolor y sufrimiento le lleven a lacerar sus senderos de escritura. La mujer de grafía vence con su fuerza interior todo obstáculo que se interponga entre su poesía y los vuelos de la palabra.
Medina refiere también a propósito del trabajo de Bencomo, que se hizo necesario apoyarla para que diera el paso hacia la publicación de su obra: “ Y entonces fue el descubrimiento del mundo de sus creaciones: la infancia, el ámbito maravilloso de la fantasía, y el donaire fugitivo del tiempo inaprehensible que no pasa, sorpresivo siempre en esa área de sueño e irrealidad en que el hombre levanta la claridad de sus mejores años”. Vierte al tiempo sus poemas para que se acerquen a los niños y niñas y así, compartir todo lo que la ternura de una mujer-madre ofrece desde su corazón.
Muñequitos de Aserrín publicado en 1958 es un poemario para niños que da inicio al periplo poético de la autora. Cantos líricos que presagian el recorrido por la geografía humana de la palabra. Escrito con firmeza, deja de lado sus angustias para apoderarse de los signos gráficos y emprender el camino de la metáfora. El poeta que dedica su obra a los niños debe ser auténtico en el tratamiento de sus textos pero además, lúcido y equilibrado para no crear referentes falsos que cuestionen los imaginarios que se mueven entre sus páginas poéticas. Bernard Épin afirma que: “El escritor para niños autentifica su obra no por su habilidad literaria o por su integración posible al Parnaso de las Letras, sino por su capacidad de crear personajes, situaciones, aventuras en las que están presentes “las proposiciones de lo imaginario” (Geneviéve Patte), siempre inesperadas y dispuestas a responder a todas las solicitudes” . Así, el escritor extrapola cada letra, sílaba y palabra al mundo referencial del lector, en este caso del niño o niña, para encantar con sus imágenes, dar vida y multiplicar el efecto lúdico del poema. “... lo poético figura en todas las estructuras de la composición, el léxico, los tropos, las figuras, el verso, la estrofa, la musicalidad. La poesía comprende la belleza, la engloba pero va más allá de ella.” Cardozo (2003). Visión de una estructura onírica que se produce para resaltar la heterogeneidad del verso.
Muñequitos de Aserrín está dividido en dos partes. La primera no está identificada con título alguno. La conforman una serie de poemas cuya temática es muy variada. Van desde textos de animales hasta cantos de navidad.
Abre el poemario “Mi bandera”. Aunque este poema pudiera referenciar un texto escolar, no es así pues Bencomo traduce el amor a la patria visto desde la alegoría de una niña extranjera. Visión de sentimiento nacional pintado a partir de la descripción poética: colores vivos que acercan sensaciones de amor y hermandad; comparación que extiende un puente comunicante entre niños de diferentes nacionalidades.

Mi bandera
Una niñita extranjera
coloreaba mi bandera;
a una franja le ponía
el color de sus cabellos,
a otra le puso un beso
y el rojo quedó impreso,
y de sus ojos salían
siete estrellas de cariño,
entonces me dijo un niño:
¡ Esa niña es tan linda
como mi propia bandera!

Por mucho tiempo la poesía infantil fue considerada solo para uso pedagógico. En las aulas de clase se utilizó para recordar a los héroes patrios y resaltar los elementos nacionalistas. Poesía de efemérides, poesía para fechas patrias. Algunos escribían para complacer la escuela y por lo tanto, dedicaron textos a patriotas y sus causas. No criticamos esta visión sin embargo, limitaba el trabajo de los poetas. El poema Mi bandera se mueve más allá de esta concepción pedagógica. Por una parte señala los valores patrios mencionando la bandera y sus colores y por la otra, compara esos colores con atributos de la niña para fusionarlas: Niña y bandera con sinónimo de belleza.
En el poema Sueño de Navidad, Carmen Delia Bencomo trata el tema social. La pobreza, el hambre y la miseria se conjugan en el mundo onírico de una niña que quizás pasa por el trance de la bilocación o es la misma autora que sufre por los niños que no tienen esperanzas en navidad y lo plasma en este texto. En palabras de Eleazar León “Todo mortal dispone de su ración de palabras. Los escritores (los más ávidos) cuentan y recuentan ese tesoro de sílabas al que atribuyen un poderío de semejanza con lo que más aman, más rechazan, más desesperan.” Canto a la navidad de la niña rica, canto a la navidad de la niña pobre. Dos extremos que jamás se tocarán porque las diferencias de clase no lo permiten. 
 
Mi niña se ha dormido
y está soñando que tiene
agarrada una estrella
para parecer más bella
cuando venga el Niño Dios.

La sociedad marca el destino de los niños y niñas. La noche más hermosa para los cristianos es quizás la más desesperanzadora para los que no tienen como hacerse de un regalo. 
 
Una muñeca pidió
y una caja de pintura
para hacer una figura
como la que Dios le dio

Y para la niña
que duerme
bajo el puente del dolor,
ni muñeca, ni pintura,
para ella ni una flor.

Los escritores, aunque lo nieguen, inscriben dentro de su obra elementos autobiográficos. Quizás es una forma de drenar las angustias y dolores; o tal vez, proyectar su otro yo para que se conozca sin que haya elementos que los identifique plenamente con el texto. León (1992) sostiene que: “Como quiere que sea, para borrarse o hacerse materia, el poeta concluye en el reconocimiento de la ilusión. El poema es esa transparencia”.
El peso de las soledades o los dolores propios, se infiere en el poema El llanto de un niño. Las lágrimas no son necesariamente físicas, pregonan desde el corazón el desconsuelo por una pérdida o la agonía que produce el dolor de ausencia.

Está lloviendo por dentro
más bien parece por fuera,
¿qué sabes tú lo que es llanto?
¿qué sabes tú de un lamento?

Búsqueda de respuestas; afirmaciones que provocan el desenlace de las ansias de la poeta. ¿Cómo saber lo que produce el llanto, las lamentaciones? Acaso el luto por la muerte del ser querido. La poeta aborda un tema que puede considerarse tabú en la sociedad venezolana.

Dime mi niño querido
lo que te hace llorar tanto
¿es que has perdido un carrito?
¿o es que no está tu perrito?

Quiera Dios que nunca llores
por un cariño perdido
que siempre encuentres caminos
sin odios y sin dolores.

La nostalgia es quizás uno de los elementos que con mayor frecuencia encontramos en las obras escritas para niños y niñas. Se enmascara en supuestos que dejan indicios entre las palabras y que el lector probablemente solo nota cuando relee el texto o se deja atrapar por la sensaciones que le trasmiten sus sentidos. La mirada al tiempo lejano está ligada a todo lo que se deja en el pasado. La infancia feliz, la filiación familiar, la presencia de los padres, los juegos con hermanos y amigos. Hay poemas que traducen la nostalgia en momentos de simple observación. En el poema Sietecueros se relacionan acciones de animales con las ensoñaciones de la poeta. El deseo de volver a la niñez parte de la afirmación Qué feliz el siete cueros, simplemente porque este animalito puede cambiar su piel, dejar atrás parte de su vida pero sin abandonarla del todo. Es como hablar de una vida circular, un ciclo que se repite en todas sus expresiones.

Sietecueros
Qué feliz el sietecueros
que cuando se cansa de uno
lo cambia por otro nuevo.

Que feliz el caracol
que se esconde en su casita
para no mirar al sol.
Y la abejita que revuela
para llevar en sus patas
rica miel a la colmena

Pero yo que con cariño
estas cosas estoy viendo
¡no puedo cambiarme en niño!

Un rincón para los juguetes o la persistencia de los recuerdos

La pasión por los juguetes es característica en los niños y niñas. En la infancia, se juega por divertimiento. El juego encadena emociones, imaginación y fantasía para dar vida a objetos inanimados. Un avión de madera vuela mientras el niño lo guía con su mano por el espacio abierto de la ensoñación
Los juguetes tradicionales, esos que acompañaron la niñez por siglos, desaparecen paulatinamente. Innumerables cambios en la concepción del elemento lúdico han relegado al olvido la cometa o papagayo, las muñecas de trapo, el trompo de madera, el caballito de madera y el soldadito de plomo. Testigos de épocas que jamás volverán, solo acudirán a la memoria en el pensamiento de gente mayor y abuelos.
La otra parte del libro de poemas para niños de Carmen Delia Bencomo tiene como título Riconcito de Juguetes. Parte del libro que reúne textos referidos a juguetes que antaño eran los compañeros infaltables de los niños y niñas. En el poema que da nombre a esta porción del libro notamos la presencia de algunos diminutivos que a pesar de su altisonancia no restan fuerza al poema. Se describe además el rincón de los juguetes, espacio donde habitan y cobran vida seres insuflados de hálito vital por lo niños.

Aquí en mil inda casita
yo tengo mi rinconcito
con juguetes y cositas
que guardo con cariñito.

Tal vez la presencia de tantos diminutivos obedezca a la escritura de sus primeros poemas o a un amor infinito por sus recuerdos de niñez. Más que recurrir a la creación de un espacio diminuto busca precisar en su memoria los recuerdos que la sustraen de la realidad y la llevan hasta su época de infancia. El niño tiene una visión de proporciones espaciales diferentes al adulto. Cuando se crece pareciera que todo se reduce de tamaño. Así se ve el universo infantil.

Está la muñeca fina
y una negrita de tela,
aquélla se llama Pina
y la otra Doña Estela.

Tengo allí una cocinita
con ollas y sartenes
en ellas frío pasteles
para hacer la comidita.

Está un muñeco de trapo
y un carrito de latón;
en un pozo tengo un sapo
sin camisa y sin calzón.

Diversidad de juguetes; poema que encadena los avatares de la niñez. Se juega a hacer comida para alimentar a las muñecas; pero también, se incorporan muñecos de trapo, carritos de latón que seguramente pasearán a éstos. Cierra el poema lo que pareciera un elemento distractor pero que no contraviene la esencia del texto. Quizás la intencionalidad de Bencomo es introducir un referente de humor al final del poema. Un sapo desnudo para aludir a conductas propias de los humanos pero que no representan la transferencia de mensajes negativos. Deja a la imaginación del lector la alusión de la desnudez del sapo.
María Baranda en su libro El vuelo y el pájaro o cómo acercarse a la poesía da esta apreciación: “El poeta también evoca y recupera partes de algo improbable o posible que ya no está, pero que lo sigue estremeciendo como si aún estuviera ahí, vivo, palpitando en su centro, hinchándole los ojos, quitándole el sueño, dejándolo pasar al filo del abismo. Inventando, inventando. Sonidos líquidos, ojos por donde canta el tiempo. ”
Dos poemas refieren especialmente el tema del libro y la lectura. Llama la atención que uno de ellos El libro de cuentos se incluye en Rinconcito de juguetes pues la lectura ha sido considerada más un proceso de aprendizaje que un elemento lúdico para que el niño o niña se divierta. Carmen Delia asume en este texto que el libro posibilita el divertimiento y el placer por la literatura. La narrativa adquiere un lugar importante en la vida cotidiana del infante. Leer se transforma en un medio para acercarse a los cuentos clásicos, para sumergirlo en el mundo de la imaginación y la fantasía. Un libro equivale a un juguete; instrumento lúdico que apasiona al niño y con el que recorre senderos de aventuras. Así, vivifica e interioriza las peripecias de los protagonistas de historias nacidas en el confín de los tiempos.

Junto a Blanca Nieves
y la cometa azul
también aquí vienes
como sabes tú;
con grandes figuras
a lindos colores,
con gratos sabores
que saben a flores,
a miel de cariño.

Cuéntale a cada niño
lo mismo que me contaste
para que nunca lo olviden
como no lo olvido yo.

Se puede comprobar que libro, cometa azul o trencito están en el mismo plano y por lo tanto, convergen como juguetes. Pero, El libro de cuentos adquiere una importancia vital dentro de la cosmogonía del niño porque no solo le cuenta sus secretos sino que lo seguirá haciendo con otros niños. En la relación de intimidad, el libro es el amigo que se puede compartir.
El otro poema denominado Los cuentos infantiles expresa el amor que siente la autora por la literatura clásica pero que traduce un apego infinito al trabajo de los escritores. La lectura libera, conduce por caminos insospechados y lleva al lector al éxtasis maravilloso de la fantasía.

Blanca la lumbre del cuento,
limpia la imaginación;
alas y sueños encienden
nuestros días de ilusión.
Con la palabra tendida
a orillas del corazón,
nacen historias sencillas
que alimentan el amor.

Los Grimm, errantes hermanos,
recogen la tradición;
Andersen busca las hadas;
con un gato va Perrault ;
y vuela caperucita
en alas de una canción.

Los nomos del aire viajan
al país de Lagerlof.

Hermoso tributo que se dedica a los autores que escriben para los niños. Es probable que Carmen Delia Bencomo leyó y releyó en su infancia los cuentos de los hermanos Grimm, Charles Perrault, Hans Christian Andersen y tantos otros que dedicaron sus vidas a escribir historias o a recopilarlas de las entrañas del pueblo.
Rinconcito de Juguetes representa el espacio en la vida del niño que permite el desbocamiento de la imaginación. Claro está para una niña que en 1958 se deslumbra con una maraquita de plata, una cometa, un libro de cuentos, una muñeca o un tren eléctrico. Espacio lúdico que cautiva a los niños, los entretiene y les asegura la posibilidad de divertirse con juguetes que cobran vida de la mano de sus dueños. Humanización o extrapolación de características que funcionan como espejos que reproducen múltiples realidades.
En Maraquita sonora se visualiza el intercambio de sentimientos, de emociones entre la madre que describe el objeto y los atributos – imágenes – que posee el objeto. Transferencia que dulcifica lo inanimado.

Maraquita sonora,
figura de plata,
caricia de niño,
sonrisa tan grata;
repicas cariño
con voz cristalina
como bailarina
con traje de oro
en manos del niño
que es un gran tesoro.

Marco Antonio Campos en su trabajo El libro y la poesía refiere: “El poeta crea, a base de imágenes y metáforas, con personas, animales, aves, peces y cosas del mundo otro mundo, es decir, hace una gran labor de transformación: a una forma que existe él la convierte en una forma verbalmente armoniosa. Por esas posibilidades infinitas de transformación la poesía perdurará por todos los días y uno más”. Descripción de los caminos imperecederos del poema; tránsito infinito de la palabra; oculta pasión que recrea y embellece las letras para convidar a la armonía del destino. Bencomo se mueve entre nubes de amor por los niños y el recuerdo de su propia infancia.
En La cometa el tema de la libertad es recurrente. El niño que guía el papagayo y lo deja a merced del viento; la comparación con el pajarito azul tan común en todo el territorio de Venezuela; pero además, el mensaje implícito que fustiga la prisión de las aves. 
 
Cometa de azul papel
que llevas viaje muy lejos,
pareces un azulejo
tirado por un cordel.

Una mano infantil
te sostiene de un hilito,
cometica de puro añil
¿dónde está ese niñito?

Sopla viento esa cometa
para que llegue hasta el sol
confundida en un planeta
de colores tornasol.

Se consigue en el texto además un dejo de nostalgia. La autora escribe desde el presente rememorando la infancia feliz; la casa y quizás los juguetes que tuvo y perdió en el camino de la vida. Una forma de recuperar las vivencias en el recuerdo. Y la poesía lo permite. Afirma Campos (2013) “La poesía, a fin de cuentas, no sólo da las bellezas del instante, sino que, parsimoniosa, casi imperceptiblemente, va modelando el corazón y el alma de un hombre. Y la poesía es todavía una de las pocas cosas grandes que otorgan sentido a un mundo condenado. ”
Poemas para recordar, para volver a los días de infancia; para perpetuar la memoria de momentos que quedan atrás pero que ilustran la historia ferviente de la niñez.


Referencias bibliográficas
Baranda, M. (2012). El vuelo y el pájaro o cómo acercarse a la poesía. México: D.F. CONACULTA.
Bencomo, C. (1958). Muñequitos de Aserrín. Caracas.
Campos, M. (2013) El libro y la poesía. México: Fondo Editorial Estado de México.
Cardozo, L. (2003). Formas estructurantes del poema lírico. (Musicalidad, Tropos, Figuras). Mérida: Ediciones Solar.
___________ (2009). Desde la torre de Segismundo. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana.
León E. (1992). Hechura de palabra. Caracas, Fondo Editorial de Humanidades. Universidad Central de Venezuela.

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