José Gregorio González Márquez
Carmen Delia Bencomo |
El
trabajo literario de Carmen Delia Bencomo se mueve en diversas
direcciones y con una serenidad que promueve desde la nostalgia hasta
el amor por la naturaleza. Durante su existencia cultivó la poesía,
la narrativa y el teatro. Trabajó los géneros literarios con la
suficiente fruición como para dejar un hermoso legado que aún
permanece enraizado en las letras venezolanas.
Bencomo
dedicó gran parte de su obra a la escritura infantil. Dirigió sus
poemas, cuentos, obras de teatro y una novela a niños y niñas.
Pero, además junto a Enrique Hidalgo, poeta y músico, le dio vida a
canciones infantiles cuyas letras deleitan a los escolares.
La
poesía de Carmen Delia Bencomo se desplaza entre imágenes
sugerentes; creaciones donde la ternura y el acercamiento al amor por
los seres que se mueven en la vida cotidiana, nace desde muy temprana
edad en el corazón del niño. Al habitar la esencia del pequeño,
los textos se refugian en su alma y comparten cada palabra entre
juegos y nostalgias.
El
poeta José Ramón Medina en la presentación del libro Muñequitos
de aserrín afirma que la autora “
es poeta de tierna y fresca palabra infantil, de espontánea y leve
luz maternal que le crece en la voz con amorosa y digna claridad; voz
que no ha empañado el dolor ni la hosca emboscada de la soledad por
la que ha pasado su corazón en turbios avatares sorpresivos.”
Medina menciona el dolor y la soledad causada por la muerte de su
esposo Alarico Gómez; situación que no impidió a Carmen Delia
iniciar su carrera literaria con ahínco y fortaleza.
Lubio
Cardozo refrenda en su libro La torre de Segismundo lo que asume como
idea de poesía. Nos dice que:
Ofrenda el poeta el tesoro de sus días a la palabra. Sin
arrepentimientos ni dudas su vida a ese misterio entrega, a ese
arcano, el verbum. Herramienta magnifica, aunque sutil por cuanto va
apenas hecha de sonidos rítmicos, con la cual el vate se acercó al
mundo para romper su indiferencia y penetrar en su espíritu, en el
nous poietikós de las cosas, para no existir extraño a la
naturaleza, para intentar fusionarse con ella , valga decir retornar
a esta en la entrega más pura.” Se
puede decir que la palabra destierra de la vida del poeta toda
incertidumbre aunque dolor y sufrimiento le lleven a lacerar sus
senderos de escritura. La mujer de grafía vence con su fuerza
interior todo obstáculo que se interponga entre su poesía y los
vuelos de la palabra.
Medina
refiere también a propósito del trabajo de Bencomo, que se hizo
necesario apoyarla para que diera el paso hacia la publicación de su
obra: “ Y entonces fue el
descubrimiento del mundo de sus creaciones: la infancia, el ámbito
maravilloso de la fantasía, y el donaire fugitivo del tiempo
inaprehensible que no pasa, sorpresivo siempre en esa área de sueño
e irrealidad en que el hombre levanta la claridad de sus mejores
años”. Vierte al tiempo
sus poemas para que se acerquen a los niños y niñas y así,
compartir todo lo que la ternura de una mujer-madre ofrece desde su
corazón.
Muñequitos
de Aserrín publicado en 1958 es un poemario para niños que da
inicio al periplo poético de la autora. Cantos líricos que
presagian el recorrido por la geografía humana de la palabra.
Escrito con firmeza, deja de lado sus angustias para apoderarse de
los signos gráficos y emprender el camino de la metáfora. El poeta
que dedica su obra a los niños debe ser auténtico en el tratamiento
de sus textos pero además, lúcido y equilibrado para no crear
referentes falsos que cuestionen los imaginarios que se mueven entre
sus páginas poéticas. Bernard Épin afirma que: “El escritor para
niños autentifica su obra no por su habilidad literaria o por su
integración posible al Parnaso de las Letras, sino por su capacidad
de crear personajes, situaciones, aventuras en las que están
presentes “las proposiciones de lo imaginario” (Geneviéve
Patte), siempre inesperadas y dispuestas a responder a todas las
solicitudes” . Así, el escritor extrapola cada letra, sílaba y
palabra al mundo referencial del lector, en este caso del niño o
niña, para encantar con sus imágenes, dar vida y multiplicar el
efecto lúdico del poema. “... lo poético figura en todas las
estructuras de la composición, el léxico, los tropos, las figuras,
el verso, la estrofa, la musicalidad. La poesía comprende la
belleza, la engloba pero va más allá de ella.” Cardozo (2003).
Visión de una estructura onírica que se produce para resaltar la
heterogeneidad del verso.
Muñequitos
de Aserrín está dividido en dos partes. La primera no está
identificada con título alguno. La conforman una serie de poemas
cuya temática es muy variada. Van desde textos de animales hasta
cantos de navidad.
Abre
el poemario “Mi bandera”. Aunque este poema pudiera referenciar
un texto escolar, no es así pues Bencomo traduce el amor a la patria
visto desde la alegoría de una niña extranjera. Visión de
sentimiento nacional pintado a partir de la descripción poética:
colores vivos que acercan sensaciones de amor y hermandad;
comparación que extiende un puente comunicante entre niños de
diferentes nacionalidades.
Mi
bandera
Una
niñita extranjera
coloreaba
mi bandera;
a
una franja le ponía
el
color de sus cabellos,
a
otra le puso un beso
y
el rojo quedó impreso,
y
de sus ojos salían
siete
estrellas de cariño,
entonces
me dijo un niño:
¡
Esa niña es tan linda
como
mi propia bandera!
Por
mucho tiempo la poesía infantil fue considerada solo para uso
pedagógico. En las aulas de clase se utilizó para recordar a los
héroes patrios y resaltar los elementos nacionalistas. Poesía de
efemérides, poesía para fechas patrias. Algunos escribían para
complacer la escuela y por lo tanto, dedicaron textos a patriotas y
sus causas. No criticamos esta visión sin embargo, limitaba el
trabajo de los poetas. El poema Mi bandera se mueve más allá de
esta concepción pedagógica. Por una parte señala los valores
patrios mencionando la bandera y sus colores y por la otra, compara
esos colores con atributos de la niña para fusionarlas: Niña y
bandera con sinónimo de belleza.
En
el poema Sueño de Navidad, Carmen Delia Bencomo trata el tema
social. La pobreza, el hambre y la miseria se conjugan en el mundo
onírico de una niña que quizás pasa por el trance de la bilocación
o es la misma autora que sufre por los niños que no tienen
esperanzas en navidad y lo plasma en este texto. En palabras de
Eleazar León “Todo mortal
dispone de su ración de palabras. Los escritores (los más ávidos)
cuentan y recuentan ese tesoro de sílabas al que atribuyen un
poderío de semejanza con lo que más aman, más rechazan, más
desesperan.” Canto a la
navidad de la niña rica, canto a la navidad de la niña pobre. Dos
extremos que jamás se tocarán porque las diferencias de clase no lo
permiten.
Mi
niña se ha dormido
y
está soñando que tiene
agarrada
una estrella
para
parecer más bella
cuando
venga el Niño Dios.
La
sociedad marca el destino de los niños y niñas. La noche más
hermosa para los cristianos es quizás la más desesperanzadora para
los que no tienen como hacerse de un regalo.
Una
muñeca pidió
y
una caja de pintura
para
hacer una figura
como
la que Dios le dio
Y
para la niña
que
duerme
bajo
el puente del dolor,
ni
muñeca, ni pintura,
para
ella ni una flor.
Los
escritores, aunque lo nieguen, inscriben dentro de su obra elementos
autobiográficos. Quizás es una forma de drenar las angustias y
dolores; o tal vez, proyectar su otro yo para que se conozca sin que
haya elementos que los identifique plenamente con el texto. León
(1992) sostiene que: “Como quiere que sea, para borrarse o hacerse
materia, el poeta concluye en el reconocimiento de la ilusión. El
poema es esa transparencia”.
El
peso de las soledades o los dolores propios, se infiere en el poema
El llanto de un niño. Las lágrimas no son necesariamente físicas,
pregonan desde el corazón el desconsuelo por una pérdida o la
agonía que produce el dolor de ausencia.
Está
lloviendo por dentro
más
bien parece por fuera,
¿qué
sabes tú lo que es llanto?
¿qué
sabes tú de un lamento?
Búsqueda
de respuestas; afirmaciones que provocan el desenlace de las ansias
de la poeta. ¿Cómo saber lo que produce el llanto, las
lamentaciones? Acaso el luto por la muerte del ser querido. La poeta
aborda un tema que puede considerarse tabú en la sociedad
venezolana.
Dime
mi niño querido
lo
que te hace llorar tanto
¿es
que has perdido un carrito?
¿o
es que no está tu perrito?
Quiera
Dios que nunca llores
por
un cariño perdido
que
siempre encuentres caminos
sin
odios y sin dolores.
La
nostalgia es quizás uno de los elementos que con mayor frecuencia
encontramos en las obras escritas para niños y niñas. Se enmascara
en supuestos que dejan indicios entre las palabras y que el lector
probablemente solo nota cuando relee el texto o se deja atrapar por
la sensaciones que le trasmiten
sus sentidos. La mirada al tiempo lejano está ligada a todo lo que
se deja en el pasado. La infancia feliz, la filiación familiar, la
presencia de los padres, los juegos con hermanos y amigos. Hay poemas
que traducen la nostalgia en momentos de simple observación. En el
poema Sietecueros se relacionan acciones de animales con las
ensoñaciones de la poeta. El deseo de volver a la niñez parte de la
afirmación Qué feliz el
siete cueros, simplemente
porque este animalito puede cambiar su piel, dejar atrás parte de su
vida pero sin abandonarla del todo. Es como hablar de una vida
circular, un ciclo que se repite en todas sus expresiones.
Sietecueros
Qué
feliz el sietecueros
que
cuando se cansa de uno
lo
cambia por otro nuevo.
Que
feliz el caracol
que
se esconde en su casita
para
no mirar al sol.
Y
la abejita que revuela
para
llevar en sus patas
rica
miel a la colmena
Pero
yo que con cariño
estas
cosas estoy viendo
¡no
puedo cambiarme en niño!
Un
rincón para los juguetes o la persistencia de los recuerdos
La
pasión por los juguetes es característica en los niños y niñas.
En la infancia, se juega por divertimiento. El juego encadena
emociones, imaginación y fantasía para dar vida a objetos
inanimados. Un avión de madera vuela mientras el niño lo guía con
su mano por el espacio abierto de la ensoñación
Los
juguetes tradicionales, esos que acompañaron la niñez por siglos,
desaparecen paulatinamente. Innumerables cambios en la concepción
del elemento lúdico han relegado al olvido la cometa o papagayo, las
muñecas de trapo, el trompo de madera, el caballito de madera y el
soldadito de plomo. Testigos de épocas que jamás volverán, solo
acudirán a la memoria en el pensamiento de gente mayor y abuelos.
La
otra parte del libro de poemas para niños de Carmen Delia Bencomo
tiene como título Riconcito
de Juguetes. Parte del
libro que reúne textos referidos a juguetes que antaño eran los
compañeros infaltables de los niños y niñas. En el poema que da
nombre a esta porción del libro notamos la presencia de algunos
diminutivos que a pesar de su altisonancia no restan fuerza al poema.
Se describe además el rincón de los juguetes, espacio donde habitan
y cobran vida seres insuflados de hálito vital por lo niños.
Aquí
en mil inda casita
yo
tengo mi rinconcito
con
juguetes y cositas
que
guardo con cariñito.
Tal
vez la presencia de tantos diminutivos obedezca a la escritura de sus
primeros poemas o a un amor infinito por sus recuerdos de niñez. Más
que recurrir a la creación de un espacio diminuto busca precisar en
su memoria los recuerdos que la sustraen de la realidad y la llevan
hasta su época de infancia. El niño tiene una visión de
proporciones espaciales diferentes al adulto. Cuando se crece
pareciera que todo se reduce de tamaño. Así se ve el universo
infantil.
Está
la muñeca fina
y
una negrita de tela,
aquélla
se llama Pina
y
la otra Doña Estela.
Tengo
allí una cocinita
con
ollas y sartenes
en
ellas frío pasteles
para
hacer la comidita.
Está
un muñeco de trapo
y
un carrito de latón;
en
un pozo tengo un sapo
sin
camisa y sin calzón.
Diversidad
de juguetes; poema que encadena los avatares de la niñez. Se juega a
hacer comida para alimentar a las muñecas; pero también, se
incorporan muñecos de trapo, carritos de latón que seguramente
pasearán a éstos. Cierra el poema lo que pareciera un elemento
distractor pero que no contraviene la esencia del texto. Quizás la
intencionalidad de Bencomo es introducir un referente de humor al
final del poema. Un sapo desnudo para aludir a conductas propias de
los humanos pero que no representan la transferencia de mensajes
negativos. Deja a la imaginación del lector la alusión de la
desnudez del sapo.
María
Baranda en su libro El vuelo y el pájaro o cómo acercarse a la
poesía da esta apreciación: “El
poeta también evoca y recupera partes de algo improbable o posible
que ya no está, pero que lo sigue estremeciendo como si aún
estuviera ahí, vivo, palpitando en su centro, hinchándole los ojos,
quitándole el sueño, dejándolo pasar al filo del abismo.
Inventando, inventando. Sonidos líquidos, ojos por donde canta el
tiempo. ”
Dos
poemas refieren especialmente el tema del libro y la lectura. Llama
la atención que uno de ellos El
libro de cuentos se incluye
en Rinconcito de juguetes
pues
la lectura ha sido
considerada más un proceso de aprendizaje que un elemento lúdico
para que el niño o niña se divierta. Carmen Delia asume en este
texto que el libro posibilita el divertimiento y el placer por la
literatura. La narrativa adquiere un lugar importante en la vida
cotidiana del infante. Leer se transforma en un medio para acercarse
a los cuentos clásicos, para sumergirlo en el mundo de la
imaginación y la fantasía. Un libro equivale a un juguete;
instrumento lúdico que apasiona al niño y con el que recorre
senderos de aventuras. Así, vivifica e interioriza las peripecias de
los protagonistas de historias nacidas en el confín de los tiempos.
Junto
a Blanca Nieves
y
la cometa azul
también
aquí vienes
como
sabes tú;
con
grandes figuras
a
lindos colores,
con
gratos sabores
que
saben a flores,
a
miel de cariño.
Cuéntale
a cada niño
lo
mismo que me contaste
para
que nunca lo olviden
como
no lo olvido yo.
Se
puede comprobar que libro, cometa azul o trencito están en el mismo
plano y por lo tanto, convergen como juguetes. Pero, El libro de
cuentos adquiere una importancia vital dentro de la cosmogonía del
niño porque no solo le cuenta sus secretos sino que lo seguirá
haciendo con otros niños. En la relación de intimidad, el libro es
el amigo que se puede compartir.
El
otro poema denominado Los
cuentos infantiles expresa
el amor que siente la autora por la literatura clásica pero que
traduce un apego infinito al trabajo de los escritores. La lectura
libera, conduce por caminos insospechados y lleva al lector al
éxtasis maravilloso de la fantasía.
Blanca
la lumbre del cuento,
limpia
la imaginación;
alas
y sueños encienden
nuestros
días de ilusión.
Con
la palabra tendida
a
orillas del corazón,
nacen
historias sencillas
que
alimentan el amor.
Los
Grimm, errantes hermanos,
recogen
la tradición;
Andersen
busca las hadas;
con
un gato va Perrault ;
y
vuela caperucita
en
alas de una canción.
Los
nomos del aire viajan
al
país de Lagerlof.
Hermoso
tributo que se dedica a los autores que escriben para los niños. Es
probable que Carmen Delia Bencomo leyó y releyó en su infancia los
cuentos de los hermanos Grimm, Charles Perrault, Hans Christian
Andersen y tantos otros que dedicaron sus vidas a escribir historias
o a recopilarlas de las entrañas del pueblo.
Rinconcito
de Juguetes representa el espacio en la vida del niño que permite el
desbocamiento de la imaginación. Claro está para una niña que en
1958 se deslumbra con una maraquita de plata, una cometa, un libro de
cuentos, una muñeca o un tren eléctrico. Espacio lúdico que
cautiva a los niños, los entretiene y les asegura la posibilidad de
divertirse con juguetes que cobran vida de la mano de sus dueños.
Humanización o extrapolación de características que funcionan como
espejos que reproducen múltiples realidades.
En
Maraquita sonora se
visualiza el intercambio de sentimientos, de emociones entre la madre
que describe el objeto y los atributos – imágenes – que posee el
objeto. Transferencia que dulcifica lo inanimado.
Maraquita
sonora,
figura
de plata,
caricia
de niño,
sonrisa
tan grata;
repicas
cariño
con
voz cristalina
como
bailarina
con
traje de oro
en
manos del niño
que
es un gran tesoro.
Marco
Antonio Campos en su trabajo El libro y la poesía refiere: “El
poeta crea, a base de imágenes y metáforas, con personas, animales,
aves, peces y cosas del mundo otro mundo, es decir, hace una gran
labor de transformación: a una forma que existe él la convierte en
una forma verbalmente armoniosa. Por esas posibilidades infinitas de
transformación la poesía perdurará por todos los días y uno más”.
Descripción de los caminos
imperecederos del poema; tránsito infinito de la palabra; oculta
pasión que recrea y embellece las letras para convidar a la armonía
del destino. Bencomo se mueve entre nubes de amor por los niños y
el recuerdo de su propia infancia.
En
La cometa
el tema de la libertad es recurrente. El niño que guía el papagayo
y lo deja a merced del viento; la comparación con el pajarito azul
tan común en todo el territorio de Venezuela; pero además, el
mensaje implícito que fustiga la prisión de las aves.
Cometa
de azul papel
que
llevas viaje muy lejos,
pareces
un azulejo
tirado
por un cordel.
Una
mano infantil
te
sostiene de un hilito,
cometica
de puro añil
¿dónde
está ese niñito?
Sopla
viento esa cometa
para
que llegue hasta el sol
confundida
en un planeta
de
colores tornasol.
Se
consigue en el texto además un dejo de nostalgia. La autora escribe
desde el presente rememorando la infancia feliz; la casa y quizás
los juguetes que tuvo y perdió en el camino de la vida. Una forma de
recuperar las vivencias en el recuerdo. Y la poesía lo permite.
Afirma Campos (2013) “La
poesía, a fin de cuentas, no sólo da las bellezas del instante,
sino que, parsimoniosa, casi imperceptiblemente, va modelando el
corazón y el alma de un hombre. Y la poesía es todavía una de las
pocas cosas grandes que otorgan sentido a un mundo condenado. ”
Poemas
para recordar, para volver a los días de infancia; para perpetuar la
memoria de momentos que quedan atrás pero que ilustran la historia
ferviente de la niñez.
Referencias
bibliográficas
Baranda,
M. (2012). El
vuelo y el pájaro o cómo acercarse a la poesía. México:
D.F. CONACULTA.
Bencomo,
C. (1958). Muñequitos
de Aserrín.
Caracas.
Campos,
M. (2013) El
libro y la poesía. México:
Fondo Editorial Estado de México.
Cardozo,
L. (2003). Formas
estructurantes del poema lírico. (Musicalidad, Tropos, Figuras).
Mérida:
Ediciones Solar.
___________
(2009). Desde
la torre de Segismundo. Caracas: Monte
Ávila Editores Latinoamericana.
León
E. (1992). Hechura
de palabra. Caracas,
Fondo Editorial de Humanidades. Universidad Central de Venezuela.
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