viernes, 18 de diciembre de 2015

Vino, Campanas y Lágrimas de Navidad

Aquiles Nazoa  
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Melchor, Gaspar y Baltasar, cuyos nombres de humo vagan en Nochebuena por entre los sueños de todos los niños del mundo, vienen sobre sus viejos y lentos camellos por las azules sendas de Galilea. En la alta noche, desde el cielo, una estrella les va enseñando el camino de Belén. A Belén van los tres, que un ángel le ha anunciado el nacimiento del Niño Dios en un pesebre abandonado y ellos se apresuran a llevarle sus mejores presentes al enviado del cielo. A las puertas del pueblo hombres de rojas túnicas y barbas negrísimas miran curiosos el paso de los forasteros; el viento fresco lleva hasta ellos el rumor de las conversaciones y del agua presa en las cántaras de Samaria, que llevan al hombro las mujeres altas y bellas que a su paso los contemplan con larga mirada. Han  llegado los reyes al pesebre; han llegado y de sus alforjas van sacando las ofrendas al Niño Jesús: oro que canta y brilla e incienso y mirra, que son como regalos de luz y de aromas. La mula y el buey, al lado del pesebre, del Nacimiento, son los mudos amigos del recién nacido. El vaho caliente que fluye de sus belfos entibia y perfuma a heno la atmósfera del pesebre, y son dulces sus miradas  porque los animales del buen Dios hablan con los ojos y la mula y el buey están diciendo cosas del Santo Niño.

Como nubes sobre los campos han corrido los años desde aquella noche  del Nacimiento de Jesús; pero los años, que son la única flor cierta de bondad del mundo, no han dejado que sea olvidada porque en el viejo pesebre de Belén nació el amigo mejor que los niños han tenido. Tan bueno era, dicen los viejos poetas, que cuando él vino, se trajo del cielo un puñado de golondrinas para que los niños sin juguetes aprendieran con ellas el lenguaje del aire. Y son las golondrinas que él trajo entonces y las campanas, volando unas y cantando las otras por los aires, las que nos anuncian la fecha clara del Nacimiento del Niño Dios, en las tardes olorosas a durazno de diciembre.
  Feliz Navidad. Viggo Johansen (1851-1935), danés.
El Niño Jesús viene cada año, y sólo en sueños, de la pequeña casa de azúcar donde vive en los cielos. Los que le  han visto cuentan que viene desde las heladas tierras del Polo Norte, montado en coche de cristal y plata, que al correr hace cantar cien campanitas de platino que llevan al cuello los ciervos que tiran de él. Desde el Polo viene el Niño entrando en todas las jugueterías para  comprar juguetes que los niños de la tierra le han encargado. Los ricos han pedido bicicletas y cinematógrafos; los pobres, más considerados con el Niño, no quieren que éste gaste mucho y lo más que piden es un pequeño tren de cuerda y aunque sea de dos vagoncitos de hojalata. Como es tan grande el mundo y hay en él tantas casas escondidas y calles extraviadas, el Niño trae consigo ayudante para repartir los juguetes; con él viene el rozagante y bonachón San Nicolás, cuyo saco enorme va sobre su espalda repleto de fuegos artificiales, muñecas, pequeños automóviles y patines nuevecitos. San Nicolás es ya muy viejo, aunque fuerte todavía, y sus ojos no ven muy claro; por eso lleva siempre en la mano izquierda un lucero para alumbrar el camino:

Lucero grande en el Ávila,
ya viene San Nicolás!
Llévame, madre llévame
hasta Galipán.

Las casas se llenan de luz y a lo largo de las mesas de manteles blanquísimos, juguetean entre los panes dorados los reflejos encendidos del vino: pan y vino en las mesas, como en los tiempos que para siempre duermen en la Biblia, y dulces cantos corales para recibir la visita del Niño Jesús. Los niños duermen y esperan a la puerta de sus sueños la llegada del Niño Jesús. Los ricos han dejado sus cartas donde piden cinematógrafos y bicicletas dentro de los pulidos zapatos de doble suela; los pobres, que pidieron trencitos de hojalata, las dejaron debajo de la capellada rucia de las alpargatas. Y a los otros, más pobres que los pobres, no les traerá nada  el Niño porque ni alpargatas rotas tenían para poner la cartica de pedido.

Esta noche es Noche Buena
porque Jesús va a nacé;
con mis muchachos sin cena,
¿ Quién me va a hacé a mi creé
que esta noche es Noche 
Buena?

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