viernes, 22 de mayo de 2015

Efímera escritura: A la Brevedad Posible

José Gregorio González Márquez

Carlos Yusti
La escritura puede parecer efímera en su existencia cotidiana; pero, no significa que su prevalencia en la historia de la humanidad se pierda sin dejar rastros ni huellas visibles. La temporalidad de la palabra se abraza a la tradición oral, a la memoria colectiva para sobrevivir al paso del tiempo y proyectarse a futuros ciertos o inciertos. El libro, en su diversidad de formatos, guarda el pensamiento afianzando la posibilidad de su permanencia en el devenir histórico. Las páginas se convierten en lugar sagrado, en altar  para preservar la escritura. 
Un libro incita a la curiosidad, rememora  silencios, hilvana sucesos, mantiene la tradición, alegra la vida, juguetea con el humor, precisa de sus letras para alejar incertidumbres. Hojas resueltas a acompañar al hombre en sus ratos de ocio.  Julio Borromé precisa que: “... el libro es ideario de libertad prescindiendo del tiempo, se torna vuelo sublime, promesa inacabada que terminan los pueblos cuando se trata de integración mediante las palabras, los hechos y la acción. El mundo es un archipiélago entre dos mundos, el posible y el imposible” 
Carlos Yusti, escritor y pintor, propone una lectura fragmentada de su obra: cuentos, ensayos y artículos en su libro A la brevedad posible. Yusti asume el juego para que la palabra se diversifique en miles de imágenes. Lúdico y sencillo, se desparrama en infinidad de posibilidades, sorpresivas anunciaciones y razonamientos cargados de ironía. Asimismo, usa sus dibujos para ilustrar desde su visión a escritores reconocidos y que han formado parte de su formación intelectual. 

Sabemos que el libro no es solamente palabras, signos y símbolos alineados para informar o  representar interpretaciones de la realidad. En verdad es un objeto o no-objeto que vincula la escritura con el tiempo y el espacio; que  invoca la vigencia de la palabra y la eterniza para la  sobrevivencia del pensamiento. A la brevedad posible, de Carlos Yusti se mueve entre la ínfima cotidianidad y la imaginación necesaria para sobrellevar lo nuevo, lo arcaico, lo conocido, lo ignoto y un sinfín de discursos propios de nuestro género y que nos acosan cada día.  Ong en su libro Oralidad y Escritura sostiene que: “Aunque las palabras están fundadas en el habla oral, la escritura las encierra tiránicamente para siempre en un campo visual” Afirmación que no desdice del libro como elemento de retención de la palabra sino que impulsa la alegoría y las mutaciones del libro desde el avance tecnológico.
La propuesta de Carlos Yusti va más allá de la simple impresión de un libro en formato tradicional. Los textos que la conforman junto a  su presentación material se desligan del libro conocido para crear un puzzle como el mismo autor informa y que puede ser leído a gusto y disgusto del lector; caja libro que no deja de sorprender cada vez que accedemos a ella pues los artículos, ensayos y microcuentos pregonan un cuerpo de trazos que se vinculan o desvinculan de acuerdo  a la lectura que se haga de ellos. 
No se va de página a página, ni esperamos que la primera línea del libro nos atrape; no nos esforzamos por continuar la lectura sin ánimo. La ociosidad se recrea en la concepción del libro pues quien acceda a él puede comenzar a leer donde le plazca,  consultar su índice o seleccionar un texto al azar. Puede armar una figura o construir un juicio de acuerdo  a sus inquietudes. En fin construir y reconstruir, armar y desarmar. Sin vacilaciones Yusti parte de una escritura fragmentada para recorrer un corpus literario que avecina la presencia de la palabra en su esencia, en su virtud. Se asume da vida en cada palabra, se rememora la odisea del lenguaje, para inquietar los oscuros sentimientos del ser humano. Dice Blachot: El libro no es sólo el libro de las bibliotecas, ese laberinto donde se enrollan en volúmenes todas las combinaciones de las formas, de las palabras y las letras. El libro es el Libro. Para leer, para escribir, siempre ya escrito, siempre ya transitado por la lectura, el libro constituye la condición para toda posibilidad de lectura y de escritura. 
Cartas abiertas, obituarios, microrelatos, ensayos, artículos, figuras para armar, aviones de papel con textos, figuras para abrir y cerrar conforman la tripa o cuerpo del libro. Eso sí, ninguno se conecta o está pegado a otro en sentido estricto. Cada texto funciona de manera independiente aunque haya algún leitmotiv que los une con invisibles filigranas. 
Los microrelatos o cuentos cortos están cargados de ironía, de humor negro. Leemos “En el país de los hombres sin cabeza se piensa demasiado, pero se actúa poco” o este otro texto titulado Para Rohal Dhal: “La mujer asesinó a su marido con una pierna de cordero, pero no pudo comer la evidencia porque es vegetariana practicante. Ahora cumple una condena en una cárcel de Alabama. Se ha hecho famosa por un libro de recetas de cocina”. La presencia del sarcasmo y el humor fino o grueso para cooperar con la estética de los textos atrapa al lector y lo sumergen en finales insólitos o en cierres sorpresivos. Estos textos tienen la particularidad de ser redondos, no sobra ni falta nada, cuestión característica de un buen micro cuento. Variedad de formas y tratamientos para los cuentos cortos desde realistas hasta ficción universal. “En la vieja casa la esquina se escuchan cadenas y susurros por los pasillos. En los cuartos se escucha un llanto callado, lejano y doloroso. Hoy mi familia y yo nos hemos mudado a nuestra nueva casa y seguro seremos felices. También hay otros fantasmas como nosotros. Los primeros días estaremos apretados, pero poco a poco nos iremos acomodando” 
En textos de Papelera, sección, parte o contraparte del libro no-libro, encontramos ensayos y crónicas – crónicos – que abordan temas ligados a la literatura como la telenovela, literatura improbable, los siete orgasmos de Blanca Nieves, monstruos y otros entusiasmos cuyo contenido deshuesa la literatura esa que se diluye en las excentricidades disolutas de unos cuantos y que no deja nada al seso o por lo menos eso parece. Sin ánimo de justificar o condenar esas formas de expresión Carlos Yusti las refiere y revisa para considerar su arraigo como referentes de quienes las leen o las ven como en el caso de la telenovela. Afirma por ejemplo que: la telenovela es un producto bizarro, aunque sus apologistas más conspicuos digan lo contrario”  
En los Siete Orgasmos de Blanca Nieves descarna la visión que se tiene de los cuentos clásicos. La mayoría de cuentos infantiles en realidad no se concibieron para niños sino que resultaron adaptados para ellos. Con una carga sexual bastante grande, estos clásicos se transformaron en “inocentes” relatos para los más pequeños.  Cierra el artículo así: “Quizás Blanca Nieves viva en idílica paz doméstica con su príncipe, pero tiene sueños húmedos y recurrentes con los enanos, o desvelada piensa como sería una aventura de sábanas revueltas con el gigante”  Aunque parezca dísono y hasta grotesco, feminista o traicionero, el pensamiento se fundamenta en una realidad inalterable y que se origina en lo más profundo del alma.
Rememorar permite acercarse con cautela al pasado y remover los escombros de la existencia o seleccionar recuerdos dulce-amargos que marcan el paso inevitable de los años.  Noches paganas de cine, representa el acercamiento a un tiempo ya ido y que el autor disfrutó desde la sencillez que caracteriza a quienes pocas formas de entretenimiento tenían en la infancia y adolescencia. No tan tierna como la película de Giuseppe Tornatore Cinema Paradiso, la imagen que Yusti da del cine reitera las posibilidades que  aun sin palabras,  difunde un largometraje. La sexualidad incipiente que se deleitaba y satisfacía en los viejos cines dedicados al porno junto con la picardía para colarse en las salas supone la atracción y distracción de toda una época. “Íbamos al cine para escaparnos del mierdeo del barrio, para olvidarnos del hambre y de esa música constante de la miseria. Dos horas distintas y que hoy no cambiaría por nada”
A la brevedad posible reconfigura la escritura, juega con las palabras; incorpora la imagen como referente visual, es un libro para liberarlo o liberarse a potestad del lector. No es un texto común, es una caja de resonancia que aturdirá a quien lo lea si no está preparado para asumir la diferencia o lo atrapará y jamás podrá librarse de su influjo porque no encontrará otro tan apasionante. Carlos Yusti experimenta con la palabra, con el dibujo, con la imagen. Busca incorporar un formato diferente al clásico que siempre manejó la impresión de libros. Innova, recrea, usa la complicidad del lector para llevarlo por laberintos insospechados. Lo convoca a seguir la ruta que mejor le parezca; como artesano de la palabra se esmera por dejar pistas que permitan encontrar las puertas que se abren a la escritura en cada recodo de la lengua. Miller, Borges, Monterroso, Ciorán y tantos otros se pasean por sus ensayos y artículos para dejarnos con denuedo sus apreciaciones de la existencia.

Notas bibliográficas
Blanchot, M. (1973)  La ausencia del libro Nietzsche y la escritura fragmentaria. Buenos Aires. Ediciones Caldén.
Borromé, J. (2009) Escritos desde el monasterio. Caracas: Fundación Editorial El perro y la rana.
Ong, W. (2006). Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra. Argentina: Fondo de Cultura Económica.

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