viernes, 11 de noviembre de 2011

Los Paisajes imposibles



José Gregorio González Márquez


La Junta Militar. Débora Arango. (1907-2005)
La poética configura un mapa de certezas donde el escritor plasma su sentido de la vida. Desde el poema surge el grito que apaga los silencios, que desgarra, que denuncia, que compromete. La existencia puede perderse en manos criminales; estar atada por algún tiempo a las dictaduras impuestas por momios de cartón pero jamás claudicará ante el verdadero sentido de la escritura. Un poeta lucha y persevera; expone su pensamiento, deja del lado los miedos para denunciar a quienes intentan asesinar al pueblo. Un poeta es necesariamente un mártir que lleva sobre su espalda el dolor y la agonía que sufren los desamparados, las víctimas de los estados terroristas. Marcelo Seguel Bon poeta chileno no escapa a esta realidad; exiliado en Venezuela por más de veinte años traza en su libro Los Paisajes Imposibles la experiencia vivida en su patria natal. Vivir en carne propia, sufrir los embates de la sangrienta dictadura de Pinochet le indujo a sostener en su poesía la resistencia, la humanidad, el calor de sus hermanos, la denuncia y sobre todo el compromiso revolucionario con su amado pueblo chileno.
Los Paisajes Imposibles conjugan o contraponen dos situaciones políticas. El poeta decide un exilio voluntario y viaja a nuestro país sólo para encontrase con un proceso que se pone en marcha con el estallido social del caracazo. Entonces vive de nuevo el horror de los asesinatos, la persecución política, la tortura y las desapariciones forzosas. Sigue de cerca los acontecimientos que se generaron en los aciagos días de finales de febrero y comienzos de marzo de 1989 y percibe un ambiente cargado de incertidumbre, de represión. Seguel Bon inicia su libro con un fragmento de la ultima alocución dirigida por el compañero presidente Salvador Allende al pueblo Chileno aquel nefasto 11 de septiembre de 1973. A partir de allí reconstruye con imágenes la visión que tiene desde el niño cuando Pinochet asalta la moneda para traicionar a su comandante y alzarse con el poder. En el silencio de la lluvia el poeta nos dice:1.- Largas tardes de verano. Acostumbro a sentarme en esta enorme habitación. Mamá entra con la bandeja de té. La luz se vuelve muy débil. Termino. Me concentro en el ruido que producen las moscas al estrellarse contra el ventanal. A las 8 pm me llama para ver las noticias en el Canal nacional. 3. Música de hormigas fornicando en la oscuridad. Enciendo la radio: Radio Nacional, bando nº 3 “Todo individuo que no respete las órdenes del nuevo gobierno será fusilado en el acto”. 6:30 a.m Miguel se va muy temprano a su trabajo bajo este cielo carbonizado. Tacos Azules de miedo”
En los laberintos del olvido, José Marcelo rinde homenaje a los muertos y desaparecidos en los días del caracazo. Presiente en sus poemas la esperanza de justicia y el castigo a los culpables. Recuerda entre tantos asesinados al poeta y pintor Crisanto Mederos. Desde el abismo te llamo (los desaparecidos del 89) nos dice: De ángel o demonio son los pecadores cielos del adiós. Dice; como una mancha, las queridas flores de La Peste y lágrima final. Loa nomeolvides y la cal borró a los N.I. Como pescados violentos dentro de un caleidoscopio. Ha muerto el Ávila y entre fotografías de parques abandonados y miradas perdidas vino la lluvia y el viento a borrar el valle. Te logré ver en la penumbra antes de irte, ¿Dónde estás?
No dudamos que José Marcelo Seguel Bon alimenta su poesía con la rebeldía, con la posición cotidiana de un poeta incapaz de callar los sufrimientos de un pueblo, con el sentido de la denuncia, con la expresión del hombre que no se doblega ante las adversidades.




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